Hawaika

Que decir de este mítico lugar… Me encanta su decoración y su carta. Un ambiente acogedor y tranquilo para disfrutar de un buen coctel, helado o lo que te apetezca, todo está buenísimo…un buen sitio para cuando no sabes donde ir…

Zumos muy buenosAmbiente muy intimo, hace unos años estaba bien para ir en grupo… ahora mejor si vas en plan parejitas.

Hawaika es un viejo conocido de la zona Abastos. Su ambiente es muy particular, con su decoración selvática y sus mesas separadas en zonas semi-​privadas en forma de mini habitaciones. Uno entra y se siente transportado bajo la intimidad de la penumbra que existe en este local.
Desde luego yo recomiendo este sitio. Eso sí, uno ha de estar dispuesto a pagar sus 4 € o 5 € por su zumo, pero está recién licuado/​exprimido, tiene buena variedad en la carta y se sirve en vaso largo de, quizá, medio litro más o menos. Además de a vitaminas, hawaica invita a una sobremesa larga y divertida alrededor de su mesa.

He leido todos los comentarios y me han gustado pero desde que traspasaron el local no es lo mismo, caro e intentando parecer algo que no lo es.
Los batidos se parecen mucho al original de los 70, los antiguos dueños les dejaron las recetas, si eres jovencito pasate y pruebas, si eres mas mayor y quieres recordar viejos tiempos, pues para una vez pasate.

Muy bonita la decoracion, aunque los espacios son muy cerraos es acogedor e intimo, recomendado para disfrutar de un buen cocktel .
Este sitio es tanto para parejas, como amigos como quien le apetezca pasar 1 experiencia encantadora.
Lo recomiendo para ir a lo seguro.

Os contaré lo que pasó. Primero quiero decir que el sitio en sí es una pasada. Decoración muy currada y perfecta. Fuimos mis amigas y yo a tomar algo y probar. Yo me pedí un granizado de limón (lo más barato) y mi amiga un batido de fresas con plátano y no se que más. De repente mi amiga dice — oye las pepitas de la fresa son super gordas. Y le diga que va! Si eso está todo triturado es imposible. Y me dice que si que si! Total después de haberse bebido medio vaso dice no me puedo creer que sean tan gordas. Y de repente se saca una «pepita» de la lengua y la pepita era de color VERDE! Y digo tia… Que es eso? Y me dice host… Pero si esto son TROZOS DE PLÁSTICO! Llamamos enseguida al chico y nos dice. Lo siento chicas lo que ha sucedido. Mientras hacíamos el batido se nos ha roto la máquina por dentro y ha empezado a triturarse los plásticos de ésta. Y yo queeeee? Mi amiga de había tragado como medio vaso de plásticos! Increíble. Nos fuimos enseguida pagando un dineral porque nos costó carisimo. A mi amiga le sirvieron otro pero no lo quiso. Estuvimos a punto de poner una hoja de reclamación pero pasamos de rollos. La pobre con dolores de estómago al día siguiente increíbles.
NUNCA MAS HEMOS IDO! Ni a ese ni a ninguna. Una auténtica pesadilla

Había oído mil veces su cuña radiofónica, pero jamás había ido, así que el otro día nos estrenamos, salimos a cenar las chicas y después de cenar aparecimos allí, mi sorpresa la decoración del lugar, todo muy cuidado, el recibimiento muy bueno, nos pusieron un collar de hawaiana a cada una, así que imaginad las risas, las fotos que nos hicimos, nos llevaron al final del local, sinceramente creía que era más pequeño, me sorprendió es bastante profundo, pues eso nos llevaron justo al final y allí nos acomodaron en un reservado, todo son reservados y eso no está mal, a mi me gustó, así también puedes estar en tu mundo, nos sirvieron lo que pedimos y claro para beberlo nos dieron unas pajitas de un metro, vamos que se hacia complicado el beber, pero entre el collar y la pajita, aquello era total, jajajjja. la verdad la bebida nos la sirvieron en copas diferentes, alguna con caras, otras de cristal, vamos bastante originales, jejejje. Para tomar algo tranquilo, sin agobios, poder hablar tranquilamente es un sitio ideal.

Tras una estética muy fresca, diferente y jovial encontramos un local perfecto para visitar con amigos, turistas y por supuesto en pareja.
El local se divide en especies de apartamentos de caña en la que disfrutar de privacidad.
La carta es muy variada pudiendo disfrutar de cocteles sin alcohol (6 €) o con alcohol (8 €)
Si varios amigos vais a beber el mismo cocktail podeis pedir jarras para rebajar considerablemente el precio (si no recuerdo mal hay jarras para 4, 6 y 8 personas)
No le doy la quinta estrella por que como pega destaco que todos los usuarios del local están OBLIGADOS a consumir.
Por ejemplo recientemente fuimos un grupo de 8 amigos, una de ellas estando enferma del estomago y no deseando nada, nos vimos obligados a pedir unos ammenities (conguitos de chocolate a 3 €) para suplir que ella no consumía.
La calidad de los cocktails es mediana — alta teniendo programa de fidelización pudiendo obtener camisas, tazas, como premio a la asistencia regular.
Muy recomendable el batido de oreo, comparable al que se encuentra en el Tomy Mel’s

Me ha encantado este lugar. Es de estos sitios que no te importa perderte para encontrarlos porque sabes que te va a sorprender (la verdad que nos costo encontrarlo). Nada entre que la carta era mas grande que mi libro de historia de españa, los cocktails humeaban, las tazas tikis eran especiales, puedes ganar cosas con puntos tiki, el local parece sacado de hawaii, que los camareros sin simpaticos y te ponen palomitas para picae… Pues yo me he quedado mas que feliz con este sitio. Repetire. Eso si creo que le pueden sacar muchisimo mas jugo a este local, les falta algo (que no se que puede ser) para que ya me haga fan incondicional. Enhorabuena hawaika. :)

Hawaika siempre formará de muchos de los recuerdos que tengo de mi adolescencia así que solo tengo buenas palabras.
Cocteles buenísimos presentados acorde a la decoración tan relacionada con el nombre del local, amplia carta donde elegir y ambiente ideal sobre todo si vas con tu parejita o un par de amigos. La poca luz y el reducido espacio por mesa lo convierten en un sitio muy íntimo, genial para evadirte y pasar un buen rato. En mi opinión, es uno de esos sitios a los que TIENES que ir al menos una vez.

Hawaika es una cocteleria diferente a las demas, muy original, y lo original vende… y tanto que vende. cuando fui un sabado por la noche, havia una cola tremenda, aunque no tardamos demasiado en entrar… (menos mal)
Me gusto mucho la decoracion del local, todo muy exotico, incluso el vestuario de las camareras, que me encanto, y tambien me encanto el collar de flores que por cortesia te colocan nada mas entrar, muy guay todo… lo que no me resulto tan guay es la poca iluminacion del local… que para ver la carta de sus numerosas bebidas exoticas estuvimos media hora de reloj enfocando con los benditos moviles… y el poco espacio de las minicabinas que hay dentro del local… de alguna manera para hacer mas intima las reuniones de grupo o pareja o lo que sea… aunque no demasiada intimidad… pork las paredes son de cañas y como comprenderemos no es muy resistente y eso… (es decir, parejitas cortarse un poco) el precio de los cocteles es moderado, tomando en cuenta que te sacan un tazon decorado hawaiano mas grande que tu cabeza… y unas pajitas eternas… que al final ya no sabes como beber sin que te entre torticulis… buena idea eso de que el segundo coctail los viernes y sabados cueste a mitad de precio… buena idea para quien se acabe el primero y tenga ganas de otro… porque creo… y solo creo que con 1 ya tienes para salir de alli como un globo terraqueo…

Hawaika es un lugar muy especial. Tiene diferentes tipos de estancias para ubicar a parejas o a grupos de amigos. Los cócteles, zumos y batidos son fantásticos, y además ayuda mucho el ambiente, ya que parece que estés en un bar hawaiano totalmente. La decoración se basa en hojas por las paredes y sobre los sillones, vasos y copas ambientados…
El servicio es rápido pero es importante reservar porque se llena.
Es recomendable para ir en pareja o con un pequeño grupo de amigos y probar el Piripituki!!!

Probablemente el mejor lugar de Valencia para relajarte y tomar una bebida o helado que no olvidarás jamás, en un ambiente que te evade de todos los problemas. Si alguien conoce más lugares de este estilo, que me avise porque jamás encontré uno similar.

Había oído hablar mucho sobre este lugar y sus batidos.
La verdad es que no decepcionó. Es acogedor, aunque un pelín pequeño, pero muy bien ambientado.
El único «pero» que le puedo poner es que los batidos son demasiado grandes y se supone que es obligatorio comprar uno por persona.
Pero claro, ¿de verdad es un inconveniente? :P

Cabe destacar que la carta tiene una gran oferta de bebidas cuyo sabor y presentación son muy buenas.
Eso sí, todos los fines de semana veo asomar la cola de postadolescentes que van a meterse mano, ya que el interior destaca por su escasa visibilidad y sus mini divisiones con algo de intimidad. Puede ser que vuelvas tranquilamente del baño a tu zulo de cañas e interrumpas la intimidad de otros porque te has desorientado en la penumbra.
Consumición obligatoria, por supuesto… si no consumes te invitan a irte aunque las otras 4 personas se pidan ostentosos y caros cóckteles…todo un detalle, porque sí, es muy caro para lo que ofrecen, debe ser que no solo ahorran en luz y amabilidad, sino que el hielo es importado de glaciar de muy buena calidad.
Lo mejor viene cuando después de haber decidido invertir porque la calidad es buena pese al desorbitado precio, no puedes acabar tu conversación porque insisten y reinsisten en que te vayas si ya has terminado tu consumición.
Ah! en la puerta te hacen esperar aunque haya sitio… supongo que se hacen los interesantes… si has probado más sitios de batidos y cóckteles en tu vida, esto te parece una pérdida de tiempo y dinero.

Aunque hace un tiempo que no voy, tengo muy gratos recuerdos de Hawaika!
El local está muy bien decorado, con cañas de bambú, loros, todo muy bien ambientado y con una música que acompaña a la decoración.
Los precios eran algo caros, pero los batidos, helados y sobre todo los zumos! están riquísimos, te lo sirven en unas jarras estilo indígena, de las que sale vapor y con pajitas largas.
No lo recomiendo para ir en grupo, los asientos son de dos o tres plazas así que no es cómodo, pero es ideal para ir en parejita o con un rollete ¡ideal para romper el hielo!, ya que la luz es muy tenue, te sientas uno al lado del otro y las cañas de bambú otrorgan bastante intimidad…
No sé si lo seguirán haciendo pero antes tenían un programa de fidelización a través de puntos, cada x cantidad gastada te daban un punto y sumando, sumando podías canjearlo por algún zumo o por regalitos.

Quien no conoce este local? Es genial, a mi me encantan sus batidos y sus cockteils, el
Ambiente que te rodea, la tranquilidad, el servicio… Todo! Tanto por la tarde como por la noche es un sitio super recomendable… Los loros de la entrada son muy simpaticones y si te haces con ellos, puedes descubrir muuuuchas cosas que saben hacer! ;)

La verdad es que aunque este sitio formó parte de mi juventud durante algun tiempo, ahora que lo veo de una forma un poco más objetiva, no lo veo nada «increible».
A ver, el local, está chulo, es decir, todo a semi-​oscuras (nada de ir a tomarte un batido mientras lees el periodico!!), lleno de cañitas de bambú y silloncitos… Pero vamos, que cómodo lo que se dice cómodo no es. La mayoria de los sillones son de 2 o 3, es decir, que tienes q compartir tu espacio vital con alguno de tus amigos/​familiares quieras o no quieras: Además, las mesas son muuuucho mas bajitas, por lo que tienen que ponerte pajitas extralargas para que no te «arriñones» y eso sí, nunca puedes elegir el lugar que más te gusta, el camarero te «escolta» hasta la mesa que a ellos les parezca (eso habrá gente a la q le resulte super cool, pero para mi no es nada nada nada cool…)
Los batidos si q es verdad q están muy buenos, pero también es verdad que seguro que algun «batido-​fanático» que haya por aquí podría decir sitios iguales de buenos y a lo mejor hasta un poquito más baratillos.
Total, que tiene mucha fama y por las noches siempre hay cola para entrar, pero desde mi humilde punto de vista, aunque no es uno de los peores lugares del mundo, con dos estrellitas va sobrao.

Es un local con mucha tradición, que se puso de moda hace ya unos 8 años. Lo frecuentan los adolescentes, más hacia la noche parejitas y grupos de amigos ya no tan adolescentes.
Es muy diferente a lo demás. No gastan demasiado en luz. Sólo tienen en los acuarios que hay repartidos a lo largo de la zumería. Por lo tanto es un sitio romántico, pero no el idóneo si tenéis que quedar para ver fotos o leer algo porque os quedaréis completamente ciegos.
Los zumos están muy buenos, aunque los batidos son superiores. La presentación de los cócteles es lo mejor, sin duda.
Lo que no me gusta es que haya que hacer cola para entrar, que uno va a tomarse un zumo, no un producto de lujo.
En fin, volveré algún día que otro, pero no con tanta frecuencia como cuando era adolescente.

Lleva abierto ocho años ya y es especialmente conocido, gracias a su ubicación enfrente del Mercado de Abastos, por la gente de ese instituto. Es principalmente una coctelería pero más que ser un sitio al que ir a echarte la primera de la noche, es más bien el típico lugar donde ir de tranquis o para tomar algo a media tarde.
No se puede negar que es un lugar curioso y que al menos una vez hay que ir para ver. Se trata de un local «ambientado al estilo Polinesia», dicen ellos, pero que muchas veces tira más hacia un antro de perversión. La entrada es muy estrecha, siempre atascada de gente que no comprende el significado de «esperar haciendo cola» de forma civilizada, pero es que no es para menos, porque las esperas de mesa no son precisamente breves. Además la edad media del público suele ser de 17 años, aunque hay de todo.
La única luz que hay es la que proviene de la barra y de unos pequeños leds en el techo. Te recibe un camarero con una camisa hawaiana digna del fondo de armario de Santiago Segura y te indica dónde ¡por fin! sentarte. Una vez cruzas el interminable pasillo de entrada, casi esperas que aparezca un acomodador con una linterna, pero una vez te sientas, ya es que lo deseas con todas tus fuerzas porque ver la carta es misión posible solamente gracias a la habitual escena «alúmbrame con el móvil aquí a la derecha». Entre esto y su disposición laberíntica, por fortuna, ir al baño es algo a lo que nunca me he aventurado.
El local está formado por una especie de departamentos hechos con cañas que separan las mesas así en plan reservado, cosa que unida a la luz casi inexistente y los sofás con los que cuentan las mesas más privilegiadas da sentido a lo que mencionaba antes de la perversión. Ahí se ha visto de todo porque, aunque la gente se deje llevar por el ambiente íntimo y crea lo contrario, las paredes de caña no son precisamente el mejor aislante visual ni sonoro. Recalco lo que he dicho antes de la edad media del público.
En cuanto a la carta, no está del todo mal. Tienen zumos, batidos, granizados, cervezas de importación, cócteles humeantes servidos en vasos con motivos tiki y también algún que otro chupito. A mí personalmente el «Vampiro», un granizado de coco con sirope de mora me encanta. También hay productos inesperados como palomitas, saladas o dulces. Y, si lo pides, te sacan hasta un Trivial.
Eso sí, vaya precios. A pesar de esto, la entrada, ya digo, siempre hasta los topes.
También cuentan con un sistema de fidelización algo retro, pero bueno, tiene su gracia. Según los euros de consumición, te dan al cobrar unos tickets de puntos, que son acumulables y canjeables por obsequios que van desde un mechero hasta la deseadísima camisa del camarero. Nunca te irás tampoco sin los caramelos del cuenco del cambio.