Bingo Flores

No soy de ir a los bingos, pero lo que más me gusta de ellos son sus alfombras y observar a la gente que va a jugar y tomarse un trago a cualquier hora del día, y que casi siempre son personas solitarias que comparten una mesa redonda con gente desconocida y sólo se conectan por el juego o los que vamos una o dos veces en la vida con amigos a pasar un rato a ver que onda, pero somos los menos.
Antes cuando se podía fumar creo que había más gente o tal vez es mi interpretación un poco de afuera por no frecuentar estos lugares. Pero para tener alguna noche media bizarra o hacer algo diferente en la city porteña, no está mal darse una vuelta por el bingo a ver si la suerte nos sucede o simplemente unos cartones hasta que el trago se termine y ya, o no? Esta bueno hacer cosas diferentes!

Soy joven todavía, pero ya sé como quiero pasar mis días cuando sea una señora mayor. Nietos, plantas y bingo.
El bingo de Flores está hace miles de años, me acuerdo pasar de chica y decir ”acá quiero venir cuando sea grande”. Pero no fue hasta el año pasado que realmente fui. Me gusta el juego, no lo voy a negar. Nunca había ido a un bingo entonces todo lo que seguramente sea normal para mi era nuevo y sorprendente y genial. Claro que no gané nada, pero la pasé genial. Gasté re poco porque fui a divertirme, no a pretender ganar plata. El ambiente es muy de antes, fue como meterme en una película de los 70. Además tiene salón fumador, cosa que ya casi no existe en ningún lugar del mundo. Muy kitsch. Lleno de señoras de barrio que pasan horas ahí adentro y si les preguntas no saben si es de día o si es de noche. No, así no quiero ser como sea grande, con ir una vez cada dos semanas estoy bien.
Fuimos con amigos, pedimos varias cervezas, nos miraron un poco mal por hablar entre nosotros y nos frustramos cuando no pegabamos ni un número.
Capaz es medio rara mi idea, pero me gustó mucho para ir un ratito antes de salir, tomar una birra tranqui, jugar un par de cartones e irte.
El cartón sale 2 $ y la entrada igual.