Rating des Ortes: 5 Almagro, Buenos Aires, Argentina
Si en Florería Atlántico me sentí en El Gran Gatsby en Bruni me sentí en Los Ángeles de Charlie. ¡Increíble este lugar! Entrás al túnel del tiempo a los años 70. Todo es onda disco y está muy finamente y bien logrado. El restaurant es enorme, 2 pisos y me senté frente a ese gran espacio verde que hay. Riquísimo todo desde la panera hasta el postre(delicioso helado Persicco). De plato pedí unas cuerdas de guitarra con panceta y de entrada una muzzarella crocante, ambos tremendos de rico. Todo es tenue, al decoración, las luces y la música. Suena Barry White, George Mc Crae, Marvin Gaye, etc. Arriba tienen una pared de vinos… literal, una de esas cavas electrónicas que ocupa toda una pared. Un detalle que me gustó es que las mesas tienen la esponja debajo para que el lugar no sea muy ruidoso. Y la atención también deluxe. No es barato, pero lo vale.
Milena C.
Rating des Ortes: 5 Buenos Aires, Argentina
¡Uno de mis restaurantes preferidos! Esta esquina es divina, todo es lindo. Su dueño es el músico de rock Fabián «Zorrito» Von Quintiero. El lugar es muy luminoso. Hay un gran ventanal en forma de u que permite que entre mucha luz. Hay mesas cuadradas y redondas. Es ideal para ir a comer en familia o con amigos. Siempre suena buena música y la cocina está a la vista dividida por una gran mesa de marmol. Hay muchos cuadros de inmigrantes italianos en blanco y negro que quedan genial con toda la madera que hay en los pisos y en las paredes. Además unos espejos enormes ovalados y unas luces amarillas que asoman del techo. En el segundo piso hay un lugar para reserva para cumpleaños o reuniones de trabajo. Camino al baño se encuentra la bodega de vinos: un paraíso para los amantes del buen beber. La cocina es italiana. La vajilla me encanta porque es toda blanca y los vasos son de cristal y modernos. Los fuertes son el risotto y las pastas. No dejen de probar el risotto bruni: un clásico con clorofila de rúcula y helado de parmesano. Aunque suene muy extraño es espectacular el sabor y la textura del plato. Hace poco incorporaron sushi. La crème bruni, una creeme brulee de vainilla es mi elección a la hora del postre. El café es exquisito. Y lo sirven con un frasco enorme de biscotti y copitas de cognac. Los precios son caros, pero vale mucho la pena. Si vas un fin de semana puede resultar incómodo el tema estacionamiento.