Antes fue la Roca de la Gavina, un local emblemático en el Vinaròs de los convulsos 80. Desde hace unos años sufrió un cambio radical de decoración y dirección, la actual pareja que lo dirige, Marisol y Jesús, le han aportado un ambiente interior muy agradable para tomar una copa, fomentan las catas de gin tonic o e cócteles, y una parte gastronómica muy importante, Jesús cocina muy bien y te puede preparar una superhamburguesa a las 2h de la madrugada, las tapas están muy ricas y varían según la temporada. Aunque yo no lo definiría como un bar de tapas. Es un sitio excelente para quedar y charlar. Las paredes están adornadas de cosas antiguas y curiosas, en el pasillo de los aseos hay un pizarrón donde se dejan pensamientos de vejiga apretada de gran interés. Pero lo mejor, para mi, es su terracita, que se asoma al balcón de la Playa del Clot y la zona portuaria, imprescindible para espejar ideas cocidas al calor del verano.