Piscina Cubierta Campanar

No soy socia de este centro deportivo (del cual te puedes hacer, por supuesto, y no por un mal precio precisamente), pero me hizo gracia cuando fui la primera vez, invitada por un amigo: tuve que pasar mi tarjeta de visita por unas puertas automáticas que parecían canceladoras de metro, para poder entrar a la piscina en cuestión.
Ahora ya estoy acostumbrada a todo esto.
Por lo demás, bueno… Una piscina normal y corriente. Bueno, normal y corriente dentro de lo que son las piscinas para hacer deporte en serio: tiene su longitud y su anchura totalmente aceptables, y está dividida en calles, además de tener también determinados objetos de espuma y corcho a modo de accesorios para que se ayuden un poco los que van allí a aprender a nadar.
Y la sauna que hay en el mismo recinto de la piscina también me hizo mucho bien, aunque al principio la sensación de asfixia casi me hizo salir disparada (de hecho, si no llega a detenerme mi amigo, lo habría hecho; ¡segurísima estoy!). ¡Y eso que aquella vez el calor no estaba puesto tan fuerte como suele estarlo habitualmente!
Las duchas y los vestuarios, limpios. No tengo queja.
Reconozco que, en general, pasé un buen rato; pero, sobre todo… ¡me quedé bien relajada!