Cafetería Marbella

Significativamente conocida esta cafeteria por todo el colectivo estudiantil de la ciudad de Sevilla.
Todo el mundo que estudia en la parte de Viapol o alguna vez a estado por allí, no debe perderse la oportunidad de tomarse una cerveza en esta cafetería, unos minutillos de relax que hace que el estrés de tus exámenes se queden en las aulas y solo pienses en reírte con tus amigos y contar anécdotas sin parar.
Yéndome ahora a un terreno más puramente objetivo. Puede ser ampliamente criticado por su cerveza de baja calidad servida en un vaso de plástico de gran tamaño. Lo cual hace que debamos ser auténticos expertos en beber cerveza a gran velocidad, o ésta se pondrá calentita calentita, y más aún estando en Sevilla
Añadir que tampoco nos encontramos con una comida de un restaurante de 5 tenedores (ni de 4, ni de 3, ni de 2) pero con unos platos simples y baratos, hacen que más de un estudiante salga del paso a la hora de comer, se alimente y seguir currando.
Sin embargo, lo que nadie nos va a quitar de este sitio es su idílica localización, situdada en un alargado esquina de generosas dimensiones, lo que le hace tener una terraza con unas 50 mesas (no exagero para nada), y no me digan ni cómo ni porqué (aunque lo estoy intentado explicar) siempre está a rebozar.
Tal vez no tenga la mejor cerveza de la ciudad, ni la mejor calidad de comida. Pero su precio acorde con el bolsillo de un estudiante y su ambiente de juventud hace de esta cafetería una de las más transitadas de Sevilla, por lo que sin duda se tiene que llevar mi aprobado, aunque justillo.

No es el lugar más perfecto y bello que hayas visto nunca, pero si quieres sentirte estudiante por un rato, o recordar aquellos viejos tiempo de carpeta en mano y cerveza en la otra… ¡es el lugar perfecto!
Yo cada cierto tiempo vuelvo por aquí, y aunque no lo hago para comer, si es ideal para un refrigerio y algo de picoteo. También los desayunos son recomendables. Para comer puedes tomar hamburguesas, serranitos, sandwichs, bocadillos… y sobre todo cerveza y tinto fresquito. Aunque la comida no es extremadamente deliciosa ni creativa, es de calidad y buen precio.
A la hora del almuerzo está siempre lleno de gente, también por las noches y cuando hay partido. Lo que más se llena es la terraza, porque el interior es pequeño, no tiene muchas mesas, así que encontrar una mesa libre se puede convertir en una aventura.
Lo peor de todo es el servicio, o mejor dicho inexistente, porque tienes que levantarte tú a pedir a la barra, y después te llaman (con un grito) para que vayas tú mismo a por tu consumición. Aún así «el Marbella» es famoso, así que deberías conocerlo ;)

Ni fu ni fa! Es el tipico bar de comida rapida para jóvenes que se centra en lo clásico: hamburguesas, sandwiches, bocadillos, etc. Esta bien para ir, comer mucho y a un precio asequible, 6 euros mas o menos. Lo recomiendo si no sabes donde ir por la zona, pero si sabes de otro sitio ve.

Establecimiento enclavado en una zona prominentemente universitaria, muy dirigida a este sector de la población, al que le encanta echar el rato en la terraza del local, donde no es extraño ver a bastante gente echando el rato.
Poner de comer, pero muchos van simplemente por la cerveza y el tinto barato, lo cual hace que su horario de actividad no sea simplemente el de las horas de las comidas. Cuando he tomado algo allí, ha sido un serranito que no estaba mal, aunque no es destacable tampoco. La carta es amplia, con cosas para salir del paso sin romperse mucho la cabeza. En este sentido, le gana a los otros locales-​cafetería que hay cerca del lugar, aunque el interior es bastante más pequeño y eso hace que se pueda ver resentido en invierno. El servicio no es el mejor del mundo, ya que el sistema escogido es esperar en la barra para pedir y levantarse para recoger el pedido en otra barra que tienen. Eso sí, permiten poner la comida para llevar.

Cafetería Marbella es sinónimo de ambiente universitario, precio y calidad conforme a lo que buscan en su mayoría el público que rodea la zona: Barato, comida que llene y zona al aire libre para pasar el rato con los amigos/​compañeros.
La hora de comer, la tarde-​noche y los días de partido, es cuando más lleno está y no me sorprende, el lugar en el que se encuentra (y mítico entre distintas generaciones de estudiantes) y el mejor para poder quedar para descansar de «tanto estudiar».
La comida es variada, tapas, raciones, bocadillos, patatas, platos combinados…, que pueden servir en un momento determinado o si quieres algo puntual, de todas formas también dependerá en gran medida del tiempo, algo muy importante si quieres pasar mucho tiempo o irte rápido.
Dentro tiene pocas mesas y fuera del establecimiento es la zona más amplia para coger mesa. La comida no es muy abundante pero por el precio que ofrecen los platos está bien. Normalmente tardan poco en servirte la comida pero depende del día, en el tema de servir bebidas no hay problema si no te encuentras con bastante gente al mismo tiempo.
En general la Cafetería Marbella está «OK», y si vas con un grupo grande de amigos es una buena opción.

Una cerveza por la zona de viapol? El MARBELLA es el sitio!
Cerveza barata, en vaso de plástico, muchas mesas al aire libre y ambiente universitario…
Muy animado los días que ponen fútbol
De la comida poco o nada que decir.

#LunesDeReseña en @YelpSevilla
Un bar tradicionalmente universitario, no aspira a nada más ni a nada menos. Enclavado en una zona privilegiada desde la perspectiva comercial. Monta un bar entre dos facultades y pon cervecita y tinto de verano a un precio razonable, y haz las cuentas a final de mes. Y yo encantado.
La verdad es que no le he dado otro uso que el de tapear o tomar una cerveza con los amigos, y en este sentido cumple perfectamente. El ambiente hace el 50% del trabajo, es un gustazo llegar a las 13:00 un día de solecito y ver las mesas llenas de estudiantes. Las tapas no tienen otra pretensión que la de acompañar a la cerveza, yo si quiero ir a comer o cenar, me voy al kebab que está al lado, o me muevo un poco para tomar tapas de más cuidada calidad.
Se pide en barra y se recoge ahí o en la ventanita que da a las mesas en la calle, y a veces es un verdadero engorro pedir. Pero dicen que la paciencia es la madre de las ciencias.
De precio es un estándar, tirando a baratito, pero no es una ganga, para cervecitas más baratas hay otros sitios por los que buscar. Aquí estás pagando por el ambientito.

Últimamente la frecuento demasiado porque es el punto de encuentro de varios grupos de amigos. No está mal si lo que quieres es tomar una cerveza barata y que te sacie la sed pero tampoco se le puede pedir mucho más a este establecimiento.

Antes que nada, quiero aclarar que no he ido a este bar en mis años de universidad sino después, por lo que probablemente me he perdido el encanto que dicen que tiene. De todos modos, cuando he ido a tomar algo no he tenido especial problema, mi gran problema con el Marbella se debe a las veces que he intentado comer allí.
El local vacío, quizá con una mesa de dos personas, y los camareros mano sobre mano. Llegamos un grupo de unas 10 personas y pedimos en la barra, ya que es autoservicio. Las dos o tres primeras tapas no tardaron mucho en salir, pero de estas a la siguiente remesa pudieron pasar sin exagerar un par de horas. Con lo que parte del grupo comió sus tapas medio frías después de esperar un tiempo prudencial por si salían las demás y el resto tuvo que esperar este interminable tiempo. A una de mis acompañantes no le gusta la carne, solo tolera el pollo, por lo que pidió unas lagrimitas… que resultaron ser de cerdo. Todo lo que podía salir mal, salió mal ese día, pero no era la primera vez que, sin demasiados clientes, la cocina se retrasaba durante horas.
Aparte, la comida no es más que «pasable».

Un clásico de los que vamos de las facultades de la zona de Viapol, donde se puede uno «escaquear» y pedirse su refresco en los veladores de la puerta o dentro del recinto en sí.
Consta también de una pequeña carta de platos, de los cuales sólo he probado la hamburguesa y no dista mucho de las demás que puedes pillar en bares, aunque a diferencia de 2 bares que he ido (La Tata y Génova), ésta hamburguesa sí era de tamaño más grande y aceptable.
Por lo demás lo típico de estos bares, para pasar el rato.

Poca gente debe haber en Sevilla que no haya ido en el Marbella. Del entorno universitario, creo que nadie. Es de esos sitios de referencia, cuando quedas para ir a una botellona universitaria, para tomarte algo el viernes después de clase… Es el centro no oficial de la vida universitaria sevillana. Y nunca he entendido el motivo porque es un bar normal y corriente pero con una terraza enorme. No sabría decir cuántos veladores tiene pero perfectamente podrían ser 50. Justo al lado hay un barecillo en el que se come genial muy bien de precio pero la gente sigue prefiriendo el Marbella.
No obstante desde que me alejé de ese mundillo no voy mucho porque lo asocio a un momento muy triste, el 11M. Me había pasado toda la mañana pegada a la televisión y colgada al teléfono intentando localizar a mis amigos madrileños. Lo había conseguido con todos incluido Pancho, que iba en un tren que salió justo antes que uno de los que fueron atacados. El pobre estaba medio en estado de shock porque les habían hecho bajar del tren y había pasado por toda aquella escena. En fin, el caso es que ese día me tocaba trabajar y como llegué con tiempo al trabajo me paré con unas compañeras en el Marbella antes de entrar. No estábamos en los veladores sino dentro porque queríamos ver por la tele qué pasaba. Fue impresionante porque el bar estaba atestado de universitarios pero no se oía ni una mosca. Todos mirábamos absortos la tele aunque nada más que repetían las mismas noticias e imágenes una y otra vez. Mirabas alrededor y veías caer lágrimas por las mejillas de algunos, otros aparentando mirar distraídos. Únicamente se escuchaban algunas conversaciones de móvil, todas empezaban igual «¿estás bien?».
Si, estas cosas te reconcilian con la especie humana pero ojalá nunca hubiera tenido que compartir con todos aquellos chicos esa escena. Como anécdota os contaré que llegamos al trabajo hundidas y como éramos teleoperadoras de venta pedimos permiso a nuestros jefes para ir a la manifestación alegando que no era día para vender nada a nadie. Accedieron y nos dejaron recuperar las horas de la jornada como quisiéramos. Y menos mal porque no era día para nada más.

–Hemos quedado en el Marbella.
-¿Dónde?
–En el Marbella.
–No sé lo que es…
-¡¿Cómo?! –oigo como comenta con un colega al otro lado del telefono– Flipa, Joaquín no sabe que es el Marbella.
–Es que…
–Es que nada, no tienes excusa, ¿y tú eres universitario sevillano? La madre que te trajo. A ver, ¿la facultad de económicas?
–Si.
–Enfrente. De hecho, es más la cafeteríaa de económicas que la propia de económicas. ¿Te has quedado con la copla?
–Si.
–Pues ya estás tardando.
15 minutos después, las 9 y media de la noche de un martes.
–Pero qué…
-¡Mira, ahi está Joaquín! ¡Ven!
-¿Esto qué es tio? Que de gente, ¿no? Pero… si casi beben en la calle, de pie, en casi cualquier sitio…
–ja, ja, ja Ains, que todavía no me has salido del huevo. Anda vamos a pedirte algo.
Una hora después y 4 euros menos.
–Se te ve contentito Joaquín.
–Pues anda que tú…
–Pero llevo más tiempo aquí que tú, es normal que este algo más animado…
–Me he gastado 4 euros pero no se cuantas cervezas llevo.
–ja, ja, ja ¿gorroneándome?
–ja, ja, ja no, pero si te invitas tampoco te voy a decir que no… esto es barato, con razón está tan a tope…
–Si si, no te estaba escuchando, ¿has visto la rubia que ha pasado?
Fin de la historia antes de que se me vaya de las manos y cuente como la rubia le dio calabazas a mi amigo. Uy… fue un accidente…

No te asustes al llegar, no estás en una botellona universitaria, aunque casi podría parecerlo. Aquí se congrega el ciento y la madre de estudiantes y es que alrededor se sitúan varias universidades e institutos. Y si a eso le sumas el ofertón de caña y tinto a un euro, imagínate. Con sus veinticinco mesas fuera y sus siete mesas dentro, problemas de sitio no suele haber; siempre que no vayas a las horas clímax de la noche (a partir de las 21.00 horas).
Esta cafetería que prácticamente está todo el día abierta, se convierte en una buen lugar de desayunos económicos. El café y la tostada te puede salir a dos euros. Al llegar la hora de comer, puedes optar por las tapas que también suelen rondar los dos euros. En cuanto a la cena igualmente tendrás platos rápidos, de los que no desgarran el bolsillo. Y si sólo quieres pegarte un homenaje de cerveza o tinto, vete acomodando porque te vas a hartar.
El personal es muy salao, aunque normalmente tienes tú que ir a pedir en la barra. Algo que no está mal, teniendo en cuenta que a la tercera ronda tendrás una alegría en el cuerpo interesante y quizás el paseito te despeje la mente.
Personalmente cuando me dejo caer por la Cafetería Marbella me retrotraigo a mi época universitaria y empiezo a «descumplir» años. Por esa lógica, la cuestión es: ¿si voy mucho volveré a ser una niña otra vez?