Bar Britanico

Es un bar histórico en San Telmo y cada tanto es noticia porque amenazan con cerrarlo. Lamentablemente en la última reapertura decidieron cambiar el horario y cerrar a la madrugada, antes estaba abierto toda la noche de corrido y era genial ir tipo 5 de la mañana a tomarse un café en el silencio de la noche. Tiene unas ricas medialunas y una fauna interesante de mozos y clientes entre los que se destaca Fabian, un mesero copado que se nos ha sentado en la mesa a charlar con nosotros varias veces.

Great place with some history. Food, especially breakfast, coffee, and empanadas are great!

La particularidad del británico era que no cerraba nunca, estaba abierto de corrido toda la noche, lo que lo volvió un nido de la bohemia.
Paradójicamente lo que hizo saltar a los noticieros y al diálogo cotidiano de todos los vecinos fue la amenaza de cerrarlo, esta vez no por la noche, sino para siempre.
El revuelo que se armó en defensa de los viejitos españoles que lo atendieron desde siempre aún resuena en sus paredes.
Hoy el viejo bar cierra un rato por las noches, pero sigue siendo un hito de la zona.
¿Por qué? No tiene una explicación racional, no se trata de la comida ni de la atención. No se trata tampoco del clima. Pero si uno lo observa, no podría ser de otra manera.
En casi la puerta de bienvenida hacia la parte más pintoresca de la calle Defensa que es la estrella de San Telmo, pero arranca modesta por Barracas. Mira a la esquina más integrada a la ciudad del parque, a la misma altura que el resto de las veredas. Tiene ventanales privilegiados para recibir la luz del sol al atardecer.

Cómo no querer al Británico! Es el más clásico de los bares-​de-​viejo de San Telmo, ubicado justo en frente del fundamental Parque Lezama, en esa esquina que, siguiendo el camino por Defensa, sirve de puerta de entrada a lo mejor del barrio. A pesar de las renovaciones y los cambios de staff (que algunos, en el fondo seguimos lamentando a pesar de admitir que los viejos españoles que atendían antes distaban mucho de ser simpáticos), el lugar mantiene buena parte de su encanto y sentarse a tomar una cerveza con maní a la tarde en una mesa al lado de sus vantanles característicos, con el brazo afuera y hablando ocasionalmente con la gente que pasa por ahí… es un clásico de buenos aires.
Es verdad que con la comida no es el fuerte del lugar, para ir a comer sin duda es mucho mejor Hipopotamus (otro buen bar, con un estilo un poco más recargado), ubicado justo en frente en la misma esquina. Pero el ambiente bohemio del Británico es único, ideal para sentarse solo con un buen libro o a charlar con amigos.

El Bar Británico, ubicado justo enfrente al Parque Lezama, no se destaca por nada en particular, pero es sin dudas parte de la Historia Cultural de la Ciudad. Yo voy bastante porque es tranquilo y sentarse en cualquiera de sus mesas al lado de la ventana es impagable. Una cerveza fría, con un platito de maní cuando empieza a bajar el sol, o una milanesa con papas fritas al mediodía (son gigantes y MUY ricas preparadas en el momento).
El mozo te atiende siempre con buena onda y si vas a leer o escribir un rato, hasta podés sentirte parte de la bohemia que en los ’70 pasaba las tardes discutiendo de cualquier cosa en sus mesas aunque lamentablemente en 2006 su dueño le rescindió el contrato a los históricos inquilinos, unos gallegos que lo tenían abierto 24 hs, y cuando cerró y volvió a abrir, el lugar había sido «modernizado».
De cualquier manera, si andás por el barrio, no dejes de pasar por el Británico que siempre podés ser parte de alguna historia interesante.