Las Cuevas de Urdazubi Urdax, conocidas también como Cuevas de Ikaburu, se crearon hace varios cientos de miles de años y siguen formándose gracias a la erosión del río Urtxume. Se encuentran escondidas bajo los verdes prados de la Navarra cantábrica, en la localidad pirenaica de Urdazubi Urdax, en el valle del Baztán. Tanto si vienes de Francia o de Elizondo por la nacional N-121b, su señalización al lugar es perfecta y no tiene pérdida siguiendo los indicativos. El parking es gratuito y debes dirigirte hacia la tienda de regalos, donde te indicarán los horarios de visitas guiadas que disponen para ese día si no llevas una reserva. No se puede visitar por libre y el precio es de 5 euros por persona. Aquí puedes consultar su web y reservar previamente: Al lado de la tienda, hay una bar donde tomarte un café o refresco mientras esperas la hora de tu ruta y a pocos metros, unos merenderos para comer. La duración de la visita es de 40 minutos y está en castellano, aunque el guía traducía en francés todo el itinerario para unos turistas franceses. Realmente se hace bastante corto y casi no te das cuenta que va trascurriendo la visita. Las maravillas que la naturaleza ha creado en ellas te dejarán atónito. Te recomiendo que vayas con una sudadera o chaleco de manga larga ya que la temperatura en el interior de las cuevas desciende entre 15 y 20 grados. Para los amantes de la fotografía debéis tener en cuenta: 1. Sí se pueden hacer fotos pero sin flash durante todo el itinerario. 2. No seas agonia fotografiando cada instante porque la cueva está oscura y durante los pasadizos estrechos entre galeria y galeria no puedes pararte. Las cuevas tienen un sistema de iluminación para su conservación que te posibilitará hacer espectaculares fotografias una vez estés situado en el lugar que indique el guía. Entonces se encenderán las luces y será el momento de disparar. Ojo que solo serán unos minutos porque a medida que avanza la visita, las luces del lugar en el que has estado se apagarán. Durante el recorrido descubrirás de galería en galería un universo de estalactitas y estalagmitas, además de traer evocadores recuerdos de personajes de leyenda, guerrilleros y contrabandistas que las ocuparon en otras épocas. Sinceramente, me encantó. Un dato que me pareció sorprendente es que solo visitirás un 25% de las cuevas, y el resto, quieren dejarlo intacto para lo que decidan hacer nuestras próximas generaciones con ellas. Por último, y como actividad complementaria, al terminar la visita y aprovechando que estabamos en esta zona, decidimos conocer también las Cuevas de Zugarramurdi, a escasos 5 kilómetros de ésta. Hay un sendero que une ambas cuevas y es un trayecto precioso por las localidades de Urdax y Zugarramurdi.