Casa Pascual

¿Por qué le llamamos «Los Gordos» de toda la vida? Imagino que porque sus primeros dueños (padres y familiares de los actuales) lo eran. Siempre hemos llamado así a este sitio y es dónde acostumbramos comprar todo tipo de fiambres y embutidos en el pueblo. Es una tienda pequeñita, situada en una esquina casi a la salida de El Perelló, bajando por la vía Sucronense, que es la calle central (gran nombre el de esta calle, por otra parte). Mi cuñado, que es sueco, nos preguntó una de las primeras veces que veníamos: «¿ Por qué todas las tiendas se llaman Pascual o Pepe en El Perelló?». Nunca lo había pensado porque siempre ha sido así, pero ¡tenía mucha razón! Dos Pascuales y tres Pepes en menos de 100 metros cuadrados… es El Perelló, amigos, Sueca, Valencia, España. El caso es que siempre ha estado allí esta pequeña tienda, y hace unos años, cuando la crisis azotaba los pequeños comercios del pueblo, decidió hacer una acertada remodelación y se ha reconvertido en un lugar de productos gourmet, especializado en fiambres y embutidos, pero dónde también encuentras toda clase de conservas, arroz, papas, café, una bodega muy completa de vinos de la tierra y otras comunidades, salsas, mermeladas caseras, chocolate… Un poco de todo un mucho de jamón.
Las piuezas cuelgan del techo, asoman en el mostrador y está delicioso. Tienen de varios lugares de España, pero me parece que el que acostumbramos comprar lo traen de Teruel, que también existe. Por 75 euros (unos 9 euros el kilo, más o menos) tienes un jamón de una calidad excepcional cortado en finas lonchas y envasado al vacío, para tener en la despensa, aunque dura poco ¡aviso!
En cuanto al resto de embutidos, son de gran calidad: sobrasada mallorquina de varias clases, salmón, mojama, huevas, boquerones, anchoas, quesos de varias clases y procedencias (tanto nacional como internacional). Tienen un jamón york que es difícil encontrar, el italiano Ferranini, libre de fosfatos, colorantes y conservantes y que vale oro, pero está delicioso. Otro imperdible de Pascual son las longanizas frescas ¡qué sabor! Mi madre dice que las traen de «la churra» (no sé cómo se llama el sitio porque siempre lo hemos llamado así, cuando vaya lo doy de alta), un sitio de Sueca donde ella compraba el embutido toda la vida. Las preparan «en llavoretes», y son buenísimas.
Otro capricho de alguien que yo me sé son «els llaminets», unas pequeñas longanicitas secas que se comen a 1000 por minuto y duran en el cuenco de aperitivo una décima de segundo. Pero es que todo es calidad máxima: el pavo braseado, las papas Duso, el arroz Santo Tomás (perfecto para paellas)… No hay un solo producto de la tienda de calidad media. Claro que lo pagas, pero yo siempre que voy a pasaar el día, el fin de semana o en verano me dejo caer para llenar la nevera con alguno de sus manjares.
Si pasas por allí tienes que entrar y llevarte, por lo menos un par de cosas: longanizas frescas y jamón serrano finito son mis drogas principales, luego ya de vez en cuando pico un poco de todo lo demás. Y, por cierto, los hijos no están gordos, ¡yo lo estaría mucho más si trabajara allí!