Tirifilo el Bodegón

¡Qué panzada increíble! De esas que salís rodando del restaurant pero feliz y pipón. Madre mía, acostumbrada a veces a los platos pequeños, esto es más bien una fonda, lugar bien tanto, ex casa vieja bien conservada estupendamente bien decorado. Consejo: andá con hambre, hacé lugar, desde la panera que es buenísimo. La especialidad son pastas y pescados, sin dejar de ser gourmet, te traen un plato bien completo. Se suele llenar, tratá de reservar, sobre todo si vas a comer afuera, que es lindísimo. Y están en todos los detalles, tienen aire acondicionado, vinos de todos los rangos de precios, unos cuántos mozos y de los buenos, y al chef hay que hacerle una oda y darle una palmada. Yo pedí sorrentinos y me vinieron como 7. Vayan, nos los defraudará. Los reto a que lleguen al postre.

Tirifilo fue uno de los primeros restaurantes que inauguró el circuito gastronómico de la calle Cordero (que hasta ese momento no existía como tal). Su propuesta es simple: comidas caseras, muy abundantes, como si comieras en un bodegón. Y claro, acompañan esta propuesta desde la estética y ambiente general del lugar: ladrillo a la vista en el interior, persianas metálicas, decoración antigua (damajuanas, latas de galletitas, carteles en las paredes tipo fileteado porteño y fotos en blanco y negro de históricos personajes de Argentina y del mundo).
Por encontrarse en una esquina tiene ventanas altísimas en varios puntos del restaurant, lo que lo hace luminoso durante el día y permite ver lo que sucede en la calle (que no es super transitada y sí es muy arbolada). Y tiene algunas pocas mesitas a la calle. A la noche en esa zona ahora hay cuidacoches (que, a diferencia de muchos otros, se quedan hasta que se hayan ido todos los autos).
Tiene menú ejecutivo al mediodía a un precio razonable, que incluye bebida, plato principal, postre y café. Si vas a ir un domingo, te recomiendo reserva previa porque suele estar lleno de familias almorzando.
Sin embargo de un tiempo a esta parte la calidad no es la misma y los platos (que antes era imposible terminar y debías sí o sí compartir, o llevarte a tu casa el excedente) ya no son tan grandes. Aunque sí muy ricos. Mi recomendación en este lugar es probar la tortilla española, los risottos y las milanesas (que son verdaderamente grandes y ricas).