Piola

Uno de los primeros locales que encuentras en la Alameda de Hércules según entras desde Relator es el Piola. Se trata de un local más bien mediano pero con una terraza amplia y agradable. Uno de sus principales reclamos es que sirven desayunos hasta aproximadamente las 14:00 …y sus croisants calentitos son una delicia.
Aparte de para un café o un desayuno más o menos tardío, el Piola es también un buen lugar para salir de cañas. Las vistas, especialmente desde la zona de veladores, es excepcional y se encuentra muy cercano a uno de los parques de juegos infantiles de la zona.

Todo un referente en la Alameda.
Se trata de la cafetería más famosa de la Alameda en la que en cada ocasión que he estado siempre he aprovechado la situación de la terraza ya que hasta las 18:00h aproximadamente suele picar el Sol allí.
En el interior la decoración es más que correcta, con juegos de mesa incluidos para los más pequeños –y no tan pequeños-​.
Ya si hablamos del servicio de camareros, hablamos del tema espinoso de este establecimiento. Y es que cada vez que he podido ir parece que siempre estaban hasta arriba de tareas pero cuando mirabas alrededor tuya no pareciera que se correspondiera sus rostros con la gente que había en el local. Y ya han sido unas pocas veces.
El té servido en bolsitas también es otra cosa que está fuera de lugar –personalmente no me gusta el té-​, ya que para eso me lo podría hacer en mi propia casa y que no me cobrasen 3 euros.
En definitiva, sería un buen sitio para merendar si no fuesen por estos detalles que les lleva ocurriendo desde que empecé a ir. Dan ganas de no volver por allí.
Lo mejor: la ubicación.
Lo peor: la actitud de los camareros.

El Piola ya es un clásico de la Alameda, aunque yo lo frecuento mayormente para desayunar o tomar algún vermú, según la hora, claro. Me gusta venir porque aunque es un sitio que se lo tiene «subidito» últimamente, no deja por eso de estar bien.
Subidito, en el sentido de que tienen WiFi, pero sólo a determinadas horas. Porque tienen desayunos y varios panes a elegir, pero te llaman a recogerlo a la terraza con un grito al más puro estilo 100 Montaditos. Porque los camareros siempre parecen estar agobiados, aunque te atienden lo mejor posible siempre.
Aun así, es una de las mejores cafeterías de la Alameda, por su café, por su ubicación, por su propuesta, por su tradición y por su recorrido en un espacio que cada vez está más carente de esencia debido a la proliferación de franquicias impersonales con comida y servicios low-​cost y low-​quality, pero ese es otro tema.
Larga vida al Piola :)

Piola es un local que hace que mi mente se transporte directamente a recuerdos de frio e invierno (independientemente en la época del año que me encuentre), aunque si ya estoy en invierno, Piola es directamente un lugar acogedor y cómodo donde tomarme un buen café.
Se está muy agusto, mucho; Piola es uno de esos lugares donde te puedes relajar después de un día agitado (incluso duro), un lugar donde siempre tienes esa excusa para no irte (¿no pedimos otro?), y está tan bien situado que es muy fácil que acabes allí si pasar por la Alameda o cercanías.
Un local ideal si quieres un sitio tranquilo donde tomarte un café (o lo que quieras…¡faltaría mas!) y olvidarte por un rato de todo,; tanto si quieres ir con los/​as amigos/​as a tomarte algo y pasar un rato agradable.

El Piola tiene un encanto especial. En plena Alameda es un lugar perfecto para tomar algo por la tarde, las tartas están estupendas y tienen capuchinos y tés variados.
El personal es estupendo, amables y muy agradables. El sitio también tiene juegos y cartas que puedes utilizar y que amenizan la tarde si vas en grupo.
La única pega que le pondría es que es autoservicio, si estás dentro vale, pero si estás fuera el trayecto es bastante largo y si tienes tembleque la cosa se complica.

Hace un año que vamos al Piola a desayunar. Nos gusta sus desayunos aunque nos parezcan caros. El trato nunca fue muy amable pero la calidad de los productos nos gustaba.
Esta mañana caminando por la Alameda decidimos desayunar en el Piola como muchos sábados. Esperamos en la barra para pedir, la encargada decidió ignorarnos y atender a un señor que acababa de llegar, cuando lo mencioné me dijo que «a ver si me moría por esperar un poco más». Le dije que llevaba mucho tiempo siendo cliente del local y esperaba un trato más agradable. Me contestó de forma descortés.
Resultado: nos fuimos, no volveremos, hemos disfrutado de un fantático desayuno en ‘La Cacharreria’ y el Piola pierde dos clientes. No tenemos por que aguantar gente antipática!!!

Piola mola.
Hace poco, después de mis excursiones a ver dónde tomar café por la Alameda (y mira que hay oferta), me paré en el Piola.
Ya había oído hablar a Álex R. del Piola una vez que salimos y en el sitio que estábamos ya habían limpiado la máquina de café. Era bastante tarde y aún así nos lo pusieron. No diré cómo estaba el café ese día porque sinceramente, no me acuerdo, ya llevaba alguna que otra copa, pero saber que hay un sitio donde te ponen café hasta relativamente tarde, oye, es de agradecer.
Como ya he dicho, el otro día fui a tomar café y vermú tranquilamente después de comer una señora hamburguesa en otro local.
Me gustó mucho, el local es bastante amplio con varias mesas y puedes encontrarte muchos tipos de persona allí. El café está (ahora sí), muy bueno, y yo, que soy de los que necesita el café para subsistir, pues lo agradezco, y el precio no es caro, está muy bien.
Los camareros te atienden bastante rápido, y con bastante confianza y cordialidad y, esto si que me pareció curioso, tienen tableros de parchís, ajedrez y otros juegos de mesa por si te apetece jugar una partida mientras te tomas una copa con algún amigo. Algún día igual pruebo a hacerlo.
Ah, ¿Os he dicho que tiene wifi?
Lo dicho, Piola mola.

Normalmente para mí «El piola» suele ser mi punto de encuentro fetiche ¿Por qué? Básicamente por el emplazamiento (plena Alameda de Hércules, ocupando una gran esquina) y, lo más importante, el café (rico y a buen precio sin límite de horarios para tomarlo); también influye la amabilidad de los camareros que siempre he recibido y las esperas leyendo con la luz que entra por las cristaleras.
Es un sitio donde puedes hacer cualquiera de las comidas diarias (aunque no es de los mejores sitios para comer de la zona), tomarte un café y/​o tomar copas (tienen ofertas de Mojitos y Caipirinhas). También puedes venir simplemente a echar un rato con los amigos disfrutando de alguno de los juegos de mesa que tienen allí. Además de un tiempo a esta parte le han puesto «wifi» con lo que no tendrás que tirar de tu tarifa de datos para hacer check-​in y Unilocalear.

Decepcionante Café Piola. Me había tomado alguna que otra vez algún refresco o copa pero no me había parado mucho tiempo allí. Hasta ahora. Ayer por la tarde fui a merendar, el sitio era agradable y tenía pinta de ser económico, así que entré con mi pareja a tomarnos un café, ya que los dulces ya lo llevábamos nosotros. La variedad de cafés se puede resumir a una: café con leche. En un sitio que se publicita como vanguardista, alternativo, no puedes probar otro tipo de café que no sea el de toda la vida. Nada del otro mundo.
A la mañana siguiente, por cuestiones varias acabé con mi pareja de nuevo en la Alameda. Buscábamos un sitio donde desayunar y donde poder conectarnos a Internet un rato, ya que teníamos que mandar una pequeña crónica periodística a Madrid y se nos pasaba la hora.
Mi sorpresa fue la respuesta que obtuvimos al entrar en el café Piola (que tiene wifi).
Yo: Hola, perdona ¿tenéis wifi, no?
Camarera: Mmmm sí, pero a partir de la una (mirándome con cara extrañada)
Yo: Ahh bueno, pues entonces nada, gracias, porque tenemos que mandar una cosa ya.
Camarera: No, perdona es que además no te puedo dejar que te quedes aquí, el wifi es sólo para móviles porque claro, llegáis, ocupáis una mesa durante a lo mejor… intuyo que dos horas, no? y claro, me estáis ocupando una mesa y eso no puede ser.
Yo: Claro, pero entienda, también vamos a consumir, no entiendo dónde está el problema…
Camarera: No no, que no os dejo, vamos.
Por esa regla de tres tampoco dejarían que una persona se llevara un periódico, ¿no? Porque si desayuna y se queda allí leyendo…
Vergüenza absoluta del trato recibido. Van de modernitos por tener internet pero no te dejan llevarte tu portátil ni que les ocupe una mesa más de diez minutos. Vaya trato al cliente. Jamás volveré a ir.

Otro buen bar para desayunos, cafés y copas en la Alameda de Hércules, y a muy buen precio.
Son bastante rápidos en los desayunos, aunque es autoservicio y habitualmente tienes que recoger la mesa que quieres ocupar. Suelen tener disponibles varios tipos de pan, de manera que puedes elegir el que más te guste. Traían incluso de semillas, ahora esa opción no suele estar, pero sí hay integral. Lo mejor: tienes la barra llena de productos para tu tostada, así que ¡es un gustazo servirte lo que prefieras en cada momento!
Las tapas no son la especialidad, aunque recientemente han aumentado la carta. Pero no es la mejor opción de la zona para comer, así que mejor cambia de sitio después de la cervecita… ;)
A la hora del café /​copas, grupos de amigos que usan los juegos de mesa clásicos que el local tiene a disposición de los clientes alternan con gente trabajando con portátiles.
Y tiene wifi gratuito: holapiola

Si tuviera que elegir un sitio para tomar café en la Alameda de Hércules sin duda alguna sería este. El café está muy bueno, bien de precio, lo sirven a cualquier hora y el ambiente suele ser bastante tranquilo. Rara vez escucharás música y si la escuchas es a un volumen tan bajo que parecerá que el dueño la ha puesto para él solo.
Si quieres aún más tranquilidad te puedes ir a las mesas del fondo, apartándote de la puerta y los ventanales. No es raro ver a la gente trabajando en silencio con un portátil por delante (hay wifi) o jugando una partida de ajedrez.

Nice place to have breakfast
We got the tostada and café con leche, they have 8 different dips for the bread which we liked a lot, place also has a very local feel… we were told not to order the Orange juice by the locals since it is too expensive

El Piola dista de ser la mejor opción de la zona para comer, porque todo tiene un punto recalentado que, sin estar malo, para eso te quedas en tu casa. Sin embargo si tiene algo que lo hace especial es sus cristaleras en una esquina de la Alameda, por lo que prefiero ir por allí a desayunar o a tomar un café que por la noche.
El desayuno es un desayuno normal, básico, con varias opciones de tostada y varias bebidas que también puedes tomar a la hora del café. La luz que entra por las cristaleras es perfecta si vas solo para leer el periódico o un libro, aunque siempre es mejor disfrutarla en compañía y charlar mientras tomas lo que sea.

A mi modo de ver, uno de los puntos fuertes del Piola es que tiene juegos de mesa. Barajas de cartas, ajedrez, dominó, parchís, oca y no sé si seguirán teniendo el jenga. Está en plena Alameda así que pasarse por la tarde, sentarte dentro que se está muy cómodo y hay mucha luz, y echar un rato con un jueguecito me parece muy buen plan.
La verdad es que las veces que he pedido algo de comer no he acabado muy satisfecho, pero me encantan los locales que tienen juegos de mesa. Yo lo veo más como un sitio para tomarte un café y echarte una partida de algo. A mí siempre me han tratado bien en este lugar, recuerdo en particular a un camarero brasileño que hablaba con acento italiano, era un panzá de reír, no sé si seguirá porque hace tiempo que no voy.
Además el sitio está muy bien situado, en plena Alameda, y no suele haber problemas de espacio, yo siempre que voy encuentro mesa dentro con facilidad.

Aunque el Piola tiene un buen local, grande y luminoso, y con una situación privilegiada, en la Alameda y haciendo esquina con la calle Relator, no es de mis bares favoritos en la zona, ni me parece que el servicio que dan sea muy destacable. Más bien al contrario.
Las tostas no son la mejor opción si vas hambrienta pero cortita de fondos. Los camareros no suelen destacar por su rapidez ni por su amabilidad e incluso el ambiente que genera el espacio me parece un poco desangelado. La decoración en general no está mal, pero tampoco sobresale por su buen gusto ni por la atención que se ha puesto en ella. Más bien se aprecia que tuvieron el buen sentido de aprovechar su posición esquinada para hacer esas grandes ventanales y darle luz a un local que en negocios anteriores era muy sombrío, pero por lo demás no parece que lo cuiden ni vayan mejorando con el tiempo.
El mejor momento para ir son las tardes, en plan tranquilo –algo bueno es que puedes perfectamente estar sola con un libro, hay espacio y eso genera anonimato– y por las mañanas, para los desayunos, las tostadas son aceptables. También es un lugar propicio para quedar.

¿Cuándo ir al Piola? Bueno, para desayunar hay mejores opciones en la Alameda. Para el café también, aunque yo diría que quizás no con tanta luz y tanta tranquilidad. Pero para mí la mejor hora (y el único momento en que he ido allí) es ya entrada la noche, cuando los bares empiezan a llenarse poco a poco para tomar una copa. El Piola es uno de los últimos que lo hace, y las razones las tenéis en los comentarios anteriores. Pero bueno, ahí está.
Los camareros no son muy agradables. Tengo la mala constumbre de intentar entrar siempre que están cerrando, y sus maneras de decirme que ya no hay barra no son las mejores.
Recuerdo un día que volvíamos de un concierto en la Caja Negra, con los pies doloridos y buscando una mesa desesperadamente. Cogimos una en la terraza del Piola y hasta 10 minutos después no vino nadie a atendernos. Cuando lo hicieron fue para decirnos que estaban cerrando. Como forma de protesta (y por el cansancio) nos quedamos allí sentados hasta que recogieron el resto de mesas. La camarera vino a nuestro lado y nos miró interrogantemente. Nos levantamos y nos fuimos. Al República, el único que tenía sitio y estaba aún abierto.

A pesar de estar es una de mis zonas favoritas no es un lugar que frecuente mucho.
Las veces que he estado para comer no he salido muy contenta porque ¿desde cuando las tostas de pan se hacen con pan bimbo? Quizás fue casualidad que ese día se quedaron sin pan, vale…
Después he pedido pasta y me dio la impresión de que me la estaba comiendo en el salón de mi casa después de haberla calentando en el microondas.
Personalmente no es un sitio que elijo para comer, aunque si vas a tomar un café no está mal porque la sala es bastante amplia y te dejan juegos de mesa para que eches el rato.