Tango y Truco

Buena comida a buen precio, me encantan sus hamburguesas… Además las patatas fritas son patatas de verdad, nada de esas congeladas…

Casi dos años después, ¡volví! Y no probé los choripanes ni los alfajores, pero lo que sí hice fue ponerme hasta arriba de chorizo criollo con chimichurri y, para dar un respiro a tanta argentinidad, lo regué con buena Paulaner (en vaso grande y no por más de 3 €). El servicio no destacó ya desde el principio, algo despistado al no notar nuestra presencia en la terraza vacía y algún detalle demasiado descuidado, como que pidas la cuenta y ni te la traigan en papel a menos que lo concretes.
Por lo demás, se nota que todo proviene de esas mismas manos, y así te lo explican. Una salsa chimichurri con un sabor que nunca antes había probado, nada que ver con las de bote o servidas en ferias, ¡incluso la mozzarella de las pizzas sabe distinta y muy sabrosa! Éramos dos e hicimos pedidos prácticamente idénticos: ella, un plato combinado de chorizo criollo con patatas y huevo (esto costó ¡¡3,80 €!! y vino acompañado de más chimichurri, pedido aparte, con grandes rebanadas de pan); yo, una pizza Yuri-​Yuri, con mozzarella, chorizo criollo y chimichurri, tamaño grande por 8 euritos. La presentación fue también una agradable sorpresa, pues venía sobre una tabla redonda de madera, con tu palita metálica para servir, y el plato en forma de porción. He de decir que la masa era un caso extraño porque está como frita y se hace imposible de comer sin reventar (me recordó al pan de arepa, también latinoamericano) lo cual genera el dilema «estoy al borde de la explosión estomacal pero… es que está tan bueno». Sin problema, pedí lo sobrante para llevar y me lo preparó el muchacho en una caja de ésas con los colores de la bandera italiana.
El tíquet (oral) no llegó ni a los 20 euros en total, así que es una buena opción para cenar muy muy bien y por un precio muy ajustado y razonable. Al estar fuera, ni disfrutamos la decoración, ni escuchamos el tango, pero desde luego con ese truco de precios y sabores (y ese adorable caño de cerveza de trigo), seguro volveremos.

Descubrí este local por una amiga de una amiga, que siempre iba ahí por las tardes a tomarse unas cañas. Como ya estábamos hartas de los mismos bares de siempre, un día que quedamos con ella fuimos a Tango y Truco. Hacía frío, así que nos metimos dentro y vi que era un sitio muy acogedor, así como de maderita. El ambiente incitaba a un café, pero nos pedimos unos tercios y nos sacaron un platito con kikos.
Pasamos una tarde muy guay ahí calentitas, además tienen cartas para poder jugar, y nos picamos un rato jugando a «culo». Es una buena opción cuando el Mescafé nos pilla muy lejos para ir a jugar a algo, aunque aquí no tienen Trivial, sólo cartas, pero bueno, para pasar la tarde está muy bien.

Lo mejor de este sitio es sin duda su polifacético uso. Igual vas a tomarte unas cañas, o copas por la noche, que te pegas un tapeo pre-​cena o pre-​comida mientras ves partidos de fútbol internacional, a la salud de la parienta ¡Ah!, y cuentan con una amplia selección en cerveza de importación…
Además, la música es de calidad, para los buenos amantes del rock y todas sus derivaciones. Y, aunque no hacen actuaciones musicales, el local inspira música por todos sus rincones (tal vez sea la decoración).
La terracita está genial, pero dentro se está aún mejor, porque te da cierta sensación de intimidad con tu pareja o amigos… digamos que es un sitio acogedor.