Los Botellines

De los mejores sitios para disfrutar de una cerveza, refresco o similar acompañado de algun snack tranquilamente en un sitio centrico y transitado. No es facil coger sitio en dias u horas claves.

Desde tiempos inmemoriales este lugar ha sido punto de reunión e inicio de las noches del finde.
Adquirir tu Llin por 50cts y disfrutarlo al aire libre es un buen comienzo para iniciar la singladura fiestera. Lo suyo es echar un par de rondas o más, «pa ir haciendo cuerpo».
Tambien es muy concurrido para finalizar la jornada entre semana. Llegas, te metes un par de ellos con buena compañía, frikeas un poco o comentas el día y «pa casita».
Los banquitos de alrededor son un buen asiento para aposentar las posaderas y disfrutar del fresco de la noche.
A mediodía, los fines de semana, el lugar se encuentra poblado por pijipis y modernitos y grupos que han quedado a comer o comienzan la juerga de una despedida de solter@.

Botellines Cruzcampo a 0,50 € muy fríos, en una plaza amplia con algunos bancos y en los que se suele reunir mucha gente joven buscando estos botellines helados. ¿Dónde está la trampa? En ningún lado!!!
En esta plaza hay un quiosco donde los venden y donde tiene un gran surtido de todo tipo de patatas y paquetitos de diferentes tamaños. Para acompañar también tiene chucherías, tarrinitas de chochitos (altramuces), aceitunas y paquetito preparados de cacahuetes salados a 0,50 €, 0,60 € y 0,50 € respectivamente.
Lugar ideal para pasar una tarde entre colegas tomando unas cervezas bien frías en una bonita plaza de Sevilla.

Si hablas de botellines en Sevilla este es el lugar, una plaza donde reunirte con amigos a tomarte unos botellines muy fríos por solo 0,50 €, pero no solo tiene los botellines a buen precio, también tiene tinto, chochitos, cacahuetes, una pataita al olivo y todo tipo de patatas y chucherías para estar con tus amigos y pasar un buen rato. El dueño un artista, el señor Joaquin, os recomiendo la plaza de los botellines.

Un colmadito pequeño que te da lo que te ofrece, botellín helado barato cuando más lo necesitas. Joaquín el dueño es encantador y además en Semana Santa pone bocatas a buen precio y muy ricos. Además, para los que vivimos cerca, es un auténtico desavio que te sala la vida cuando necesitas leche, pan o huevos. Sin duda un lugar al que espero seguir siendo asidua muchos años.

Graaan plaza ¿hay algo más simple y más bueno que pasarse un rato con los amigos en una plaza tomando algo y charlando? Pues eso es la plaza de los botellines.
Compras los botellines, los refrescos, las cositas de picar a un precio buenísimo en la tienda de toda la vida (se ve fácil) y hablas con tu gente, que apetece más bebida o más picoteo, se va a comprar en un momento, además ya hemos aplicado una gran tecnología, las basuras repartidas por toda la plaza, para que no quede todo guarrísimo, que está muy feo no tirar las cosas a la papelera.
Es lo que hacíamos de pequeños de pegarnos hasta las tantas de la madrugada con los amigos en el banco de algún sitio, pero ahora con más años y a otras horas, pero con los mismos buenos precios de cuando eramos chicos y con conversaciones distintas, y a veces, me parece a mi, que iguales que las de cuando eramos pequeños, tampoco cambiamos tanto ;P

Sitio con encanto para tomarte la primera (y segunda… y tercera…) cerveza de camino al centro.
Situado en la Plaza de San Juan de la Palma, en una plaza muy bien cuidada con parque infantil para los niños, se encuentra un quiosco donde poder adquirir nuestro botellín frío de Cruzcampo y disfrutar de él en una plaza con encanto, y más ahora que se está estupendamente en la calle con el solecito en la cara

Los Botellines, situado en la homónima «Plaza de los Botellines», es decir, San Juan de Palma (yo soy de la mitad de los sevillanos que conocemos nuestra ciudad haciendo referencia a los nombres de los bares, la otra mitad tiene un mapa mental cuyas referencias son las iglesias y las hermandades) es un clásico para la dicharachera juventud a la hora de acudir a misa (léase, tomarse una cerveza).
Y es que a la llamada de esos botellines tirados de precio llevan ya un tiempo acudiendo muchos chavales para aliviar la garganta seca que produce las temperaturas que disfrutamos, o sufrimos, en mi querida y odiada al mismo tiempo Sevilla
Ésta populosa actividad, que en otros tiempos apenas encontraba resistencia, de unos años a esta parte se ha topado con la presión ejercida por nuestras efectivas fuerzas de seguridad animadas por la protesta vecinal. Y aunque dicha presión ha aminorado la asistencia a plazas como ésta, sigue habiendo muchos aventureros jóvenes que se atreven a tomarse una cerveza sin hacerlo, como Dios manda, en una terraza de un bar.

La Plaza de San Juan de la Palma es un lugar encantador. En ella confluyen varias calles, entre ellas Regina y Feria siendo éstas dos calles de paso importantes. Al fondo de la plaza la bonita iglesia mudéjar de San Juan Bautista. Pero comúnmente se la conoce como la Iglesia de San Juan de la Palma, sobrenombre debido a una leyenda popular.
La plaza era el antiguo cementerio de la parroquia y en el centro había una palmera. Un hereje de la época lanzó una «blasfemia» contra la virgen delante de esta palmera y curiosamente un anciano lo escuchó y fue a denunciarlo al tribunal de la Inquisición. El hereje lo negó todo y acudieron a buscar al anciano. Se encontraron con su nieto y este les dijo que su abuelo llevaba muchos años muerto y enterrado en el cementerio. El hecho se calificó como milagroso. Me hace gracia pensar en el anciano «walking dead» cotilla y chivato…
Me encantan las placitas del centro histórico de Sevilla. La típica plaza sevillana tiene el suelo enlosado, bancos, algunos árboles… y la terraza de un bar.
En este caso la plaza tiene algo más. Un negocio inclasificable. Un híbrido entre tienda de chuches, «desavío» y cervecería.
Digo cervecería porque dudo que encuentres en toda Sevilla un botellín más barato y más frío que en la tienda de Joaquín. Y si lo encuentras te lo pago yo. Joaquín los cobra a 50 centimos.
Es el lugar ideal para comenzar la noche o el medio día. Unos cuantos botellines, un paquetito de frutos secos y si vas con niños una buena noticia: hay en la plaza un parque infantil y además es bastante espaciosa como para que puedan jugar y correr sin peligro.
Si se te abre el apetito y no te quieres desplazar, en el mismo lugar está el bar de la Plazoleta donde puedes tapear lo habitual y a un precio normal.

«San Joaquín bendito, patrón de los botellines fresquitos». Así rezaba un cartel que un grupo de habituales le colocaron en la tienda al bueno de Joaquín, toda una personalidad en el barrio. Sin duda que este señor es santo, santo de la devoción de muchos jovenes que acuden a este maravilloso rincón sevillano a pasar un buen rato cualquier noche del año.
San Juan de la Palma es una plaza muy ligada a mi vida. De pequeño, tras salir los viernes de mi cercano cole, iba a jugar a ella a la pelota junto a un grupo de amigos. Recuerdo que le guardaba un especial cariño por tres cosas: el que fuera nuestro «campo» de fútbol, el que de la iglesia que alberga saliera la Amargura y el que allí viviera una niña de clase que me hacía tilín.
Pasaron los años y el cariño quedó reducido a lo cofrade, pero alguien me descubrió la tienda de Joaquín –que no sé si existiría en mis años infantiles, desde luego no era tan famosa– y allá que me pasé muchas noches de verano dándole a la Cruzcampo helada. Últimamente voy bastante menos, pero de vez en cuando sigo haciéndolo (hay costumbres que no se pueden perder).
Lo que más me gustó siempre de esta tienda de barrio es la curiosa mescolanza de personajes que provoca. Allí convive el parroquiano amigo del dueño con el que acude por vez primera, el que va por un paquete de patatas con el que lleva todo el día enredado, el perroflauta con el niño pijo… Todos unidos al frescor del botellín a cincuenta céntimos.

Es harto difícil encasillar este lugar dentro de los tipos de negocio tradicionales.
Joaquín, el dueño de este local, pasará a la historia sin duda, por ser el «tío de los botellines».
Se trata de una pseudo tienda de chuches-​ultramarino-​bollería-​panadería, cuyo valor recae en el hecho de vender a 0‘50 cnts los botellines de cruzcampo más fríos de la ciudad.
Situado en la misma Plaza de San Juan de la Palma, varias son las características que han hecho posible que este lugar se convirtiera en uno de los más famosos del centro de Sevilla (con permiso claro está de su Ilustrísima vecina, LA DUQUESA DE ALBA). Algunas de estas cosas son:
— vender los botellines al precio más barato de la ciudad (lo que hace que te pidas uno tras otro).
— a una temperatura más que óptima (lo que hace que te lo bebas a la velocidad del rayo).
— estar en una plaza muy agradable (lo que hace que te sientas como en tu casa).
— tener un ambientazo (lo que hace que no te vayas hasta las mil, antes incluso hasta las 00.00 horas).
Es cierto que de unos años a trás a hoy ha cambiado bastante, un cambio consecuencia directa del acoso policial al que se ha sido sometido, tanto el negocio, como a los asiduos (he aquí una de las afectadas). Se ha hecho todo lo posible por acabar con este sitio, tales como prohibir la venta de los botellines abiertos, obligarlo a darlos en una bolsa, cerrar a las 21.45 horas, ponerle un parque para niños que ocupa toda la plaza (y que prohíbe por orden municipal beber alcohol a menos de no sé cuantos metro a la redonda), y redadas continuas de la policía. ¡Pero ahí que sigue!
El dueño, sevillista hasta las trancas, ha puesto todo lo que estaba de su parte para sobrevivir junto a su negocio, y se a adaptado a todas las restricciones. Además, y esto sin que nadie le obligaba y desde siempre, coloca numerosas papeleras en la plaza para que la gente no dejara los botellines tirados, y las recogía al cerrar. Hubo tiempos en los que, y sin exagerar, no se cabía en la plaza. Y lo mejor, no hacía falta quedar con nadie, pasabas por allí y siempre había alguien conocido (¿no es esto una maravilla?).
Por todo esto, y muchas cosas más es un lugar referencia.
pd. los botellines, que por imposición policial ha de vender cerrados, pueden ser abiertos cómodamente con los respaldos de los bancos. La boca de los botellines enganchan perfectamente en los agujeritos del banco. Fácil y rápido.