Biblioteca Felipe González Marquez

Mi biblioteca por excelencia.
El motivo de las 4* es por lo bien acondicionadas que están las salas, la luminosidad, la ubicación y la poca afluencia, y por tanto silencio sepulcral que hay.
El wifi llega bien y funciona rápido (imprescindible para mi) y existen enchufes en la mayoría de las mesas.
¿Por qué no le doy la estrella restante?
Por motivos de falta de personal, aún (después de 4 años de inauguración) no está abierto el acceso desde el rio, no llegan las máquinas de café o no abren fines de semana. Detalles prescindibles pero que la harían perfecta para estudiar.

Como estudiante que se ha pateado casi todos los rincones donde uno se puede sentar a estudiar, esta biblioteca es sin duda para mi la mejor que hay ahora mismo en Sevilla. Eso sí, recalco el para mi, pues yo soy de esos que de forma espartana, llevan sus apuntes y su avituallamiento (comida + bebida) se sientan y no se levanta más que para un pequeño descanso.
El ambiente es de silencio sepulcral, la poca gente que he visto es respetuosa con la biblioteca y con los demás y el baño siempre que he ido ha estado limpio y sin ningún problema. La luz natural es espectacular pues las paredes son todas de cristal, y si te agobias no tienes más que levantar la cabeza del libro para mirar al río, o incluso salir y en cinco minutos plantarte a orillas del río a dar un paseo de descanso.
Siempre voy en bicicleta a todos sitios, y si es cierto que estaría mejor que el aparcamiento de bicis no estuviera a pie de calle si no abajo al nivel de la biblioteca, algo que desvíe la atención, pero bueno para mi no es un un inconveniente, si alguien roba mi bicicleta sólo conseguiría su peso en chatarra.
En definitiva más que recomendable, animo a la gente tanto de la comunidad universitaria como no a que la frecuente ya que este edificio seguirá vivo si lo seguimos usando los sevillanos y lo damos a conocer, ya estuvo cerrada un tiempo y la verdad sería una pena que esto volviera a suceder.

Mas que recomendada
Se ve que algún arquitecto se quedó con las ganas de estudiar a la vera del Guadalquivir, que no es raro con semejante clima y semejante luz, y se le ocurrió ¿por qué no? Intentar usar un espacio por la zona para poner una biblioteca llena de cristaleras.
No solo es bonita, es tremendamente útil: Mesas infinitas, al lado de paredes inexistentes (ventanales y mas ventanales con alguna cortinilla por si quieres rebajar tanta luz), zonas delimitadas (se agradece cuando empieza a llegar gente, al quedar distribuidos y en zonas aisladas, hay menos ruido aún), enchufes (*gritito de felicidad*)…Y encima casi nunca se llena (sentarse con una media de 2 asientos libres a cada lado y poder desparramar medianamente los apuntes se agradece), seguramente porque hasta hace poco su horario ha sido bastante irregular, pero parece que han adelantado los propósitos de año nuevo, y no solo están abriendo regularmente, sino que hasta el 15 de septiembre abren de 9.00 a 21.00 de lunes a viernes sin interrupción, sábado con un parón entre las 14.00 — 16.00 y domingo sólo por la mañana (tanto estudiante desamparado visto el éxodo hacia los bunkers, les ha tocado la patata, y han puesto horarios coquetos… Ojalá que duren).
¿Qué mas se puede pedir? Que suban la calefacción, 20 grados pueden parecer maravillosos en verano, pero a la larga te mandan a Invernalia, aunque de todas formas tienen otra zona (si, hay espacio pero mas que de sobra) donde suelen dejar las puertas abiertas para que corra el fresquito natural y se está de lujo.
Ya estáis tardando

Esta biblioteca con nombre de presidente sevillano del gobierno es una delicia para venirse a estudiar. Si de por sí una biblioteca donde el wifi universitario «eduroam» se pilla bien y con fluidez o donde suele haber hueco hasta en temporada alta de hincar los codos es ya gloria bendita, que tenga esas vistas hacia el cartujano Guadalquivir (al que esta ciudad tanto dio la espalda) lo convierte por si mismo en uno de mis lugares preferidos para parar cuando hay que estudiar, siempre que tengo ocasión de pasar por aquí.
El lugar además es accesible en bicicleta (a pie de carril bici, aunque se agradecerían aparcamientos más resguardados) y hace no demasiado ha estrenado servicio de préstamo de libros, pues fue inaugurada simplemente como sala de estudio. Como punto criticable, que cierre al mediodía (los estudiantes no suelen tener horario fijo…) o que no abra los sábados.

#LunesDeReseña
_​me gusta ir cambiando de lugar de estudio cada poco tiempo, y es por ello que me he recorrido muchas bibliotecas y salas de estudio de la ciudad. La Biblioteca Felipe González era, a priori, de las que pensaba que más me iban a gustar de la ciudad, por ser un edificio magnífico, muy moderno, una obra muy estudiada, relacionándose con todos los elementos del entorno. Un gran volumen que salva la diferencia de nivel entre el acceso desde la Calle Torneo y el acceso al paseo Juan Carlos I, separándose del posible lindero para aprovechar la máxima entrada de luz.
Accedí al edificio por la entrada de la Calle Torneo, ya que el otro acceso aún permanece cerrado (creo que nunca ha llegado a estar abierto) y al entrar percibes los diferentes materiales usados en su construcción (hormigón, madera, vidrio) en su estado más puro, jugando con la combinación de los mismos y creando grandes espacios muy permeables. Se accede a la recepción, que es una zona muy amplia y acogedora, pero solitaria. En esta planta encontramos dos grandes salas de estudio, con grandes ventanales y altos techos. Aquí me quedé a estudiar, sobre mobiliario completamente nuevo, con amplias mesas, que ya traen incorporados enchufes para portátiles y móbiles, y sillas muy cómodas. Pero la sensación que tuve fue de espacio poco acogedor, prácticamente vacío, donde tan amplias salas hacen sentirte pequeñita. En comparación con otras bibliotecas de la ciudad no creo que sea un lugar que ayude a la concentración.
A la planta baja se desciende a través de una gran escalera situada en la recepción, justo al lado de unos volúmenes redondos de madera que contienen los núcleos húmedos. En este nuevo nivel encontramos los libros, muchos menos de los que se pretendían adquirir, por lo tanto puede llegarse a la conclusión de que es una Biblioteca que iba a ser importante pero que se quedó en el proceso. Además sus reducidos horarios (de 9’30 a 14’30 de lunes a viernes) y el cierre de la misma durante todos los periodos vacacionales demuestra su poca afluencia e invita casi al abandono.
Por lo tanto, creo que es un buen edificio, pero no una buena biblioteca, aún teniendo unas vistas envidiables al Guadalquivir, y de ahí mis solo 3 estrellas.

Pese a la polémica a la que se vio envuelta, para mí es quizás la mejor biblioteca pública de la ciudad. Pese a lo cual, haré unas cuantas críticas para acabar con las cosas a favor de este lugar destinado a el aprendizaje.
Abrió sus puertas en Marzo de este año, y lo hizo a prisas y corriendo (las elecciones se acercaban) y de aquella manera (en otras palabras mal).
Sin préstamos (lo que más bien la convierte en sala de estudio), sin una mísera fuente (para los que pasan allí horas y horas es algo fundamental), sin ninguna máquina de chocolatinas o refrescos, sin aparcamiento de bicis (cuando el 90% de los asiduos utilizan este medio de locomoción), y con un horario muy reducido, de 8 a 14.30, pero que ya han ampliado. Quizás puedan parecer carencias no importantes, pero creedme, si que lo son.
El tema candente del asunto sin embargo fue el nombre, que como era de esperar causó un absoluto revuelo entre los sectores de la derecha sevillana. Llegaron a decir en prensa que «si buscan otro nombre menos adecuado no lo encuentran». La oposición y Zoido a la cabeza se quejaron de la elección por activa y por pasiva, y no me parecería raro que procedieran a cambiarlo ahora que están en el poder.
Pero sin duda me quedo con los aspectos positivos de este lugar. Un edificio magnífico, con unos medios, equipamientos y mobiliario muy adecuados, pero sobre todo útiles y cómodos.
La zona de estudio está dividida en cuatro salas, tres de ellas más pequeñas y una grande. Lo mejor sin duda es la gran cantidad de luz que entra. Por lo general las bibliotecas abusan de la luz artificial, cosa que veo del todo absurda. Grandes ventanales dejan pasar una gran cantidad de luz (de la que tenemos mucha y durante mucho tiempo en Sevilla). Las vistas hacia el río son espectaculares, de verdad es un gusto estudiar de frente a este paisaje. Sevilla empieza a vivir, y ahora sí, de cara al Guadalquivir. Darle la espalda ya es cosa del pasado.
Si uno no tiene nada que estudiar, coged un libro, y pasaos a leer un rato.
Yo soy de las que piensa que en pocos sitios se está mejor que en una biblioteca, sobre todo en verano. Tiene aire acondicionado (mi casa no), nadie te molesta (en mi casa sí), hay silencio absoluto, tienes wifi gratis y a muy alta velocidad, y por último una mesas y sillas más que cómodas (las mías son un horror).
pd: ¡no abre los fines de semana! ¿es esta la excusa perfecta para los que no quieren estudiar???