Café Bahiano

La mayoría de veces que ceno en el Dante (restaurante italiano que está en la misma calle que Café Bahiano) siempre acabamos con ganas de tomar un algo después. Como el Café Bahiano está cerca, un día nos decidimos a entrar aunque no sabíamos exactamente qué nos iba a esperar dentro, ya que la entrada es un poco así cerrada, y el sitio oscuro. Vamos, que no es uno de esos locales con cristales transparentes ni música saliendo de su puerta. Hay que entrar un poco a la aventura, o leer comentarios de Unilocal,¡que para eso estamos!
Bueno yo os digo que la experiencia en Café Bahiano es bastante buena. Quiero decir, la decoración no es su punto, y la música para mi gusto tampoco, pero te puedes sentar en un sofá ahí a gustico a tomarte una caipirinha o un mojito, y están buenos de verdad. No es el típico mojito que lleva más hielo que otra cosa, o de esos que parece que les hayan presentado al ron y ya está, y ya te puedes beber vasos y vasos que tiene el mismo efecto que una Cocacola sin caféína. Aquí en Café Bahiano el mojito sabe a ron, y te da una tontería importante. Yo iría a probarlos…

Hace tiempo que no voy pero durante una época era un asiduo consumidor de mojitos en este local en compañía de mis amigos. Es un buen sitio para tomar una copa después de cenar. Además de mojitos hacen muy buenas también las caipirinhas. Hace tiempo que no voy y alguna vez he estado tentado de volver a entrar pero, y esto es una recomendación para los propietarios, cuando pasas por la puerta dan ganas de salir corriendo. Se ve una oscuridad enel interior que ahuyenta a la clientela. Con las cañas que hay en la puerta parece que en lugar de entrar a un pub te vayas a adentrar en la selva.

Lo conozco desde tiempos ancestrales, en los que me juntaba con un grupo de gente que estaban locos por los mojitos y las caipirinhas… yo entonces pasaba de este tipo de cosas y me pedía mis buenos rones, siempre he sido de cacique, pero este local tiene más variedad al respecto…
No le guardo buenos recuerdos a este sitio, pero por aquella gente en con la que coincidí durante un tiempo. Recuerdo pasar cierto frío en las noches de invierno, bueno, diciendo «cierto frío», he sido bastante benévolo, rectifico, recuerdo pasar mucho frío en su interior. Claro, que para eso estaba el alcohol, para calentarte la sangre.
Es un sitio para sentarse, hablar, emborracharse, todo al mismo tiempo.
Hoy en día cuando paso por la puerta, miro hacia dentro y casi siempre está medio vacío, casi a oscuras… como siempre, y me digo «qué pena, un sitio así, con ese tipo de bebidas, llamándose como se llama, debería dar calor mental, físco y espiritual, y no lo da, en absoluto, no lo da». Y siempre paso de largo hacia otros sitios.