El Secreto

El color más feo y a la vez llamativo de la pantonera fue el elegido para el rótulo de esta tienda. Y un nombre ¿evocador? Bueno, dejémoslo en curioso.
¿Qué secretos esconde esta zapatería que parece ser como cualquier otra de éstas donde venden la zapatilla de moda en modelo imitación y precio en consecuencia reducido? Pues oiga, ninguno en resumidas cuentas, porque todo lo pone en tamaño gigantesco en la puerta: calzado regulero a precio barato. Y, eso sí, la dependienta es más maja que las pesetas y no tiene problema en darte palique más allá del servicio estándar.
Es de esas tiendas que venden lo mismo que se vende en un burdel –no se me escandalicen tan pronto, por favor, que lo explico ahora enseguida-​: algo que de entrada ya sabes que no va a durar ni dos telediarios, pero que para el momento de necesidad te hace el apaño.
Yo, después de volver todos los días por el mismo camino y no dejar de babear ante el sorprendente repertorio de colores y versiones que tienen de las zapatillas de moda, he terminado sucumbiendo a este amor de alquiler. Y bien contenta que estoy con mis Andy Z, por 18 euritos que me salió el completo.

La historia empieza un mediodía de noviembre tomando un bocata en La Pérgola. Justo a mi lado entra un chaval pijete con unas zapatillas que llaman mi atención, ¿eran unas Vans?, sí pero no… la marca era Andy-​z y son clavaditas a las Vans Authentic que nunca llegué a comprar (80 pavos por unas zapatillas de loneta de toda la vida, pues como que no).
Busco en el google del móvil cuánto valen y dónde venden estas zapatillas cuyo precio esperaba ser igual o parecido al de las Vans y una horda de blogueras me lleva a esta tienda de la que nunca presté atención. Parece ser que es uno de los pocos sitios dónde las venden.
Llego allí y las tienen de todos los tamaños y colores… por ¿15 €…sí 15 € Señores.
Check-​in, shop recomended… ou yeah.

No conocía esta zapatería de la Calle San Vicente hasta el otro día, cuando dando una vuelta me decidí a entrar. No es nada especial, zapatos corrientes y molientes a buen precio, y bolsos superbaratos… supongo que todo fabricado en países asiáticos, pero también tienen un rincón de prendas nacionales y marcas más conocidas como Mustang… al mismo precio que puedes encontrar las Mustang en todos los sitios del centro.
El servicio en cambio, genial. Un chico muy amable y simpático y algunas dependientas te ofrecen ayuda en caso de que perciban tu interés por algún producto. La tienda es estrecha y alargada, pero tiene bastante producto porque en la parte de dentro se hace un poco más grande y está la zona en la que te puedes probar los zapatos.
La decoración es bastante mejorable.

Mi mujer me ha robado las zapatillas de andar por casa. Se calza mi 45 en sus pies del número 40 y yo, pobre de mi, tengo que andar descalzo por el frio suelo de terrazo. Encima, si intento recuperarlas se enfada conmigo. Una solución quiero.
Así que, casi sin quererlo, la solución vino a mi. Salía de un curso en la Cámara de Comercio, me dirigía a casa y descubrí un secreto. Bueno, más bien la zapatería El Secreto que se anunciaba con un portentoso cartel proclamando precios ridiculos por sus productos.
Se me encendió la bombilla. Como no había nadie dentro, pasé y enseguida me atendió una chica joven y guapa. Le conté lo que buscaba y me enseñó unas zapatillas de andar por casa muy graciosas. Le pedí que no soltaran pelusilla, pues las anteriores que tuvo mi mujer las tiramos por eso. Así fue como se fraguó mi doble triunfo. Yo recuperé mis zapatillas y mi mujer se mostró contenta por el regalo inesperado.