Empecé a ir a esta piscina porque un agosto desolador en la ciudad nos pusimos como locos a buscar alguna que estuviera abierta. Normalmente todas las municipales cierran este mes y a los que nadamos habitualmente nos dejan con los bañadores al aire. Pues nada, una joya fue lo que se nos apareció a pocos kilómetros de casa. Esta piscina está al aire libre y encima es de 50 metros, lujo. Si vas a mediodía no hay casi nadie en las calles de baño libre y puedes hacer tus largos tranquilamente con la luz del sol calentando tu espalda, mucho mejor que cualquier hinvernadero de cloro, que es en lo que se convierten las piscinas cubiertas en verano. El agua está fresquita, los vestuarios son enormes y bueno, eso ya no me interesa tanto, pero igual sí a otras personas: montan juergas los viernes y sábados. Por pocos euros te ofrecen una barbacoa con música junto a la piscina y creo que se puede hacer baño nocturno, incluso. Por las tardes está lleno de familias de todos los colores y sabores disfrutando del verano alrededor de la piscina y se llevan música y de todo. Un día me dio también la sensación de que allí van muchos adolescentes en busca del amor del verano, porque se notaban feromonas en el ambiente y cruces de miraditas y risitas entre unos quinceañeros y otros(soy muy observadora), pues nada ¡que viva el amor y las piscinas en verano! Ahh, creo que este año ha subido de precio y el baño libre ya va por los 3 euros, pero están muy bien invertidos.