Bodega Campo Comida Regional

Siempre me atrajo el ambiente de este lugar por la calidez del ambiente con ventanas abiertas y mesas llenas.
Fui un viernes a la noche, no era fin de semana largo, y la espera se hizo eterna.
Mi novio se pidió un corderito patagónico y yo un pastel de papas al romero. Estaban exquisitos pero a mediados de noviembre el calor era demasiado y las bebidas que pedimos no llegaban frescas a la cena. Por suerte pedí agua y con un poco de hielo me salvé, pero la cerveza de mi novio no corrió la misma suerte.
Sé por él que la demora no suele ser bastante en día de semana e igual, menos mal, no estaba lleno (todavía) la noche que fui. Les habló de 50 minutos aproximados de demora.
Volviendo al plato, para no ser negativa totalmente, estaba espléndido. El romero se sentía perfecto. No soy muy asidua a las comidas básicas pero se los recomiendo.
Por último, trabajan sólo con efectivo.

Agradable lugar, con una ambientación amena y amable atención. Un poco ruidoso cuando se llena, pero aún así un oasis de tranquilidad en una zona con mucho movimiento.
La comida es buena, pero nada del otro mundo. Probé los platos típicos norteños y, pese a que uno no está acostumbrado a comerlos tan seguido y por ende espera un sabor que lo sorprenda, eso no sucedió. Aún así, aprobaban. Me quedé con ganas de probar sus pollos para compartir.
Precio económico, buena ubicación para ir antes o después de un teatro, pero teniendo en cuenta lo que todos dijeron: la demora. No es de esas que te sacan las ganas de comer, pero sí puede ser un problema si uno va con un tiempo limitado.
En resumen, un buen lugar para comer algo distinto, en una zona en la que es difícil encontrar algo a buen precio que no sea una pizzería.
Ojo: no aceptan tarjeta.

Bodega Campo es un restaurante de comida regional, todo es muy casero y los platos son muy elaborados, por lo tanto hay que ir preparado para esperar.
Si bien la atención es buena, los platos tardan mucho en salir, incluso si llegas temprano.
Pero la espera vale la pena, es que la comida de este restaurante es deliciosa, las humitas, los tamales, los guisos, locros… todo muy sabroso y a precios realmente accesibles.
La ubicación es bastante céntrica, cerca del Congreso, así que es fácil conseguir transporte en cualquier horario por la zona.

Iba caminando sin intención de rescatar ningún local para mis amigos de Unilocal.Pero no puedo evitar este lugar, sin ver el comportamiento y si forma de ser.
La zona de ubicación comienza tímidamente al punto neurálgico de las oficinas que rodean al Congreso de la Nación.
Casi apológica por su nombre «Bodega Campo» tiene un aire de provincia en una calle céntrica. Cuando me acerqué la actitud del lugar era similar a la forma de vida de un campo.
Una radio con puros medio sonaba sin parar, los codos de los encargados en mostrador, el sol entraba modestamente por la puerta y las ventanas abiertas de punta a punta.
El salón estaba ordenado a la perfección, con una equidad salomónica en cada mesa. La teoría fue llevada a la praxis.
Basta de detalles, la comida como su nombre lo indica, es una apelación directa al campo, con empanadas, cordero, guisos y todo lo que realmente alimentó a varias generaciones.
Por lo lejos se paraba una botella que según dicen los que saben que por dentro se puede degustar el mejor vino.

Bodega Campo es de esos lugares para ir a comer en invierno: chiquito, hospitalario, con excelentes platos de comida regional que se pueden acompañar con vino tinto. Cazuelas de todo. A las clásicas comidas autóctonas (carbonara, guiso de lentejas, locro, empanadas), se le suman cazuelas varias: vegetarianas, pescado, pollo, carne vacuna, de cerdo, de cordero.
Con precios al alcance de la mano, donde cada plato ronda entre los $ 45 y $ 55, Bodega Campo es, probablemente, el mejor lugar para comer platos típicos del norte argentino en pleno barrio de Congreso.
La contra: vayan con tiempo. Los platos suelen demorarse mucho. En última instancia, habla de lo fresco de los alimentos con los que cocinan. La atención (sus propios dueños) y un buen vino son quizás dos maneras de acompañar tanta espera.
Los fumadores, o los que quieran disfrutar una noche de verano, pueden ocupar algunas de las pocas mesas sobre las veredas. Para los fríos del invierno siempre habrá tiempo de refugiarse en su interior y pedir un buen plato de lentejas.