Un amigo y compañero de clases vivía, y sigue haciéndolo, al lado del bar Izquierdo. Un culé de los de pro al que le encantaba ver el partido aquí, por el ambiente, la gran pantalla y por las tapas que acompañaban a las cervezas y por su puesto los goles. Muchas veces, a pesar de que me queda lejos, he venido hasta aquí para ver como Iniesta, Xavi y Messi hacen de las suyas, pero sobre todo para volver a saborear los flamenquines de este sitio. Especialidad en comidas caseras sin duda lo que más triunfa con los san jacobos y flamenquines, que además de ricos son gigantes llegando incluso a salirse del plato. Lo cierto es que no es que tengan una carta muy variada, de hecho es pequeña, pero eso sí, todo lo que hacen lo hacen bien. Dentro es muy chico pero tienen una gran terraza(en invierno acompañada por unos calentadores tipo chubesqui). Bueno y barato(y bonito si te gustan los bares tradicionales).
Laura S.
Rating des Ortes: 4 Sevilla
Estaba haciendo un curso por la tarde en Sevilla Este, y afortunadamente, éramos cuatro los que vivíamos por la misma zona y uno de ellos, que era la auténtica fortuna, tenía coche. Cuando alguna vez faltaba Álvaro, llegar a Sevilla Este se convertía en una auténtica odisea. Lo mismo estabas en la parada del autobús y el 22 pasaba a toda velocidad dejándote con cara de idiota asumiendo que el autobús que acaba de pasar era el tuyo y tendrías que esperar el próximo. Lo mismo pasaba con quince minutos de retraso y había que pegarse tortas por entrar, porque lo de coger asiento estaba reservado a unos pocos privilegiados. En fin, que voy a contar del transporte público que un sevillano no haya pasado. En un módulo del curso tuvimos que hacer una trabajo en grupo, y por supuesto, nos pusimos los cuatro que íbamos y veníamos en el coche de Álvaro. Quedamos un domingo en casa de Isa, en la Juncal, y a pesar de la pereza que suponía quedar un domingo por la mañana, sacamos el trabajo hacia adelante, lo dicho, a pesar de nosotros mismos. Llegó a hora de comer y seguíamos a vueltas con la planificación estratégica de la teórica asociación que habíamos creado. Nuestra visión empresarial era nula, no éramos un grupo de grandes visionarios, así que para reponer fuerzas y tomar un poco el aire nos fuimos a la calle en busca de un bar con cocina abierta al filo de las cuatro de la tarde. Lo cual en Sevilla, puede significar quedarte sin comer, porque otras cosa no, pero los horarios de cierre de cocina se cumplen bien cumplidos en esta ciudad. Así llegamos hasta el bar V.Izquierdo. El nombre ya era raro, pero más raro era que tuviera la cocina abierta a esas horas. Nos sentíamos ya afortunados y no habíamos comenzado a comer. Cogimos la carta y parecía que tenía tapas interesantes. Era un pequeño gran triunfo. Isa que era de Osuna, dio con la clave del bar. Tenían ardoria, el salmorejo versión ursaonense. Y ahí entendimos que realmente habíamos triunfado con este bar, cuando junto a la ardoria nos trajeron las tapas que habíamos pedido y eran tapas contundentes.