Charlotte

Me gustó mucho la distribución del local. Me pareció apto para infinidad de eventos: cumpleaños infantiles, despedidas de solter@, reencuentro compañeros estudios…
Los camareros eran muy agradables y serviciales.
Son de los bares que se han unido a la moda de poner taburetes altos y a mi eso me mata… Quiero SILLAS!!!, no voy a cenar en un taburete alto a ver cuando nos enteráis.Este bar parece que me leyó el pensamiento y tenía mesas con sillones y sillas también.
Ya veréis el detallito al café

Fui a tomar el menú del día entre semana y la verdad salí, encantada. Estaba todo riquísimo y además por un precio inmejorable 8’50 €!!! Teniendo en cuenta que está en la Alameda y puedes comer en la terracita del paseo, me parece una opción perfecta. Al lado de la fuente, es de lo más agradable.
Para los que tengáis unos 30 os sonará el local pq era un pub de copas llamado Corso 10, no obstante, ahora está cambiado, con un nuevo estilo. La decoración que tienen ahora con madera y mobiliario vintage me encanta, de tipo industrial, es cálida, acogedora y muy muy Pinterest :)
Le veo un montón de posibilidades y volveré pronto. Os lo recomiendo sin duda alguna.

Encontré este lugar de casualidad. Paseaba por la Alameda pensando que sí, era un sitio genial para aparcar pero los locales de la zona siempre eran bastante carillos. De repente vi una terracita de solo dos mesitas pero llena en comparación con las otras que estaban desérticas, así que me asomé.
La verdad es que me dio muy buena impresión. Primero hay como una zona de paso tipo cenador acristalado con mesitas y decoración vintage. Desde ahí ya se accede a una zona como más íntima y clásica. Con mesas más altas para cenar, sofás y mucho espacio con iluminación tenue. La verdad es que ni tan siquiera me animé a explorar el fondo del local porque se adivinaba como lejano después de la barra.
Lo que voy a destacar, vistas las fotos y los comentarios, es el servicio. Había un argentino en la barra de lo más amable que, cuando escuchó que pedía una infusión a la camarera, me ofreció su variedad especial de tés helados. Me pedí el de frutas del bosque que estaba riquísimo (dulzón, eso sí, si no eres goloso igual no es lo tuyo) y se servía en una copa de Gin Tonic enorme. Sin embargo, como estaba entre ese y otro me sacó también un vasito del otro para probar. Súper.
El local tiene WiFi disponible, te cargan el móvil si se lo pides y es muy agradable. Ideal para hipsters.

Un sitio súper agradable y espacioso en el que encontrarás una gran variedad de productos para cualquier momento del día. El camarero que nos atendió fue muy atento y sonriente, cada vez que se incorporaba una persona a la mesa (habíamos quedado para una reunión del coro y llegamos escalonados) venía y preguntaba. Tomamos varias infusiones y cafés, todo llegó rápido y mi infusión de frutos rojos estaba riquísima.
Me quedé con las ganas de probar más cosas, ya que la carta invitaba y había bastante variedad. Todo tenía pinta de ser casero, pero por si acaso le pregunté al camarero y me lo confirmó. Esas tartas… ¡yo no me quedo sin probarlas! Lo que más me llamó la atención del local fue lo enorme que era y lo bien ambientado que lo tenían. Desde luego pienso proponerlo para la próxima cena coral, ya que nos pilla cerquita y ahí cabemos los treinta y pico de sobra. Vi que hacían menús cerrados con varios platos entre los que había carnes bastante apetitosas.
Para mejorar, he de decir que la música en el interior estaba a tope y que llegaba incluso a molestar si quieres estar de relax. Me suelo fijar porque me molesta mucho no poder hablar tranquilamente con mis amigos a más de dos palmos. También nos tuvimos que cambiar de mesa porque cuando llegamos había unas señoras en la mesa de al lado gritando como locas ¿somos todos así? desde luego, me planteé si yo hago lo smimo cuando quedo con mis amigas, pienso que a veces sí, y es muy, muy desagradable para los demás clientes. Tuvimos suerte porque era media tarde y el local estaba medio vacío, dentro mucho más tranquilos.
La terraza me parece perfecta para las calurosas tardes y noches del eterno verano valenciano. Volveré a cenar y os enteraréis de todo.

Fuimos un grupo de amigos para comer en fechas cercanas a Navidad. Tenían unos menús de grupo muy variados. Elegimos el de 18 € y la verdad es que estuvo fenomenal. 4 platos de picada para compartir y luego delicia argentina con parrillada de verduras. Las raciones son muy generosas y lo mejor de todo es que todo es casero. Un lugar ideal para grupos. Los postres también eran caseros. En verano tienen terraza en medio de la Alameda. También tienen menú diario de 11 €. Muy recomendable.