Trenca Dish

Cocina minimalista pero adaptada a todos los publicos.
He visitado este lugar en varias ocasiones y NUNCA defrauda, siempre cuidan al máximo los detalles y siempre «clavan» platos.
El restaurante es realmente bonito y con una relación calidad precio envidiable.
Hay clásicos que nunca fallan!

Fuimos a Trenca Dish a una comida de trabajo.
Aceptan reservas pero no saben el menú que tendrán para ofrecer.
El restaurante es muy bonito, tienen un reservado. Nosotros estuvimos en una mesa redonda.
El menú consta de tres entrantes marcados por la casa (poca cantidad), un plato principal (bastante abundante y bueno) y poste.
El menú no incluye ni café ni bebidas. Por lo cual, de 16 € que vale el menú, terminas por pagar unos 23 € (hay que decir que nosotros comimos con botella de vino y copa)

Fui hace varios meses y me enamoré! El lugar es tranquilo, encantador, muy limpio, miman a los clientes y cuidan hasta el más mínimo detalle. Ideal para ocasiones especiales y veladas románticas. Muy bueno para reuniones de negocios dónde la mesa es clave ;)
Pese a que nos ofrecieron una copa para ir abriendo el apetito… pasamos directamente a los aperitivos. Nuestra eleccion fue una ensalada templada ¡Que maravilla! contraste de sabores y texturas que nos encantó. Seguimos con unos mini canelones de pato (mmm se me hace la boca agua de recordalo).
Respecto a los platos pricipales, yo me decanté por carne y mi acompañante por pescado. Ambos quedamos muy satisfechos con nuestra elección. Para finalizar, pero no menos importante, unas deliciosas torrijas de chufa acompañadas de helado de turrón (fantásticas).
¡¡Volveremos!

Local bonito donde están cuidados todos los detalles, tiene tres estancias, una de ellas es una mesa para ocho muy íntima, otra estancia es la principal bajo un mar de lámparas en alto muy bonito, y la tercera rodeado de botellas. Con todo ello el local no pasa de tener más de 15 mesas en total. De esta manera consiguen el trato tan personalizado y profesional que ofrecen. Respecto a la comida es un local donde ves que la alta cocina es accesible, ya que con el menú de 18+ IVA puedes disfrutar de entrantes palto principal y postre. Los entrantes los varían según el día y lo único que tienes que hacer es escoger el plato principal. Los entrantes no son copiosos pero de una presentación y sabor exquisitos, luego con el plato principal ya terminas de saciar tu estómago. Sitio muy recomendable para comida y cena románticas, tb para darse un merecido homenaje o para invitar a los tuyos.

Excepcional cocina, muy bien presentada y elaborada. Verdaderamente exquisita y nada cara, tienen un menú de precio muy acorde a estos tiempos, le pongo cinco estrellas. Vale la pena ir y degustar su exquisitez. Buena carta de vinos y trato muy agradable, decoración muy acertada y de buen gusto, sin estridencias. Ambiente relajado y tranquilo. Vale la pena visitarlo y repetir.

En un sitio así con los tiempos que corren, uno a veces no sabe que esperar…
Sabes que detrás de todo está el maestro Raul Aleixandre, entras y te ves envuelto por un local poco usual en la moda actual, pero muy chulo… y luego un servicio atento y profesional, hasta ahí la película esperfecta… pero.
Siempre un pero, no sabes que esperar de la cocina… producto…técnica? o qué…francamente cuando vi la carta seguí con las mismas interrogantes así que aposté por el producto:
Dos ostras, buenas, con hojitas de sakura y geranios (que nada aportaban) pero un euro más caras que lo que normalmente encuentras por ahí y no mejores; luego una navaja, rica, con una sopa de ajos… buena la navaja, pero se apreciaba sólo la navaja… y finalmente un rape en all-​i-​pebre, correcto, pero no es el mejor que me haya comido a ese precio… qué haces… pues te pides el postre a ver si dan la puntillada final: torrijas de fartón con helado de turrón…rico, pero así, sin más…
Vamos, que no es malo, pero viniendo de quien viene uno espera más…

Una decepción, es lo que me ha producido este local.
La decoración muy buena, y los camareros correctos, pero la comida dejo mucho que desear.
Tomamos el menú de unos 15 € que constaba de 3 entrantes, un plato fuerte y postre.
Los entrantes correctos, el mejor la mini-​hamburguesa de buey con mermelada de tomate (creo) y mostaza, el resto no destaco por sabor u originalidad.
LA MAYOR DECEPCIÓN el plato principal, que elegimos 4 personas y que era «Fidegua meloso de marisco» mas o menos creo recordar, lo que se tradujo al ver el plato en SOPA DE FIDEOS DE MARISCO, con un poco menos de caldo pero SOPA.
Quizás si ponen los nombres correctos elegiríamos mejor, ya que yo me deje la mitad de la SOPA, ya que no hubiese elegido este plato. Los otros dos platos que pedimos fue el rabo de toro deshuesado, es te si que estaba EXQUISITO, y de saber que había elegido sopa hubiese elegido el rabo o rape que eran las otras opciones.
En resumen los 6 que comimos dijimos «SOPA DE MARISCO…»
El postre bueno pero falto de sabor, elegimos brownie que los he probado muchísimo mejor y por raro que parezca esta mejor el de Fosters que el de aquí.
La tarta de queso correcta y había otro postre con manzana que comentaron que también estaba bueno (a mi no me gusta la manzana cocida).
Vista la experiencia y con la variedad que hay de locales similares, CREO QUE NO REPETIRE.

Una buena opción para aproximarse a la cocina de nivel y a la tapa de firma, ejemplo ínclito de la cocina de autor para presupuesto moderado, en ambiente formal pero no intimidante.
Cada tapa se pide por precio unitario y se paga en consecuencia (es decir, cada bocado puede pedirse suelto: una navaja, un canelón, un taco de morcilla, etc…), dando la posibilidad de degustar por comensal una gran cantidad de especialidades de una sola sentada.
A consecuencia: salir del sitio habiendo probado suculencias que, de otro modo, hubieran arruinado el presupuesto de todo un mes.
El sitio favorece la buena compañía y no hace falta traer conversación de casa: cada bocado merece un entusiasta debate.
Respecto a la bebida, la carta es de estatura similar y conviene predisponerse a gastar un poco más de lo previsto para quedar en conformidad con las suculencias que se van degustando, la mayoría basadas en nuestra gastronomía autóctona.

La moda del gastrobar –se denomina así a un bar-​restaurante que procura acercar la alta cocina a las clases más populares sirviendo tapas de autor a precios asequibles, en feliz descripción de la wikipedia– está fuerte. En Valencia al menos ya son varios los restauradores de postín (Quique Dacosta, los gestores de La Sucursal, Ricardo Camanera, de Arrop) que han apostado por locales de diseño y fórmulas en principio más económicas que las de los restaurantes madre para hacer una especie de versión low cost de lo que hacen en sus locales con estrella Michelin.
Ese es el caso de Trenca Dish –rompeplatos, en traducción libre del valenciano (trencar, romper) y el inglés (dish, plato) — la iniciativa de Raúl Aleixandre, responsable del afamado Ca Sento y premio nacional de Gastronomía 2004, para no tener que gastar más de 100 eurazos si quieres disfrutar de su cocina. Su esfuerzo conmueve y, en ocasiones, recompensa.
Trenca Dish está situado en el centro de la ciudad. El local mantiene vestigios del pasado pero en general está bastante conseguido. Agradable y armonioso, tiene dos pisos, mesas amplias sin ser grandes y unos aparadores grandes y antiguos muy armoniosos.