Zagora

Sevilla, Spanien

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Rating des Ortes: 5
Sevilla
Me gustan los sitios bonitos, no lo puedo remediar. Me da igual lo que vendan, como si sus estanterías están llenas de hermosas cajas rellenas de caca de burro. Y me encanta el colorido, tanto que siempre que estoy en Londres voy a una pastelería cuyos pasteles no me gustan nada pero tienen un colorido precioso, muy vivo.
Con estos antecedentes cualquiera que, conozca Zagora puede deducir que me apasiona. Compraría muchas más cosas si no fuera porque soy incapaz de combinar colores. Me llevaría cada cacharro o lámpara que llamara mi atención. Vamos, toda la tienda. Las dependientas deben estar curadas de espanto de tanto ver a gente perderse por la tienda durante horas y casi emocionarse cuando por fin llegan a la caja y ese objeto de deseo va a ser suyo.
Respecto al precio, ¿qué precio? Sería obsceno fijarse en el precio de tanta belleza. A veces lo hago, así por encima del hombro, y es el adecuado para que te puedas dar un capricho de vez en cuando
Rating des Ortes: 5
Sevilla
En ocasiones veo establecimientos que te llaman, y entras, y notas un cosquilleo, una excitante y agradable sensación, un escalofrío placentero, y tu mirada quiere abrazar todo lo que te rodea, porque te enamora, tanto el todo, el conjunto, como los detalles, el más mínimo detalle; experimentas una auténtica borrachera extrasensorial. ¡Aquí ya he estado yo antes! Y nunca antes en tu vida habías entrado allí. Y todo te resulta familiar. Todo te suena. Hasta la cara de la dependienta… ¿ ¿ ¿ ¿
A otros, seguro que le agobiarían tantas cosas, tantos objetos, tantos artículos expuestos, tanto recargamiento, aparentemente, sin ton ni son, mesas, lámparas, muchas lámparas de mil formas y tamaños y colores, y cortinas, y aparadores, y ropa, fulares, abrigos, blusones, y cachivaches chulísimos e inesperados que tú dices ¿y esto? ¿lo venden o es decoración?
… … … … … …
… … … … … …
— ¿De qué escribiste anoche en Unilocal?
— No sé. Me quedé dormido… Tuve un sueño…
Rating des Ortes: 5
Sevilla
El local es un minúsculo cajón de sueños. La entrada, morada, envuelta en una cenefa de azulejos, te invita entrar igual que una sirena invita a un marinero a tirarse al mar.
Nadando en su marea, encuentras artículos de colores y formas imposibles, que rozan en ocasiones lo psicótico, lo estrambótico y lo psicodélico. Me encanta. Cualquier objeto, adornado, se convierte al instante en un elemento de decoración. Una muñeca vieja, un televisor antiguo, una pluma o una jaula. Es luz y vida al mismo tiempo.
Te mueves de objeto en objeto, atendiendo cada uno con la curiosidad que se merecen. Y te preguntas qué clase de genio loco confeccionaría algo así. «Seguramente, uno que también acabará por cortarse la oreja», concluyes. Pero la realidad es que esa locura te atrapa y, pronto, los artículos son escasos, el tiempo pasa demasiado deprisa y aún no te has ido cuando ya quieres volver.
Parece que las sirenas cantan muy alto a esta altura del Egeo. Parece que Tim Burton ha abierto una tienda en Sevilla.