Negocio que ha abierto en Triana hace unos cuatro meses y no han podido tener mejor estreno. La ubicación no es la ideal ya que está en una calle algo escondida que sirve de enlace entre calle Betis y calle Génova pero habitualmente está lleno el local y es debido a su buena cocina y buenos precios. Aunque comí de menú, las tapas que veía eran servidas generosamente y la calidad no la discuto ya que mis platos eran buenos. La cerveza es Cruzcampo y la bodega de vinos no es muy extensa pero no está mal, no puedo decir otra cosa de un restaurante con hasta tres tipos de vino Ramón Bilbao con su edición limitada y todo. Lo que menos me gustó fue la fritura de pescado pero los ibéricos eran de bastante calidad así como los langostinos y el entrecot de ternera con patatas, el brownie de caramelo dejaba un buen sabor de boca como postre ya que el bizcocho estaba templado y el contraste con el helado de vainilla era magnífico. Es habitual ver al dueño, Rafael, salir de su cocina para saludar a los comensales.