Wan Bao

Señores, la publicidad en buzones funciona. Doy fe de ello. Así fue cómo conocí este restaurante chino, gracias a los siempre incordiantes folletos que nos dejan en el buzón… sólo que, cuando se trata de un chino, siempre le presto unos minutos de atención.
Los precios me resultaron bastante atrayentes, así que decidí darle una oportunidad. Nuestra primera experiencia allí fue bastante positiva: un local amplio, sin demasiada originalidad en la decoración (marca inevitable de la casa de todos los restaurantes chinos sevillanos, o casi todos). La comida, la verdad, muy buena. No tuvieron problemas en cambiarnos los platos al pedirlo (mi marido y yo siempre hacemos esta «prueba de fuego». Bueno, vale, también es que somos un poco tiquismiquis en ese sentido y nos gusta personalizar nuestros menús… quizás demasiado).
Desde entonces, la publicidad de Wan Bao se ha ganado un sitio de honor en la puerta de mi frigorífico, y es el chino al que siempre pido la comida a domicilio.

Hasta hace escasamente un año, en nuestro barrio del Tiro de Línea, el Perla Oriental II, era el restaurante chino de referencia. No es que yo lo conociera, es que lo conocía hasta mi hermano, que antes de que yo me mudara, únicamente había pisado el Tiro de Línea para ir a este chino. Pero saltó apareció en la escena de restaurante chinos, el Wan Bao, abriendo un establecimiento enorme a medio camino entre el Tiro de Línea y Felipe II, y desde entonces es nuestro chino para cuando no nos apetece hacer nada, para cuando no podemos hacer nada porque tenemos la despensa bajo mínimos o para cuando, sencillamente, queremos darnos el capricho de comer «chino».
Ir a comer al salón, hemos ido un par de veces, pero lo que solemos hacer es pasarnos por allí o pedir por teléfono. El restaurante no tiene la decoración recargada de motivos chinos como la gran mayoría de los restaurantes chinos. Es sobrio y luminoso, con mucho espacio para ir en grupo. Nos tienen ya fichados, como nosotros los tenemos a ellos. Los dueños son una familia que siempre te atienden de manera muy amable, con gran confianza, y si te pasas por allí a recoger la comida, entre sus costumbres está la de ponerte un platito con cacahuetes mientras esperas en la barra. También, han incorporado la moda de regalarte calendario. Y vaya calendario, digno de ser colgado en la pared del salón, como he hecho yo.
Pero si lo hemos convertido en nuestro chino de referencia no ha sido por la decoración, ni por los calendarios que regalan, aunque sería una buena razón, sino por la comida que sirven. De calidad, dentro del tipo comida china al que estamos acostumbrados en Sevilla. De cantidad, te ponen grandes porciones, no andan con racanerías. Y sobretodo por los fideos de arroz chino, los mejores de Sevilla, ahí va eso.