Café Retiro

Es una joyita escondida en medio de la selva de contaminacion. No te esperas ni en pedo que un lugar tan lindo se encuentre en medio de un lugar tan transitado.
Fuimos a desayunar antes de hacer las conexiones correspondientes para ir a trabajar. Un café olorosamente rico y tostado quesoso despues, nos sentimos muy poco listas para ir a trabajar pero fuimos igual.
Deci que el lugar es hermoso y no se come mal lo que es desayuno. Porque la atencion es pesima. Empezando por una mirada de culo de la encargada cuando entramos y siguiendo por «no vas a encontrar el wifi porque me cortaron la luz».
Igual, no me conformo con eso. Le dare mas oportunidades por sus cuadros, el piano en medio del salon principal y su decoracion.
Volvere y sere millones (?)

Esta ubicado en el hall central de Retiro de la Linea Mitre
La atencion es un lujo tambien si hay poca gente y recien te acomodas en la mesa viene el moso a consultarte que queres elegir
Ademas de que podes elegir promociones de desayuno, etc.
Ademas cuenta con wifi. el costo de algunas cosas han bajado comparado con años anteriores y lo bueno que ahora se identifica mejor

Este café puede pasar desapercibido para la mayoría de la gente que sale de la estación rauda a trabajar, pero no para los turistas (tal vez sean la mayoría de los clientes) que van a este lugar. El mismo está dentro del circuito de «cafés notables» de la ciudad.
Es un oasis entre la mugre de lo que es esa zona. La arquitectura es hermosa, al igual que la estación del Mitre. Hace recordar viejas épocas de bonanza del país.
No fui por el café (que parece jugo de paraguas) sino por la experiencia de estar en un lugar detenido en tiempo. Ni siquiera me importó que la atención no sea la mejor, sólo quería admirar el lugar, uno no puede evitar sacar fotos.
Por ahí uno ve un cartelito de «WiFi» que desentona con la estética del lugar.
Me pareció muy tranquilo, para nada ruidoso, ideal para una lectura sin sobresaltos.

Café notable, café escondido, café rico, cafétería hermosa para visitar.
Un sábado cualquiera en el que sólo tenía pensando asistir a un asado en San Isidro, pasé por al lado de este café de costado y me llamó la atención. Nunca lo había visto, o mejor dicho, nunca había mirado para los locales que hay en la estación Mitre de Retiro.
Iba caminando hacia el ramal Tigre cuando ví luz, me acerqué, miré el techo y entré. Las puertas de este café me resultaron geniales, no tienen picaporte, sino que se empuja una gran puerta que es un fundido entre la madera y el vidrio que enmarcan este edificio.
Entré y pregunté lo primordial, aceptan tarjetas? La respuesta fue un no, pero por suerte los precios son bastantes accesibles para desayunar tranquilamente en este lugar que emana historia.
El mobiliario del lugar trae recuerdos de viejas y buenas épocas del país, un piano que muchos artistas habrán ejecutado, una araña tremenda que cuelga en el techo y atrae todas las miradas y unas columnas hermosas.
En las paredes del café había algunas obras en exposición, no se si serán exposiciones itinerantes, pero le daban cierta vida al lugar.

Es un hermoso café que está en la entrada de la estación de Retiro. Es amplio y las mesas están separadas por lo que se pueden hablar con privacidad.
El personal no es muy amable y tardan mucho en traer el pedido e incluso la cuenta!
Pedí la promoción del café con leche con tostadas. El café es aguado, no venía con jugo, las tostadas eran 6 pero chicas y finitas. El queso era rico y abundante, pero no así la mermelada.
Su ubicación es conveniente y abre a las 7am.

Es un café que rompe con la estructura de la zona. Fue remodelado hace unos años y como verán en las fotos trata de mantener el estilo y estructura de un café de los años 60.
Uno suele pasar siempre y verlo a la pasada. Suele haber poca gente, como sabrán los precios en las estaciones de tren o colectivo suelen ser un poco mas caros que en otros lugares, pero aquí con lo mal que funcionan los trenes del ramal mitre, en mas de una oportunidad resulta ser una excelente alternativa para quedarse tomando algo y ver algo de deporte en alguno de los televisores que tienen.
A la tarde siempre tienen happy hour con cerveza, que con unas papitas te salvan.

Estación terminal de trenes de Retiro, gente por todos lados. Puestos y puestitos que venden de todo. Aparece un café como tantos otros, pero con un toque de elegancia y glamour propio de otras épocas. No sé cuándo se construyó, pero por la decoración y el tipo de construcción me arriesgo a decir que venía incluido en el combo de la estación.
Lo conocí un poco por casualidad, por tener que juntarme por Retiro a tomar algo y no encontrar nada muy lindo dentro de la estación. Me llamó la atención y cuando me senté sentí que me había transportado en el tiempo.
Pedimos un sandwich de pollo con una cerveza, pero no estuvo muy rico. El pollo estaba seco, el sandwich chico y la cuenta elevada. No volvería porque sí, sí si tuviera que encontrarme otra vez con alguien. La decoración vale la pena para sentarse un rato y sentirse en la estación de hace varias décadas.

Casi que no te lo esperás, entre medio de tantas corridas y locales de comida rápida y ropa de La Salada, todavía algo clásico le queda a la estación Mitre.
Es un café dentro de la estación, que conserva todo lo tradicional que supo tener el tren hace décadas. Si bien seguro la espera a que salga un tren no sea tan larga, vale la pena sentarse un ratito a mirar este hermoso café. Todavía conserva la cúpula de vitreaux, que sin bien podría estar mejor conservada, le da una luminosidad especial al local. Tiene varias mesas de madera maciza, sillones de mimbre, todo en tonos marrones que recuperan la época a la que perteneció.
Los cafés son bastante ricos, te los sirven en tacitas blancas típicas de estos lugares. Para acompañar, la posta es un tostado, son riquísimos y los sacan bien bien calientes.
Suelen tener shows de tango y jazz en vivo que suman a la experiencia.
La única contra son los mozos, que son bastante colgados.
Si estás por Retiro, frená el paso y sentate en el Café Retiro.