Posada del Lucero

#JuevesdeReseña
Estaba deseando llegar a este edificio del siglo XVI y que es la posada más antigua de España.
A mi estas cosas me fascinan. De hecho tengo que buscar más info porque me provoca mucha curiosidad.
Había visto fotos pero he de decir que al llegar me enamoré, no solo por sus instalaciones y por lo bien que me atendieron, sino por el ambiente que se respira, más aún viniendo de Madrid con cierta locura, fue como entrar en otra fase y me ayudó a relajarme un poquito ;)
Una habitación preciosa y muy amplia, con iluminación adecuada, colores discretos y acogedores, de la que sobre todo destaco su cuarto de baño con pizarra negra natural que es algo que me encanta.
La cama estupenda y las almohadas, para mi gusto, perfectas.
Me suele costar muchísimo dormir fuera de mi camita y la primera noche, si bien es cierto que estaba agotada, descansé profundamente, algo que me iba a venir fenomenal porque el día se presentaba intenso ;)
Las habitaciones dan al patio interior que es, para mi, una de las zonas con más encanto.
También disponen de una piscina exterior para los clientes pero que, con el fresquito que hacía en Sevilla esos días, igual no era buena idea plantarse allí con el bikini ;)
Sin duda es un alojamiento excepcional que recomiendo 100%.

Me encanta este hotel… es la segunda vez que he estado hospedada y solo puedo decir que he estado muy pero que muy a gustico.
¿Lo que más me gusta? Su patio interior a modo de hall, donde puedes sentarte a tomar algo o relajarte viendo el cielo azul sevillano. También tiene la parte de cafetería, ideal para tomar algo tranquilamente, con poca luz. Estuvimos haciendo reuniones de trabajo 5 personas y de verdad que se estaba francamente bien.
Las habitaciones están genial (ojo con la ducha que es un poco difícil de manejar, el botón para que salga el agua por la alcachofa pequeña está en el grifo de abajo y se tiene que apretar, que el primer día me tuve que duchar retorcida para meterme debajo del grifo de llenar la bañera jajaja).
Está todo súper limpio y el servicio es de 10, muy correcto y amable, así como la relación calidad-​precio para el servicio, las instalaciones y su céntrica ubicación.
No le pongo las 5 estrellas que me gustaría ya que la opción del desayuno me parecía excesivamente cara… en el bar de al lado, que se llama «Rialto», hacen unos desayunos estupendos y bien de precio (ya haré su correspondiente reseña).

Viviendo en Sevilla era muy complicado que frecuentase algún hotel por el centro, pero por motivos de trabajo he tenido que venir varias veces últimamente por aquí y me quedé muy contento.
Desconozco por completo como es la experiencia de pernoctar aquí, pero puedo hablar del trato de los empleados es exquisito en todo momento, muy atentos y educados, procurando que nunca nos falte de nada.
Disponen de un salón interior que es un antiguo patio, con varios sofás y mesas para sentarse a charlar o incluso trabajar. También existe un bar interior con más sofás, buen hilo musical y WiFi.

Hotel de 4 estrellas situado en un barrio muy céntrico de Sevilla. Un taxista que me llevó desde el aeropuerto le tenía manía porque decía que estaba «osidao», la verdad es que el hombre tenía razón ya que desde fuera se veía ese naranja oscuro caldera típico de lo que en Valencia llamamos «robellat», igual al de las bicis cuando pasan muchos veranos en un sitio húmedo. El caso es que óxidos aparte el hotel es una restauración, a mi parecer con estilo, de una antigua posada que conserva su estructura de patio andaluz, muy típico, en su interior.
Al entrar te da la sensación de que han cuidado los detalles al restaurarlo y han conservado mucho de lo que antaño debió ser. Las habitaciones son suficientemente espaciosas y dan, muchas de ellas y por suerte la mñia, al patio interior con lo cual entraba mucha luz. La cama era comodísima, con almohadones enormes de los que absorben tus entrañas y colchón de material que se adapta al cuerpo, no sé si latex u otro material parecido. El baño muy apañado también, con secador de pelo (esencial, por favor) aunque era de los de «pistoleta» pegados a la pared, que no me gustan demasiado, pero vaya secaba el pelo que es lo importante. La televisión era grande y de pantalla plana, la usé para dormir, o sea como de fondo.
En cuanto al servicio, fue amable en un principio, si bien tuve un percance con los horarios del servicio de habitaciones que me obligan a restarle estrellas. Una noche pedí cena en la habitación a las 22:15 En el menú de la habitación ponía: «servicio de cocina hasta las 22:30», así que llegaba a tiempo. Bueno, pues el señor de recepción me dijo que ese era el horario de verano y que en invierno era hasta las 22 y que no me preparaban nada. Me quedé muerta. Llamé a la cocina para insitir a ver si me hacían un bocadillo de atún o algo así fácil y nada, que no, que buenas noches. Me sentó fatal porque el fallo era de ellos de no poner bien el horario de invierno, no mío, y aún así ¡ES QUE ES UN HOTEL DE 4 ESTRELLAS, PERDÓN! Pues nada, que tuve que cenar un yogur que tenía, unas galletas y dos piruletas (porque ya estaba en pijama y no pensaba cambiarme para ir a por comida). Ese fatal gesto me parece impropio de un hotel de 4 estrellas, si quiero cenar que me preparen algo ¿no? Y más si estoy dentro del horario, en fin, espero que me lean y lo tengan en cuenta para el futuro o que le quiten una estrellita al hotel, como yo lo he hecho en esta reseña.

Le pongo un cuatro y no un cinco porque, aunque me gustó a morir el hotel su rehabilitación, y el trato con la gente de recepción, hubo detalles que no me gustaron. Estos son:
— climatización de las habitaciones, en octubre solo calefacción, se podía apagar pero no se podía bajar la temperatura. Coincidió un puente de lluvia sin parar y con temperaturas muy altas, y aquello adquiririó una humedad cálida que era insoportable. (Nos ofrecieron cambiar de habitación).
— tema baño, parecía que lo único que habían hecho era colocar las toallas. No pusieron jabón de manos, y tampoco repusieron los geles.
— lo que más me extrañó de todo es que no repusieran las botellas de agua del mini bar…

Pues he de decir que de los varios, unos cuantos, hoteles que he probado en Sevilla este se ha posicionado como mi favorito por precio, servicios y arquitectura. Es silencioso, muy bonito y las habitaciones, grandes.
Todas las habitaciones están dispuestas en torno a un patio central de tres plantas aporticado y harmonioso. Grandes puertas y ventanas proporcionan luz natural constante a cada una de las estancias, paredes de ladrillo gris visible en uno de los laterales de la habitación. Wifi aceptable aunque disponen de cable por si se necesita una conexión lo suficientemente potente para tirar de vídeo sin problemas.
La experiencia de trabajar en el patio, amueblado con materiales naturales y de líneas rectas es gratificante y tranqulizador.
Una pequeña pega es que tiene un buen restaurante acorde con el sitio pero el servicio de habitaciones apenas ofrece algo más que unos sandwiches al uso.

La posada del Lucero es el vestigio remodelado de lo que un día fue una auténtica posada de esas que salen en las novelas y las películas. De las de: «Quien va!»
Yo, he ido al bar, ha sido la excusa perfecta para conocer parte de este exclusivo y encantador hotel.
Se sitúa en una de las posadas mas antiguas de la ciudad hoy conservada. Albergaba viajeros que en la mayoría de los casos, venían a Sevilla para embarcarse en la aventura americana. El tránsito de personas de diferentes zonas de España y Europa, ha sido uno de los ejes determinantes en la historia social de esta ciudad. Tanto por el cruce de etnias y culturas superpuestas en el tiempo y la historia como por el periodo en el que Sevilla fue puerto de indias. Es ese el momento en el que aumenta el número de hospedajes de este tipo en la ciudad, este sobrevive como ejemplo.
En un lugar lógico y estratégicamente pensado. La vía principal de entrada por el lado este del que fue recinto murario, se dispone esta posada. Localizada en el barrio en el que se agrupaba el gremio de fabricantes de pergamino.
Ha día de hoy, han sabido conservar e intervenir en el espacio, es un ejemplo de buena rehabilitación. Digo esto porque al observar detenidamente el edificio, y si conoces relativamente la tipología de los edificios de la época. Sacarás claras conclusiones acerca del cuidado y conocimiento de causa que se ha tenido a la hora de trabajar sobre este lugar mítico.

Conocí este hotel por que ha sido un ejemplo, odiado y alabado, de restauración de edificio histórico en la ciudad.
Estuve yendo un par de tardes porque debía escribir que me pareceríà la obra, si estaba de acuerdo o no, y si se había conservado la esencia misma de esta antiquísima posada.
Y lo cierto es que a mi me gustó. Tengo opiniones contrarias pero en líneas generales me ha parecido todo un acierto. Como usuaria, en cuanto a las habitaciones, no puedo decir mucho ya que nos las conozco, pero hay dos cosas de las que sí puedo opinar.
Una el servicio, encantador. Me trataron como a una «minireina» y eso que ni era cliente potencial ni nada por el estilo. Y dos, me encantó el bar «el Guadarnés», situado en el antiguo guadarnés de la posada. Los precios no son precisamente baratos pero bueno, una de vez en cuando se puede dar una pequeña alegría. Su horario es de 7.30 a 12.00 y de 18.00 a 23.00 h todos los días.
La armonía que han conseguido dentro me parece extraordinaria. La distribución quizás un poco caótica.
Hace unos meses un conocido se hospedó aquí y la verdad es que quedó contento. La única crítica el ruido, pero yo les dije que es que a las campanas de las Iglesias vecinas no se le pueden callar.
Por último, si eres uno de esos enamorados del gin tonic el cual has elevado a categoría de religión, aquí tienes un lugar fiel. Organizan el Gin Tonic Perfect Day.