Era viernes, y mi cuerpo lo sabía. Venía caminando por la diagonal 74(aunque los platenses digan«ELDIAGONAL», hablen bien ¿qué les pasa?) y veo una hamburguesa de néón y la palabra ROCK en la vidriera de un local ambientado en los ’50. No estaba en mis planes, pero ¿Podía seguir de largo y preguntarme toda la noche si las hamburguesas de ahí eran tan buenas como me las imaginaba? No, no podía. Era mi deber entrar ahí, tenía que hacerlo por el amor a las hamburguesas y a la gente que quiere saber dónde conseguirlas. En fin, entré. Si hay algo que me gusta, son los lugares temáticos. NOIMPORTADEQUÉ. — Hola, vamos a un lugar temático de pitos colgando por todos lados — ¿Es temático? — Sí, pero de pit… — ¡¡SIESTEMÁTICOVAMOSVIEJA, NOMEIMPORTANADA! Cuando los lugares asi están bien logrados te transportan a otro lugar, a otra época, a otro mundo. Rockabilly, es un pequeño restaurante de comida norteamericana(milkshakes, hamburguesas, y demases así) ambientado en los ’50, época de la guerra fría en Europa, y de una revolución cultural e industrial enorme en Estados Unidos. Tiempos de Rock and Roll, «El rey» Elvis Presley, quien fue uno de los creadores del Rockabilly, un rock de tiempo rápido que mezcla la música country, rythm y blues.(Bueno, gordo, hablame de hamburguesas que todo esto me chupa un huevo) El localcito cuenta con una máquina de pacman, una máquina electrónica de dardos(que te suma automáticamente los puntos de donde cayó el dardo), y mucho color blanco, rock sonando, y una ambientación simple, pero efectiva. De la variedad de hamburguesas que habían para pedir, elegí la doble, porque antes que nada: Gordo, y que la culpa llegue más tarde. Dos hamburguesas de 120 gramos, con doble cheddar y panceta. Me tenté de pedirme un milkshake,(sobre todo al ver unos que estaban tomando en una mesa cercana) pero me pareció demasiado, el combo viene con papas y gaseosa. Me trajeron la hamburguesa y en el pan tenía escrito con ketchup«Rock». Hola, los amo. La hamburguesa estaba buena, grandota, llenadora, el pan me resultó un poco chico en comparación a lo que era la hamburguesa en sí. Las papas sequitas, sin todo el aceite chorreando, lo cual es un gran punto a favor aunque poniéndome exigente, me hubiesen gustado un poquito más crocantes. Todo por $ 110, lo mismo que gastás y comiendo muchísimo mejor que en una cadena de esas que tienen como icono a un payaso o un rey. La atención, excelente. Felizmente me fui con la panza llena, y el corazón contento. Se puede decir que este lugar es un Burning Love [