Iglesia de los Santos Juanes

Enfrente de la Lonja de la Seda y el Mercado Central se encuentra esta iglesia que, aunque parezca estar cerrada, resulta que solo abre por una puerta lateral que no se ve si no la buscas.
La verdad es que el inmenso rosetón exterior promete más de lo que ofrece realmente, pero también es cierto que no hemos visto una sola iglesia fea en toda la ciudad. Esta es particularmente oscura, muy propia de sus orígenes, y hace el triunvirato perfecto con los otros dos edificios que he mencionado antes: en un rato tres estilos diferentes procedentes de tres épocas distintas, ¿alguien da más?
Lo mejor de todo es que vimos en su fachada un par de loros verdes y rojos muy majos que nos agraciaron con una cagada muy cerca de donde estábamos. A pesar de lo asqueroso del hecho, nos hizo mucha gracia porque eran unos animales muy simpáticos y eso siempre gusta.

Esta iglesia está situada encima de la antigua Mezquita. Se construyó en el 1240 y con el tiempo ha sufrido varias restauraciones.
En su origen era de estilo gótico, peró un importante incendio la daño seriamente y obligó a renderla de estilo barroco.
Adopta su estructura definitiva al principio del siglo XVIII.
La fachada que da a la plaza del Mercado es la principal, en la que destaca una figura de la Virgen y una torrecilla que aloja el reloj de ‘Campana y Horari’.
Otro aspecto importante de la fachada es la veleta situada en la parte superior, conocida como ‘el Pardal de Sant Joan’ (pájaro de San Juan) por su forma de pájaro.