Armenia

Muy buen restaurant para comer comida, valga la redundancia, armenia!
El tema de la gente es un tema y siempre conviene reservar porque podés estar más de una hora esperando sino lo hacés (sobretodo cuando está en marcha el show).
Generalmente cuando vamos pedimos la picada, que viene con 8 platitos y te permite comer de todo un poco y si a eso le sumás un principal y tal vez un arroz salís pipón pipón.
Una mala, que ya es costumbre en Palermo, el pago es sólo efectivo.
Una buena, la carta de vinos está bastante bien y los precios son más que accesibles.
Si te quedaste afuera de Sarkis, caminate unas cuadras y comé en Armenia que no te va a defraudar. Y de última cuando salís podés aprovechar y te vas a bailar unos tangos a la Viruta para bajar el Babaganoush!

Amo Armenia. Voy una vez por mes mínimo con mi familia o amigas.
La atención es excelente. Si es tu primera vez, los/​las mozos/​as se encargan de explicarte y recomendarte todo.
La comida es excelente y muy bien preparada.
Mi plato favorito es el shish kebab con tabule y de postre deditos de novia.
Los precios son super razonables y tienen buenos vinos.
Pro tip: Los sábados hay show e invitan al público a bailar las danzas típicas. Es super divertido y te acerca un poco más a una cultura un tanto desconocida para mí.

La Asociación Cultural Armenia tiene su propio restaurante («Armenia»…, ¿falta de imaginación o apego a la simplicidad?) en la calle ídem, donde se come comida de ídem.
Lo que lo vuelve particular en relación al resto de la comida armenia, es que acá vienen, fundamentalmente, miembros de la comunidad armenia. Por supuesto que también va público en general, que siempre es bien recibido; pero seamos sinceros: no confío más en nadie que en los propios armenios y sus descendientes al momento de elegir donde comer esta comida.
Pero una cultura es, además de la comida y entre otras cosas, danza y música. Por eso en este restaurante suelen haber shows donde los mozos-​bailarines bailan el Kocharí (la danza nacional armenia) o un músico toca el Duduk (instrumento de viento) entre las mesas mientras uno come un Bastermá o unos Falafel. Por si fuese poco los mozos, además de bailar bien, son muy atentos y simpáticos.
La decoración es casi tan neutra que se podría decir que no está decorado. Es un gran salón en el primer piso, con muchas mesas en fila, de esas con los viejos manteles de tela, mucha iluminación y las paredes casi peladas. Pero a Armenia uno viene a comer.
A lo importante: la comida. La comida de Armenia (del restaurante) es por lejos la mejor comida de Armenia (del país) que puede comerse en Buenos Aires. Tiene 29 platos principales de procedencia armenia y una buena cantidad de entradas. El cordero es una de las vedettes, los distintos purés (Mutebbel, de berenjenas; Hammus, de garbanzos) son geniales. El ambiente y la variedad de la carta lo sugieren por sí mismos: ir en grupo, pedir muchas cosas e ir picando un poco de cada plato.

Este restaurante es una visita obligada si andás buscando comer algo distinto. Como se cae de maduro, por el nombre, es de comida armenia. Y les aseguro que no es buena, es buenísima!
Forma parte del complejo de la Asociación Cultural Armenia y está arriba del salón de baile que se usa para las clases de práctica de tango de La Viruta.
El salón es súper amplio, con grandes ventanales que dan a la calle. Hay bastante espacio, aunque viernes y sábados a veces conviene reservar, especialmente si es un grupo grande.
La comida es de lo más variada aunque hay muchos platos con cordero tan rico que es como una mantequita que se te deshace en la boca. Varias veces cuando fui pedí la degustación de platos que viene con unas aceitunas picantitas, queso de cabra, tabule, humus, pastrón, berenjenas asadas, pan calentito para acompañar y llenarte la panza.
El arroz pilaf suele estar muy bueno y el strudell de cordero envuelto en masa fila es para chuparse los dedos.
Un dato simpático es que tal vez estás en el medio de tu cena, y de repente suben la música y los mozos se ponen a bailar una típica danza armenia –Ojo no esperes que rompan platos (esos son los griegos!). Uno de los bailarines siempre termina bailando con una botella en la cabeza mientras sacuden pañuelos y algunos comensales revolean servilletas al mejor estilo poncho de La Sole.
Invitan al público a sumarse y pasar un buen momento. Es un lugar que catalogaría como «clásico» por ahí para ir con tus viejos o llevar a tu abuelo. No lo pienses como un lugar romántico, sino como para descorchar vinito hablar fuerte y reírte ante la buena vida que nos da la comida sana y rica.

Es un lugar para comer un rica comida Armenia, pero creo que el de enseguida es mejor y Garbis es mejor tambien, aún así puedo decir que la atención al cliente es muy buena, los meseros muy bien vestidos y además son amables y carismáticos.
Los platos son muy bien servidos, son a veces tan hermosos que te da pena comerlo, pero el olor tan delicioso que viene de ellos te obliga a tragártelos jajaja.
No me gusta mucho en si la arquitectura y diseño del restaurante, parece diseño de un restaurante de hotel barato, con los manteles y sillas viejas, aunque en buen estado… y esas cortinas, Dios! no son viejas pero parecen de mi abuela y vuelven ambiente un poco pesado como de geriátrico.
Creo que si cambiaran eso les subo el review.
Lo cool de este lugar es que dan todo tipo de cursos tambien, tan cursos para bailar Tango, danza árabe, flamenco, entre otros, esto sucede en el auditorio de la planta baja pues cabe decir que el restaurante está en el primer piso.