El Teatret

De niño yo me compraba las chucherías en los quioscos de las aceras, viendo al quiosquero, elevado en su ventana, sacar maravillas (chicles, gusanitos, regalices, cromos, revistas) de alguna chistera escondida, como un mago en su teatrillo.
El Teatret, en cambio, se ahorra la magia y te deja meterte entre bambalinas. Su local tiene pared para todo: prensa, paquetitos y un montón de vitrinas que tienes que mirar con detenimiento para que no se te escape tu gominola preferida.
No busca el ambiente de cuento de otras tiendas del estilo; sólo ofrecer ese servicio de cosas pequeñas (dulces diminutos, lecturas livianas, incluso en verano cortes de helado y polos en sus versiones mini) que te alegran el día. Esta quiosquera, menuda tras el mostrador, simplemente despacha, no como aquellos personajes extravagantes que hacían magia con golosinas, atrapados en su caja.

Este quiosco ha sido mi perdición en demasiadas ocasiones. Está prácticamente al lado de la biblioteca de Valencia y ya se sabe, después de un rato estudiando, las piernas y la cabeza piden un descanso. Muchas veces me he comprado la merienda allí, o una coca-​cola cuando los niveles de caféína estaban bajos, pero otras veces he cargado con un montón de chucherías para hacer más dulce la desidia y el estrés acumulado en plena época de exámenes. Tienen un motón de variedad.
Otras veces he sucumbido aún más a la tentación y ¡oh no! he acabado con una revista en mis manos. Y ya que estoy sincerándome, he de reconocer que alguna que otra vez ha sido la Quore. De manera que, de vuelta a la biblioteca, en lugar de inmiscuirme en el maravillo mundo de la historia del periodismo, he indagado en el patético mundo de las celebrities, de su celulitis y sus modelitos horteras. ¿Se puede caer más bajo?

El Teatret me ha alegrado mis tardes de estudio más de una vez y de dos. Y es que es un kiosco que está justo enfrente de la biblioteca municipal de Valencia (la del parque del Hospital, vaya), y para cuando quieres hacer un descansito ahí está el Teatret para ofrecerte todo tipo de chucherías, bollería industrial, bebidas frías…
Suelo cuidar un poco lo que como, pero cuando estoy estudiando me gusta darme un capricho, así que siempre que salgo a «que me dé el aire» acabo con un paquete de Jumpers y una Cocacola, o un paquete de Donettes… yo creo que hace un servicio a la comunidad de estudiantes. Además tiene un montón de variedad en cuanto a chucherías y paquetitos rollo Cheetos, si estás a dieta puede que encuentres el Teatret como un antro de perdición, pero chico, un día es un día, y después de darte una alegría en forma de Donut, ya verás como estudias más contento.