No os voy a engañar: el Tranvi es lo que vulgarmente se conoce como un bar de viejos, a pesar de que también cuenta con gente joven entre sus parroquianos. Aparte de Cruzcampo, refrescos y cognac no encontrarás más bebidas. Con suerte te pondrán un vaso de agua –del grifo-. Y su cocina sé reduce al plato de cacahuetes saludos o a aceitunas para los vip. Y a pesar de todo esto le doy cinco estrellas. ¿Por qué? Porque es un local auténtico de ésos que no deberían perderse nunca: son parte de nuestra esencia más pura. Nos guste o no.