Sucre

Hacia tienpo que no pasaba x sucre
La calidad es muy buena
TAL VEZ un poquito de Olor
Y ruido
Vale la pena
Si crees q es caro
ABSTENERSE
NO apto para COCODRILOS

Sucre es un restaurante ubicado en el barrio de Belgrano, con una cocina de autor creativa a cargo del Chef Ejecutivo Fernando Trocca. El restautante brinda una variedad de platos de autor, y entre sus especialidades se destacan las mollejas de cordero, el tiradito de salmón, pejerrey a la leña y los risottos.
Su chef además recomienda el grill y el spiedo, que se cocinan especialmente a leña de quebracho. El lugar cuenta con una carta diseñada para el día y para la noche, también, con una destacada carta de vinos y otra carta especial de Brunch para los fines de semana. Además de ser referente de cocina contemporánea de estación, Sucre es reconocido por su ambiente agradable, que le permite funcionar como restaurante y bar.

Atención correcta. El pan llega caliente a la mesa y te traen una manteca casera para acompañar. Los langostinos llegaron fríos. El pescado correcto pero nada que fuera una locura.

Empiezo con un disclaimer: amo a Fernando Trocca y no entiendo por qué tardé tanto en reseñar este lugar.
Sucre es mi restaurante favorito para CUALQUIER ocasión. Está bueno para venir a celebrar algo, está bueno venir solo, está bueno venir con amigos. El único objetivo es comer bien, beber bien y estar cómodos en un ambiente agradable.
La comida es inapelable: es rica, bien ejecutada, sale rápido de la cocina. La atención es inmejorable, y la barra complementa toda la experiencia, haciéndolo verdaderamente único.
Es difícil recomendar un plato porque todo lo que probé me gustó, pero recomiendo de postre el volcán de dulce de leche… Es DEMENCIAL. ¿Tragos? Es un lugar para ir hacia los clásicos de siempre.
Entonces si está todo bien y todo es genial ¿por qué 4 estrellas en vez de 5? Bajo una estrella por el precio. Si bien no tengo problemas en pagar un ticket caro cuando el lugar lo amerita, creo que están demasiados caros para el nivel que ofrecen. Quizás hace 2 años les hubiera puesto 5 sin dudarlo, pero últimamente los veo un poco inconstantes y eso hace que pagar tanto no se justifique.
Igual está bueno. Es caro, pero es un clásico de buenos aires que hay que conocer :)

Great food, and the GM Thomas was awesome. They accommodated our gluten free diet. The ambiance was hype and trendy. Priced very well. One of our favorite restaurants in Argentina.

Sucre es un restaurant de otro mundo. Sencillamente así.
Está ubicado en Sucre (sic), entre Castañeda y Alcorta. Se puede llegar fácil y por lo general se puede estacionar sin problemas. Eso en cuanto a lo administrativo (?).
El lugar parece, por fuera, una gran mole de concreto con grandes ventanales. Pero apenas entrás, te das cuenta que es un lugar súper cálido y bien ambientado. Lo que destaca es la cava, que está enclavada en el medio del salón. Es un cubo (al mejor estilo apple) bien iluminado, con un sinfín de botellas.
Fui para San Valentín, y no defraudó a mi novia ni a mí. Si bien había mucha gente, la atención fue muy buena, bien personalizada. Destaco que eran atentos pero sin pecar de excesivamente formal, lo que siempre suma.
Pedí un ojo de bife con papas que estaba perfecto. Ni más ni menos, simplemente perfecto. Mi novia fue por el rissotto con hongos, otra belleza. ¿El postre? Dulce de batata con queso de cabra.
Lamentablemente no hubo fotos porque la ilumunación era tan tenue que no valíà la pena esforzarse. Mejor concentrarse en la experiencia. Las propuestas son locales con una vuelta de tuerca, todo lo que usan es de alta calidad y se nota en los platos.
¿Volvería? Si, pero tengo que ahorrar primero. Sale caro, pero lo vale.

The restaurant ambience is fantastic and the wine selection is pretty good.
If you dont feel like sitting ata table you can chill out at the bar. they do have a complete bar which is a plus for me.
the risotto and the cordero were amazing

Resto del chef argentino fernando trocca.
Los platos son los típicos para deleitar poco, son pequeños pero con sabor único.
Me pasó que el sabor de algunas cosas se quedaban cortas. No llegaban a la excelencia por el elevado precio que pagamos.
El lugar esta muy bien ambientado. En el centro se encuentran los vinos de todo tipo. Pero a mi no me gustan. Así que opté por los tragos, originales pero no llegaban ni ahi a la excelencia. Me decepcionaron un poco. Probamos dos: kiwi (muy original e interesante) y uno con maracuyá y frutos rojos (feísimo, parecía vodka del malo, horrendo y sin sabor).
Cuando llegamos nos recibieron con pancito caliente y manteca. Riquisimo.
Luego vino el plato principal: ARROZ NEGRO A LA PLANCHA (con langostinos, puerros y hongos silvestres) y TRUCHA PATAGONICA A LA CAJA DE HIERRO (con nabo y pomelo al caldo verde). Sabores originales. El plato mas rico fue el del arroz a negro. Lo único los platos son muy pequeños.
Para postre pedimos uno de CHOCOLATES que estaba espectacular y otro con merengue, frutillas, miel orgánica y yogur, lo único que critico fue que el yogur estaba muy tibio. El de chocolate la rompió.
Cada plato aprox $ 200 – 250. Postres aprox $ 100 – 200

Que desilusión! Fui por mi cumple con mi novio pedí contentisima un risotto con osobuco y el una pesca del día… Cuando llegaron los platos no podíamos creerlo!!! Mi plato era arroz aguado y cero tentador y la pesca del día …vergonzoso ese plato pero a la hora de la cuenta no les tiembla la mano!
Que triste que tenga tanta fama y que los que cocinan no tengan ganas cocinar…

El sábado fuimos a Sucre, yo comí el risotto de azafrán y la verdad me gusto mucho, la textura era ideal y los sabores muy bien logrados, mi marido comió la bondiola, la cual le gusto, pero la guarnición que eran unas verduras como a la leña no tanto, el ahumado era excesivamente fuerte y además estaban muy saladas. La decepción de la noche fue el postre, sonaba muy tentador el «casco de zapallo en almíbar» con una especie de azúcar a la naranja y una bocha de helado que no recuerdo el gusto dado que no lo terminamos comiendo, el zapallo era simplemente zapallo hervido, un poco mas dulce que de costumbre, seco y fibroso, en un momento me marido me tiro la idea que parecía que estábamos comiendo la entrada, yo ni siquiera lo hubiera comido en ese contexto porque era tan fibroso que resultaba incomible de verdad, estaba para devolverlo la verdad, me arrepiento de no haberlo hecho.
Por lo demás como siempre el ambiente me encanta y la atención es correcta, el valet parking suma mucho.
No comimos entrada, dos platos principales, un postre, una botella de agua y un Biutiful malbec $ 1000 con propina.

CUCARACHAS DE POSTRE!!!
Lamentable. Elegimos el Restaurant para una noche especial, la entrada de endivias le falta sabor. El pato y el cordero espectaculares, y la atención muy bien. El postre vino acompañado de aproximadamente 15 a 20 mini cucarachas debajo del plato que subían hacia el volcán de dulce de leche. Luego de la queja Matias (encargado) se disculpó ya que «tienen el parque en frente y por mas que fumiguen hay cucarachas», vale destacar que nos invitaron el postre.
Íbamos a llevar a nuestras familias pero todos sabemos que ese tipo de cucarachas se crían en la cocina.

Mucho ruido y pocas nueces. Pretencioso y decepcionante.
Había escuchado maravillas de este lugar y fui esperando vivir una experiencia acorde a mis expectativas. Y no… Hizo agua por todos lados.
Es un bloque de cemento. Un búnker cool. Los espacios son enormes (una ventaja, porque aún estando atiborrado de gente, uno se siente cómodo.).
La atención es correcta. La comida es bastante insulsa para la categoría a la que dicen pertenecer (todos en la mesa coincidimos en esto). No puedo decir que se come mal, porque es una cuestión de paladar, pero éramos 5 personas y a ninguno nos voló la cabeza.
LO IMPERDONABLE: los baños se encuentran en un primer piso por escaleras (atravesando una pasarela ridícula)
Tengo dificultades motrices, uso un bastón para ayudarme a caminar.
Si el local (que en teoría fue construido desde cero para este restaurant) posee un baño para discapacitados en planta baja como debería ser según las leyes actuales, éste no me fue ofrecido, obligándome a subir un piso por escaleras y atravesar es pasarela ridícula, con bastón, para poder lavarme las manos.
Y el precio… Están locos. Y np vale la pena.
Fue una noche en donde el disfrute vino de la mano de los comensales. Pero el lugar no acompañó.
La selección de vinos es genial. Y la cocktelería no decepcionó para nada. Aunque en mi caso sólo tomé un martini.
Saludos,
I.

Sucre es un lugar perfecto para una gran cita gastronómica.
La ambientación, la atención, la comida, los barman todo es un 10.
Esta última vez que fui me senté en la barra. El barman me atendió y preguntó mis gustos para hacerme un trago «a medida».
Para comer pedi un risotto de arroz salvaje con langostinos. Estaba impecable. Hacen platos con sabores que no son obvios. Para los que son amantes de descubrir nuevas combinaciones y sabores extraños.
Es intimo y bastante silencioso.
La única contra es que es carisimo. Pero carisimo. Pague algo asi como $ 580 mas propina por mi plato, un trago y una botella de vino compartida.
Lo recomiendo para una situacion especial en la que sea importante que todo salga perfecto.

Este lugar era uno de mis favoritos. La ambientación sigue estando buenísima pero la atención decayó un poco y el precio se volvió ridiculamente excesivo. El servicio de mesa es un pan con manteca y los tragos son buenísimos pero demasiado caros (comparados por ejemplo con Kansas, están un 30% arriba y son la mitad).

Wow, GREAT MEAL, GREAT SERVICE.
This place has been around for years now, but is still hot. The service was great and the food was still cutting edge like the reviews rave about.
I had the Patagonia Lamb over smokey polenta and it was one of the best lamb dishes I have had in years. The dining room at 10:30pm on a Tuesday was happening, and crowd was very hip, even if a little older then a normal night over in say Palermo.
The bartenders would smoke the snifter glasses with wood smoke, make sure the glasses are ice cold for beers, and in general take extra care in their preparation.
When I go back to Buenos Aires every few years I keep a short list of 4 – 5 must eats. This will surely be on it going forward.

Luego de leer los buenos comentarios sobre el lugar, decidi ir a conocerlo. Lamentablemente todo fue una decepcion. Aunque el lugar esta muy bueno, es amplio y el ambiente es agradable, la musica electronica estaba a un volumen para mi gusto excesivo. Nos sentamos en las mesas de adelante que son bajas y con unas sillas muy incomodas.
En cuanto a la comida, si bien no era una carta extensa como es de esperar en este tipo de lugares, la encontre pobre y con poca variedad entre los platos. La comida resulto ser regular y la preparacion de los platos bastante mediocre.
Otro punto que quisiera destacar y que fue lo que mas me decepciono fue el pesimo servicio, teniamos que pedir las cosas dos veces y ante alguna inquietud el mozo nos explicaba con mala cara.
Quizas fui con demasiadas expectativas. No volveria y no lo recomiendo.

uno de los lugares buenos buenos de esta ciudad.
lindo, amable, calido, moderno, fashion, intimo y algunas cosas mas tambien.
llegas y te atiende el maitre que siempre es super amable (si llega a estar tomas la experiencia va a ser mejor aun), te sientan en una mesa, te tomas algun trago mientras pedis la comida.
la barra de tragos es excelente, tanto en variedad como en calidad.
la comida es muy buena, y la carta se va renovando regularmente. hay para todos los gustos, aunque siempre manteniendo esa cosa bastante cuidada y atenta. cada cosa parece hecha especialmente.
los postres tambien son una experiencia que merece la pena.
tienen una cava de vinos que se ve al entrar y que va del piso al techo, con no se cuantas botellas. sin dudas alguna que te guste vas a encontrar.
una cosa que me gusta mucho es sentarme en las mesas de las ventana. el vidrio esta esmerilado hasta cierta altura. el frente tiene una terraza que genera un techo, entonces te queda una franja de vision al exterior donde solamente ves el verde del parque de enfrente y una linea de cielo. pareciera que estuvieras en otro lado, no en el medio de la ciudad.
es para darse un gusto, con la confianza de que no va a fallar.

Maravilloso. Me encanta ir a Sucre. La comida es riquísima y el menú va variando. Muchas veces he vuelto y habían agregado o sacado cosas. Siempre te dan ganas de probar todo, ya que está hecho con ingredientes de mucha calidad y las recetas son bien originales. Recomiendo probar las croquetas de jamón crudo y los postres, que son todos riquísimos.
El lugar es excelente. Muy moderno, grande y espacioso. Aunque podría caer en la trampa de ser un galpón gigante, no lo hace y resulta muy agradable. (Ojo, hay unas mesas con sillas bajas que pueden resultar un poco incómodas).
Me encanta sentarme cerca de la cocina, que está abierta y contenida en el mismo ambiente que el restaurant. Es lindo ver la génesis de esos platos que después llegan a la mesa y de paso podés ver como hacen otras cosas.
El camino a los baños está buenísimo. A fuerza de sonar ridícula, es re divertido ir caminando por ese puente de chapa con tacos y sentir como resuenan tus pasos. Aparte vas como por arriba del local y tenés la vista aerea.
La verdad, muy recomendable. Mi único problema es que tiene unos horarios medio traicioneros. No podés contar con que esté siempre abierto. Muchas veces caí algún mediodía a ver que onda y estaba cerrado.

Comer en este lugar es un verdadero lujo. No solo por el ambiente y el lugar, sino por la extraordinaria comida.
El restaurante es un clásico de buenos aires, con más de 10 años es visitado constante de turistas y locales. El restaurante es una mezcla entre elegante y moderno con detalles que recuerdan a una zona industrial. Al fondo del restaurante la cocina es abierta y puedes deleitarte viendo como preparan los suculentos platos. En el medio hay una bodega, con más de 400 etiquetas. También cuenta con una impotente barra, muy amplia y linda. Allí sirven tragos sofisticados y tiene una carta de tapas con propuestas muy interesantes. Lo que más me gusta es pasar por el camino a los baños, un puente en la segunda planta por arriba de la barra, de donde se puede ver todo el restaurante.
En cuanto a la comida, es una mezcla entre la cocina regional y otras influencias como la italiana y la francesa. Todos los platos con ingredientes muy finos, y combinaciones especiales. De entrada recomiendo los langostinos salvajes, de principal el confit y magret de pato así como el cordero patagónico, son espectaculares. En cuanto a los postres y al servicio no se quedan atrás.
Como es de imaginar no es un restaurante barato, pero vale la pena darse el gusto pues en todos los aspectos el restaurante cumple con las expectativas.