Ricami Veronica

La dueña del negocio muy amable y cortez. El bordado me lo hizo muy bien a pesar que era en otro idioma. El trabajo rápido y lindo. Muy recomendable el lugar y las personas que lo manejan

Me esperaba un buen trato al público y un buen producto. Del producto no sé, pero el trato al cliente no ha podido ser peor.
Fui a buscar un regalo de navidad para mi madre. Entré en pequeño local y al principio todo fue bien, pero al llevar el gorro de cocina (el regalo a la mia mamma) a bordar, la zagala que se encargaba de este cometido gritó: lo que quieres hacer no te lo voy a hacer.
Pretendía bordar, en lugar del típico“chef” o «mamá», «la que corta el bacalao». Antes de nada le pregunté a la mujer que me atendió si había algún problema y me dijo que ninguno, pero se ve que la zagala que tenía que hacerlo no estaba dispuesta. Le dije que más pequeñà la letra (como me dijo su compañera), y siguió erre que erre sin levantarse del asiento pero levantando la voz: que no, que no, y que si fuera así tendría que ser por 20 euros (10 más que el precio que me dijo la mujer). Todo ello con muy mala educación, la verdad.
El caso, que no me gusta que me griten, y menos en un comercio al que voy a gastar mi dinero.
No volveré y no lo recomiendo.

Dicen que si de un sitio te vas con una sonrisa vuelves. Y eso lo saben muy bien en Ricami Veronica. Por eso, al pasar delante de su estableciemiento suelen llamar tu atención y regalarte tu nombre bordado en un cartón. ¿Te suena verdad? Si no, fíjate la próxima vez que pases por el número 67 de la calle Sierpes porque te lo regalarán encantados.
Con motivo del cumpleaños de una gran Unilocaler y amiga «Blanca G» decidímos Maribel S. y yo acercarnos a esta tienda de bordados tradicional, con máquina de coser de las de toda la vida, para comprarle allí un delantal con su nombre y una frase personalizada.
Mientras pensábamos qué frase ponerle, observamos todos los artículos que allí bordaban: (toallas, delantales, gorros de cocina, ropa de bebés, baberos, babuchas, guantes de cocina, paneras, bolsas para zapatillas, albornoces…)
Al vernos indecisos, Giancarlo (gerente de la tienda) se dirigío a nosotros. Muy amablemente nos aconsejó y atendió. Aprovechamos la ocasión para preguntarle sobre algo que nos llamó muchísimo la atención, y es que entre los bordados había un cuadro con fotagrafías de un ciclista. Entonces, con semblante orgulloso nos contó que era su hijo Emanuele Bindi, ciclista profesional y que había participado en varios Tours de Francia y Giros de Italia.
Una vez decidida la frase que íbamos a ponerle en el delantar y elegido el modelo de este, comprobamos como Elías (de origen milanés) bordaba cada letra en el delantar. Nos resultó bastante curioso ver la pericia con la que maneja aquella clásica máquina de coser.
Respecto a los precios, he de decir que suelen rondar entre los 5 € y 30 €. Por ejemplo: una bolsa para las zapatillas 5 €, un gorro 10 €, unas babuchas 10 €, un delantal son 20 €, un albornoz 30 €.
La tienda ofrece también la posibilidad de que puedas llevar tus propias prendas para que sean bordadas, de hecho, varias madres estaban dejando allí los uniformes de los más pequeños de la casa para que se los personalizaran.
En definitiva, un local donde nos ofecen la posibilidad de sorprender con un regalo original, artesano y personalizado. Nosotros acertamos! ;-)