En la esquina de Brasi y Defensa confluyen tres lugares dignos de pasear. Dos viejos cafés y la entrada del Parque Lezama. El parque da para un comentario aparte, pero los dos cafés valen la pena. El Británico cuenta con el añadido de haber tenido a Borges entre sus clientes; al margen de eso conserva el mobiliario de madera y unas ventanas que dan directamente unas al parque y otras a la ochaba. No tiene ninguna especialidad propia, pero es un lugar muy agradable para frenarse a tomar algo a media mañana si uno está visitando San Telmo. Los mozos te atienden bien, nada de otro mundo. Yo paré varias veces a tomarme un capuccino cuando llevaba a amigos a conocer el barrio.