Después de comer en el fantástico italiano de al lado, mi colega, que tiene caso más piercings que años, vio esta tienda y entramos. Nunca había entrado en una tienda de tatuajes. Tampoco es que me oponga categóricamente, pero no me atrae nada. El tío que lo lleva, creo recordar que se llamaba Esteban, me pareció muy amable y legal. Compartía con mi amigo la afición por el estilo cómic y sobre todo japonés. Estuvieron un buen rato comentando cosas mientras cotilleaba la tienda. Me pareció todo muy higiénico y de fiar. Además, me sorprendió que tuviera también tarjetas-regalo. Éstas sirven para regalar a alguien un tatuaje o piercing, o una parte del precio de un tatuaje o piercing, según el precio que tenga la tarjeta regalo. Me pareció una idea muy original. En fin, un estudio de tatuaje y piercing en la zona del Ensanche.