Gracias a nuestra nunca suficientemente alabada comunity manager Patricia, me acerque a este sitio que es una institución del Barrio de las Delicias y en concreto de la Avenida Madrid y calle Delicias. Sí, creo que estuve de niño… alguna que otra vez, pero ya no vivo en este barrio y no suelo andar por la zona. Al entrar piensas en los bares de siempre, dónde tomar un vino y un rebozado de gamba y huevo. Encontrarás eso, y mucho más, eso sí todo clásico, todo como se ha hecho siempre, con los mismos productos y maneras. Es como entrar en una cápsula del tiempo. Si nacíste en la primera mitad de los 70´s los recuerdos de los bares de la niñez acudirán en tropel a tu mente. Se me puso cara de niño cuando pedí mi tapa favorita de esa época; Esa gamba con medio huevo cocido todo rebozado y mantenido iniesto por la gracia de un palillo. ¡Qué disfrute, que alegría… que gozo! Lo regue con un vermut, correctamente servido y de buen sabor. Ahora que he vuelto por allí, pienso pasarme más a menudo. El Vermut y la tapa: 3,05 €
Patricia S.
Rating des Ortes: 5 Zaragoza
Si dijera que soy fan de este bar, estaría faltando a la verdad porque soy mega híper fan de perder la lencería fina, si hace falta, por ir(no se si me he explicado bien). Este bar lo conozco de toda la vida y es que ya lleva más de un siglo con sus puertas abiertas en el populoso y más mejor barrio de Zaragoza(el mio!!!). Ya de pequeña, y con pequeña me refiero a edad y no a tamaño, porque lo que es crecer, pues va a ser que tampoco(aun estoy esperando el estirón), me encantaba ir con mis padres y sus amigos. Recuerdo que a los crios nos sentaban en los barriles de cerveza que se apiñaban en uno de los laterales y nos pedían unos mostos y unas bravas, mientras ellos le daban a la sepia, calamares y… ¡anchoas! Por suerte o por desgracia, para los adultos de estas quedadas, aquí la menda, no era la típica niña raruna que no comía de nada… no… yo me arrimaba a las anchoas e intentaba moverme lo menos posible de allí. Con el paso de los años, vas creciendo pero las buenas costumbres no las pierdes, y siempre que te apetecen unas buenas anchoas, tamaño barbo, pues te pasas por allí y te empujas una buena ración(media docena de bichicos) con su bien de ajo y bien de aceite. Si los modernos conocieran este sitio, fliparían porque el lugar si que es vintage… pero vintage desde que lo fundaron… ahí los camareros con su uniforme cañí, sus baldosas y pizarras anunciadoras de las raciones, la vajilla que usan… todo está igual desde que tengo uso de razón… así que shhhhh… no me gustaría que los abueletes del barrio enganchados a la barra, fueran sustituidos por hordas de jipsters…