Mari Toñi

Mari Toñi, es una cafetería que en los años 80 era lo más, pero que poco a poco se han quedado estancadas en hacer lo mismo de siempre. Para mi ha quedado un poco relegada a tomarme el chocolate con buñuelos en fallas, cuando estoy por la zona.
Pero por lo demás hay un montón de sitios en la ciudad que ofrecen más cosas.
Si esto además le añades que el servicio no es nada del otro mundo y que no son la alegría de la huerta :)), pues eso, lo dicho.

Comentar Mari Toñi para mi es un reto, la abrieron hace más de treinta años y como yo siempre he vivido en el barrio, he acumulado tantos recuerdos asociados a este local que me es muy complicado dar una visión objetiva. Iba de pequeña con mi familia a merendar, en mi adolescencia acabábamos las noches de fiesta, de universitaria tardes enteras de terapia de chicas y ahora con unos años más sigo yendo con mi marido y con mis amigas. Estoy tan acostumbrada a su café, a su bollerías, chocolate con buñuelos,…como todo ello forma parte de mi vida, pues nunca me he planteado si me gustaba o no. Hasta hoy, que he decidido escribir sobre Mari Toñi.
Cada vez que voy retrocedo en el tiempo, no ha cambiado nada, mantiene su decoración, las camareras llevan el mismo uniforme, y respecto a lo que puedes tomar, tampoco ha cambiado mucho. Las sillas de mimbre de toda la vida que si vas con medias es mejor que mires no vaya a estar rota y te las destroces, y lo digo con conocimiento de causa. Las mesas, que el día que me ponga en una que no esté coja creeré que me he equivocado de local. Pero todo esto le da un encanto especial y por eso voy habitualmente, eso y que es un local amplio y, excepto en épocas de fallas, es fácil encontrar un hueco y las camareras, jamás he visto un camarero, nunca te hacen sentirte incómoda estés el tiempo que estés.
El servicio siempre es correcto, no son la alegría de la huerta, pero son eficaces y rápidas. Respecto a la calidad de los productos están todos buenos, pero tampoco tengo nada que diga no puedo vivir sin comer esto.
En mi humilde opinión Mari Toñi, se ha quedado anclado en los ochenta y eso hace que sea un sitio especial, porque ha mantenido su sello a pesar de las modas, y puedo asegurar que ha habido varias cafeterías que han abierto en la zona y sólo Mari toñi ha conseguido mantenerse y ser un referente en el barrio. Por algo será.

Every time I go here, I am pleasantly surprised. Whether it’s for buñelos for Las Fallas or a quick bite to eat while I am out in the city, Mari Toñi is a true local bakery and a great place to visit. Very authentic, and the service, while usually a bit serious, is friendly and accommodating. Both sweet and savory items are on display in the cases, and you can be sure that everything will taste good!

Un clásico del barrio. Desde hace tiempo, precios no excesivos y buen ambiente. Y desde siempre, calidad.
Imprescindible probar su mítica coca de llanda.

Me fui de Mari Toñi con ganas de volver, porque… ¡no tenían buñuelos! Con lo que me gustan a mí los buñuelos de calabaza valencianos… Pero la culpa es mía por ir a Valencia en época postbuñolera. Asumida la culpa sólo me queda ir de nuevo cuando haga más frío.
El resto fue estupendo. Después de un paseo por el parque del Turia en muy buena compañía, nos metimos hacia Alboraya y paramos aquí a merendar una horchata. La mía era medio líquida, medio granizada y estaba bien rica. La verdad es que no puedo comparar con otras horchatas valencianas, pero en la comparación con las horchatas de otras ciudades gana por goleada. Pedimos unos fartons para acompañar, y aunque mi anfitriona valenciana lamentó que fueran de paquete en vez de caseros, a mí me supieron muy ricos.
Por cierto, el nombre me parece lo más. ¡Vivan los sitios con nombres cañis!

Empezando por su nombre, todo me gusta de Mari Toñi: su emplazamiento, por estar frente a las maravillosas Torres de Serrano (es que cruzas y ya estás en El Carmen), su interior amplio y lleno de mesas con un aire un poco setentero, sus maravillosa coca de llanda casera, la horchata mixta con café granizado (soy adicta), los bocatas de tortilla de patatas y ¡cómo no! sus buñuelos de calabaza. Los tienen casi todo el año, menos en época estival en que la horchata es lo que más sale del bar, y vale la pena probarlos. Recuerdo patearme media Valencia después de una verbena fallera para ir a zamparme mis buñuelos con chocolate a Mari Toñi, es un recuerdo imborrable.
Además, el barrio de la Trinitat tiene mucha tradición, tanto fallera como de otras de festividades concurridas, como la de San Cristobal, patrón de los conductores, en la que se bendicen vehículos antiguos. También se ven muchos niños gracias al colegio Pio XII, y adolescentes por estar muy cerca el Instituto Benlliure; así que juventud y algarabía no le faltan a sus calles, ni por ende a Mari Toñi donde siempre veo niños corretear entre las mesas.
No me importaría nada tener un Mari Toñi en mi barrio, pero perdería todo su encanto así que seguiré haciendo mis visitas al barrio de La Saïdia y comiendo sus buñuelos donde siempre lo he hecho.

Es un punto de encuentro genial, es un local con muchas mesas. La bollería es casera y siempre con producto de temporada. En fallas siempre encuentras churros y buñuelos recien hechos y en verano ricos granizados y horchata de calidad. Una buena opción a un puente del centro de la ciudad.

La historia de esta cafetería bien podría asemejarse a la de un Superheroe de la Marvel o la DC Comics. Durante el verano una cafetería normal, con sus horchatas, sus cafés, su bollería… y no únicamente dulce, los amantes (me incluyo) del salado, tienen aquí su sitio también. Se almuerza o merienda muy bien, hay calidad y el local está limpio, ninguna pega al negocio. Hasta aquí todo normal pero…
Cuando llega el invierno, Mari Toñi saca a la terracita su puesto de churros y buñuelos y se convierte de repente en la alegría de la calle. De este modo los enamorad@s de los churros con chocolate y productos similares, pueden disfrutar aquí de un sitio especial para ell@s. Y si no me equivoco, el puestecillo dura hasta pasar fallas. Así que a ojo voy a decir que desde finales de Noviembre hasta finales de Marzo podéis encotrarlo.
Si queréis algo de información extra sobre los precios, deciros que la docena de churros está en 5 € y la de bueñuelos en 6 €.

No suelo frecuentrar mucho esta zona, pero un amigo mío vive por la calle Alboraya, y cuando voy a su casa a estudiar o lo que sea, siempre acabamos en Mari Toñi tomando algo. Yo no sabía que en el barrio Mari Toñi es como una institución, a mí la primera vez que me propuso ir me hizo gracia el nombre, pero no sabía que era una señora tan reputada.
Este local es una mezcla entre horchatería, cafetería, heladería e incluso tiene un montón de dulces, cocas y bollería en un expositor de la barra a cual de todos más apetecible. En Mari Toñi te puedes tomar una horchata con fartons, un café con un trozo de coca, un chocolate con churros, una cocacola con una napolitana de jamón york y queso o una porción de pizza… y todo está buenísimo. Las camareras además son muy simpáticas, y el sitio siempre tiene gente. La terraza es un poco pequeña, pero al ser grande lo que es el interior, no creo que tengas problemas en conseguir mesa.
Un muy buen lugar para almorzar o merendar, lástima que me pille un poco lejos, si no, sería asidua. ¡Por un Mari Toñi en San Isidro!

Mari Toñi me recuerda a una mujer muy cotilla pero no, es una de las horchaterías más antiguas de Valencia. En ella podréis disfrutar desde un buen café a los mejores pasteles artesanos con un servicio de primera en la zona de Pont de Fusta.
Mari Toñi está en concreto en la calle Alboraya. No sé cuánto tiempo puede estar abierto el negocio, pero os diría que la vida entera. Además, es una de esas cafeterías antiguas con un trato más que cercano. En su barra tienen tanto dulce, salado y artesano, ojo al dato, que es imposible no pedir algo.
En época de fallas, los buñuelos y los churros son 100% recomendables. Pero además tienen tanta pizzas artesanas o napolitanas. El local tiene muchas mesas y casi siempre está lleno. Si vais con prisas, siempre podéis pedirlo para llevar.
Está justo al lado del CEF, centro de estudios financieros, y Teletech, una empresa de telemarketing. Por eso es la cafetería de referencia para todos ellos y para los vecinos de la zona.
Sobre todo, me gustaría destacar el excelente trato de las dependientas y el cálido clima que se respira. Dicen que tomarte un café te sale más caro aquí que en otras cafeterías de la zona. Yo creo que el precio ronda lo habitual y sobre todo, vale la pena por los sabrosos dulces que tienen.