Lola Bar

Medio pelo, como la mayoría de los cafés de la zona de Adrogué. La verdad es que no hay nada que se destaque por su servicio ni por la calidad de lo que sirven.
Lo que lo destaca es su ubicación, dado que se encuentra en la galería principal de la zona, que es la Galería Adrogué, al lado de la heladería y de varios cafés del estilo.
Suelen tardar para cobrarte o atenderte ya que las mozas siempre están en otra, hablando entre ellas adentro (si estás sentado en el exterior andá con paciencia).
Hace poquito tiempo merendé y pedí una torta de brownies con dos cafés. Estaba bien de sabor, pero el merengue estaba todo aplastado o derretido, es decir muy mal de presentación. Además, los tenedores tenían sabor muy fuerte a detergente o lo que sea que hayan usado para limpiarlos. Finalmente, me cobraron sin ticket, el que debía reclamar y no trajo la descripción de la cuenta.
Suele tener buenas promos de almuerzo pero el sabor de la comida no es el más rico. Preferiría pagar más y comer mejor, pero lo cierto es que este tipo de lugares muchas veces me salva cuando me toca hacer trámites por el centro de Adrogué y es el paraíso de los comerciantes del lugar.

Hace años que veo las sombrillas amarillas de Lola Bar en las veredas de Esteban Adrogué y hoy decidí darle una chance a la hora de la merienda. En general veo señoras grandes tomándose un cafecito pero últimamente ha comenzado a captar público joven.
En sus pizarrones se anunciaban promociones por $ 30 y $ 45 para tomar un café en jarrito y comer un alfajor de maicena o una porción de torta. Fui por la primera pero mi hermano prefirió un jugo exprimido de naranja con un panino completo. El café estaba bien preparado y el alfajor era fresco y casero, de esos que se rompen mientras los comés.
Mi hermano, en cambio, se quejó porque su sandwich trajo el queso apenas tibio y las lonjas de jamón crudo eran tan gruesas que terminó casi desgarrándolo. El servicio me pareció muy bueno y me encantó la posibilidad de pedir mate para compartir con amigos. Tiene wifi.