Pertutti

Los del cono sur íbamos a comprar medialunas al Pertutti de Lomas hasta que llegó el de Adrogué, ¡oh, qué local tan grande! La panadería es majestuosa, dan ganas de pasarse la tarde mirando tortas, facturas y todo tipo de pastelería. Es una muy buena opción para desayunar, merendar o disfrutar de una picada. El almuerzo y la cena definitivamente no son su fuerte, mucho menos teniendo una oferta gastronómica tan rica en el barrio.
Tiene opciones para distintos públicos: sector de juegos para niños, mesas grandes para grupos y boxes más privados para parejas. Se puede uno sentar adentro o afuera y hay pantallas grandes para quiénes toman el café mirando el partido. Probé un lomito y estaba bueno, viene con papas y la porción es abundante. La cerveza llegó en su respectivo balde con hielo, otro punto a favor. Además, nos trajeron la clásica bandejitas con papitas, palitos y maní; un golazo.
El trato de los camareros fue amable sólo que debimos perseguirlos para que nos presten atención porque estaban ocupados preparando las mesas para la noche. La sorpresa llegó cuando pregunté por el baño y me indicaron que fuera a la puerta justo al lado de la barra; parece que al arquitecto le falló el cálculo porque queda un espacio grosero entre la puerta y la pared que da a pensar que cualquiera puede observarte desde afuera… eso no se hace. Los precios son acordes.

Las mejores medialunas del condado y más también. No se me vienen rápidamente a la mente medialunas más ricas en el país en general más que las de Pertutti. Sinceramente, cada vez que tengo antojo de medialunas voy ahí, esa clase de lugar que te cautiva por un producto en particular. Lo copado es que en general la panadería (la cual tienen separada de la cafetería por si querés llevar) es excelente. Las facturas son sublimes y los panes saborizados ni les cuento!
Y el lugar es enorme, a la sucursal que vayas son todas similares. Hay espacio para todos: juegos para chicos, lugar para fumadores, asientos adentro, asientos afuera, para parejas, para grupos grandes, para la familia, a todos alberga Pertutti. Yo lo prefiero toda la vida para desayunar o merendar. El restaurant no es malo, es bueno, tienen de todo, hasta sushi, pero la panaderíà la rompe! Y el café y capucchino lo hacen exquisito.

No.
Muy lindo el lugar, muy linda la alfombra nueva, muy lindos tus hijos, pero no.
Si no tenes ganas de moverte a otro lugar, no tenes nada que hacer y tenes ganas de salir a tomarte un café tranquilo o merendar, perfecto. Pero no volveria jamás a almorzar. La comida en general es un 5 y no hay muchas opciones. Para merendar las tortas y las facturas son un golazo, eso sí.
Fui con mi papá.
$ 200 (o más creo) por una ensalada Caesar y de esas caracteristicas a mi me parece un disparate, el pollo estaba congelado y la la calidad del resto de los ingredientes tampoco eran gran cosa.
Él pidio un pescado a la romana que viene sin guarnición, es decir, tenes que pedirla aparte y, obvio, te lo cobran como si fuese un plato más. No volvería, prefiero comer en un restaurant de verdad,

Empecemos por lo mejor: la panadería.
Este restaurant tiene su propia producción de panes y facturas a la venta, y son lo mejor de la zona. Las medialunas son exquisitas y no se pueden dejar de comer.
Ahora sí, el restaurant propiamente dicho. Es un monstruo de lo gigante que es. Y dado que no suelen gustarme este tipo de propuestas tan masivas, tan poco personalizadas, Pertutti no fue la excepción. Cuando un lugar es tan grande y tiene una carta tan amplia (sushi, pizza, pasta, empanadas, cocina) no suele especializarse en ninguna y todo es medio pelo.
La atención que recibimos por parte del mozo fue desastrosa. Hace poco fui a merendar y al servirnos unas masas, ¡lo hizo tocando absolutamente toda la crema!
Como éramos un grupo grande, tardamos un poco en decidir qué queríamos y su cara fue de muy pocos amigos. Señor, váyase, atienda otra mesa, déjenos pensar (sugiéranos amablemente que cuando hayamos decidido lo llamemos) y vuelva en un rato, pero no nos ponga cara de perro porque se verá reflejado en su propina.
Encima, la cuenta vino mal y nos habían cobrado tres cafés con leche con medialunas demás. Demasiado como para que haya sido una confusión.
En fin, volvería solo por la factura.