Carmelia

Panadería, pastelería de barrio, con obrador en su interior, llevan años haciendo grandes productos y los hacen allí mismo, así que sale todo recién hechito para ti.
El local es amplio y la atención es familiar, la dueña es aragonesa por lo que elaboran algunos panes típicos de esa zona. Los viernes hacen pan de espelta por encargo.
Es otro de mis sitios en los que bordan el café y hacen una de mis caracolas de chocolate favoritas, de esas que cuando muerdes, están tan llenas de chocolate que se sale por todos lados, un vicio señores!
Tienen terraza y cualquier variedad de pasteles y tartas que os podáis imaginar, totalmente recomendable.

Panadería cafetería, con un ambiente estupendo, cuidan mucho los detalles, a parte de que esta todo buenísimo, me sorprendió que tuvieran leche sin lactosa, para los intolerantes es genial pues nos podemos tomar fuera de casa nuestro cafetito con leche. En definitiva, un pequeño lugar donde poderte tomar lo que quieras sin tanto ruido como en los bares de alrededor. El local hace esquina y tiene una cristalera al exterior que es de agradecer.

Me confieso más seguidor de los hornos tradicionales, y por tradicionales entiendo panaderos cuyos padres ya lo eran y han heredado el negocio, que de estas cosas modernas. No se, me inspiran más confianza, aunque frecuento los dos tipos de negocio por igual. Pero en fin, prefiero que me atienda gente «sucia» de harina que gente que lleve ropa de Giorgio Armani.
A pesar de que debo decir que la calidad de los productos de aquí es más que contrastada (excepto el pan que, por alguna extraña razón es de menos calidad que la bollería y la repostería) y, que tienen una amplísima variedad. Decir también que el tamaño de las cosas es ínfimo. Pequeñísimo. Quizá se inspiran en los restaurantes esos lujosos en los que te sirven raciones microscópicas, presentadas de forma magistral y aprovechan para cobrarte lo que les da la gana. Porque esa es otra, el sitio barato no es, pero en fin… supongo que estando en Abastos, no puedes esperar sitios tirados de precio.
Dispone de sitio para sentarse y tomarse un cafetito, mejor los bollos que el café, dentro o fuera en la terracita que, dicho sea de paso, es muy agradable.
Lo dicho, local hecho de la pasta de la nueva clase de panaderías.

Me encantó la presentación de todos los productos de este local… ¡Es que soy una enamorada de la repostería elaborada…
La verdad es que aparte de estar bien hechos, los dulces son riquísimos…y los salados también.
Paré un día a tomar un café y se me antojó probar también algo de lo que ofrecen y la calidad es exquisita, se nota en la cantidad de gente que va todos los días, sobre todo fines de semana a hacerse bandejitas de dulces para la familia.
El local esta muy bien montado, con una decoración estupenda y un a iluminación mas que adecuada. La terraza le añade un plus, pues puedes degustar tu pastelito y tu café tranquilamente al aire libre.

Esta es una de esas panaderías, pastelerías, cafeterías con su terracita que además de tener panes de los buenos, unos bollitos bastante ricos, unas magdalenitas rellenas de chocolate que están bastante bien, por ahí algo mas atípico en una pastelería de estas, pero bastante tradicional como el puding de manzana… cosas saladas, etc etc… lo de las panaderías de toda la vida…
Pues además de esto y de tener una terraza guay que da a la plaza del Bisbe Amigó…tiene a la señora Carmelia… un encanto de mujer que con la edad que tiene está ahí frente al negocio, tan simpática ella tan curranta y tan preocupada porque los detalles estén cuidados, que lo notas en el servicio, en cada mordisco que le das a tu empanadilla y en lo a gusto que te sientes cuuando pagas y te vas.