El Pollo

Ayer mismo pasé por este establecimiento, y se ha apoderado de él la maldición que parece apoderarse de la mayoría de establecimientos de esta calle. No sé que problemas tienen los locales de esta calle, que cuando ya los conoces por su nombre. te sorprenden y lo cambian! Ahora es «El pollo», y sigue siendo igual que antes, con sus mismas tapas y su misma camarera con uñas largas!

Este, en concreto, es El Pollazo 2.
Guardaré para siempre el recuerdo de la noche en que lo descubrí… estaba con dos colegas que vinieron a casa a recoger unas cosas después de haber estado el día anterior de fiesta. Los tres medio resacositos todavía (y eso que era ya la hora de cenar). Nos fuimos a tomar una cerveza y dijimos… bueno, vamos a comer algo… «yo no tengo mucho apetito», «yo tampoco», «bueno, pues una tapita», «venga, una tapa».
Camino de otro sitio, me encontré otro colega que preguntó a dónde íbamos y me dijo: «no hombre, id al pollazo». Yo, que mira si habré pasado miles de veces por la puerta y no me había sentado nunca allí.
Así lo hicimos. Empezamos a mirar la carta y a reirnos un poco de los cartelones de los serranitos medidos en centímetros (en fin, con el nombre del local dan lugar a bastantes chistes malos…). Estábamos ya casi decididos con las tapas, una cosa normalita, de toda la vida, solomillo al roque, al whisky, albóndigas… cuando nos dio el olorcito de los pollos asados. Nos miramos y hablamos telepáticamente como en las series.
Cuando esa muchacha (muy simpática por cierto, aunque con uñas de esas medio postizas poco higiénicas para su trabajo) apareció con esa pedazo de bandeja de barro, toda llena de trozos de pollo… y de patatas… y de salsa… la boca agua se me hace todavía cada vez que me acuerdo… ¡Buenísimo!
Mira que teníamos poco apetito… pues nos comimos el pollo enterito entre los tres. Así que, si estás por la zona y te pilla con hambruna, es una buenísima opción que recomiendo encarecidamente porque, encima de buena, la opción sale bastante baratita. ¿Qué más se puede pedir?

Este sitio es la P**la. Lo siento tenía que hacer el chiste. Lo conocí a través de una foto que circuló por Facebook, cuando me enteré que estaba muy cerca de casa de una amiga decidí ir a echarle un vistazo. Entré, cogí la publicidad del buzoneo y tiré para casa de mi amiga.
La carta no tiene nada destacable salvo los serranitos gigantes de 34 cm. Yo que soy amante de los serranitos ya había decidido cual sería mi comida, aunque aún faltaban algunas horas.
Echamos el mediodía viendo series y cuando nos entró el hambre le dije «¡Tu lo que necesitas es un Pollazo!». Acto seguido y antes de que me metiera una piña, saqué la publicidad y ella pilló el chiste. (menos mal).
Nos pedimos un serranito enorme y unas papas. Para mi mitad pedí que le echaran mojo picón, que así está mas bueno. Nunca más volví pero aún sonrío cuando paso por la puerta o por el otro que tienen en Pino Montaño.