Lamparas Cebriá

El otro día encontré esta tiendecita callejeando por el centro. Era una zona por donde nunca había pasado, de hecho encontré también un mercado que ni siquiera sabía que estaba ahí, pero bueno, eso es otro cantar…
El caso es que esta tienda me llamó mucho la atención. Es el típico sitio que mi abuela conocería si viviese en Valencia. Tienen repuestos de tulipas de cristal para lámparas antiguas.
Ay, si mi abuela conociese esta tienda! Cada vez que se le rompe una tulipa, se le viene el mundo encima porque cree que nunca encontrará otro igual y ahora va a tener la lámpara rota para el resto de su vida… Con lo fácil que tiene que ser encontrar uno en esta tienda, o si no cambiarlos todos para que no quede desemparejada.
La tienda mantiene la estructura de siempre y las lámparas que tiene son todas con un rollo vintage-​viejuno, pero auténtico, difícil de encontrar en otros sitios.
En esta empresa familiar restauran ellos mismos lámparas viejas y también fabrican algunas pudiendo elegir el acabado que más te guste.
Cuando entré pillé a la dependienta hablando por teléfono y así estuve un buen rato, pero en el momento que pudo atenderme fue muy simpática y me enseñaba cosas a cada cual más bonita.
Parece ser que más de una vez han intentado venderles las lámpara viejas que sobran en casa, porque ya en la puerta han puesto un cartel de que no compran lámparas. Aquí sólo las venden.

En mis correteos infantiles por casa de mi abuela, escenificando alguna fantasía, choqué una vez con su mesita (el pasillo era estrecho y yo rollizo) y, con mi falta de reflejos, vi cómo la lámpara caía y su tulipa estallaba. Al otro lado de la cama, otra lámpara idéntica acababa de quedar viuda.
Vuelve a mí el remordimiento de mi crimen cuando me veo, en el escaparate de Lámparas Cebriá, aquel modelo de tulipa, entre las decenas que tienen para reparar crímenes como el mío. Como dicen en una de mis pelis favoritas: «Habrás acabado con tu pasado, pero el pasado no ha acabado contigo».
Olvidaos de firmas modernas que imitan estilos viejunos: en Lámparas Cebriá el tiempo no pasa y el espíritu antiguo sigue vivo, auténtico. Esta casa artesana nació en 1915 y sigue fabricando esas fuentes de luz elegantonas que nuestros abuelos colgaron en sus techos y jamás reemplazaron. Algunas de las piezas que venden son anticuallas restauradas a las que dan lustre y una segunda vida; o quizás queráis que restauren vuestra propia lámpara, que presenció la llegada de la radio y ahora saludará al ipad con el mismo aplomo, sin despeinarse.
Rebuscaré en trasteros a ver si rescato faroles o apliques. Si no podemos acabar con el pasado, al menos démosle brillo.