Cocodrilo

The absolute WORST place in history of strip clubs.
To begin, their A/​C wasn’t functioning and it felt as if we were in a sauna. I melted within 5 minutes of being inside.
Secondly, the girls were so trashy and smelled like complete crap. They were all smoking cigarettes and blowing it as your face as if they were kisses. Oh and it’s a brothel, so you name your price on the woman and they come back with a counter offer. Not to mention, every single girl there is «working» and not «having fun» as they say.
Thirdly, their credit card machine wasn’t working so they wanted us to walk a block to get our money to pay…
By the way, if you’re looking to see a huge penis show, come by, they have «Javier» doing a strip on stage and showing off his cock to the crowd.
Drinks were extra expensive, because we were «American.»
My buddy got 2 beers and got charged $ 400(tourist price), then when I ordered them, they were $ 240(local price). That was ridiculous on its own, judging us by where we were from.
The owner was a total douche and extremely rude.
Not sure how that place is still open, but it was a complete shit hole.
Only reason I gave them a 1 star is because there isn’t a negative stars option.
Save your money and time and avoid this place if you can.

Cocodrilo es un mito, al menos la parte que yo conocí. Está catalogado históricamente como el mejor cabaret de Buenos Aires, pero la realidad dista mucho del boca en boca. Aclaro nuevamente, al menos hasta donde yo llegué, nunca interactuando con ninguna señorita.
Lo que es innegable es que para despedidas de soltero o cumpleaños, es divertido. El «salón» para fiestas en los que uno va a cenar (pizza, fea) y ver el show es mínimo. Pero mínimo en serio. Debe haber lugar para 30 personas como mucho, entre mesas distintas de fiestas o gente solterona de mala muerte que va sola a probar suerte o buscar fama (conocido lugar en las que señoritas de dudosa reputación van a buscar futbolístas o famosos).
Ahí realizan el show. El show consiste en el famoso caño de Cocodrilo adonde decenas de strippers, algunas famosas, han frotado sus partes por. La tarima es mínima. 2×1 con suerte. A veces uno se pregunta como un lugar tan chico logró tanta fama.
Pero siempre es divertido, interactúan con todos los grupos de mesas y agasajados (futuros novios, novias y cumpleañeros).
Al terminar el show se puede subir al salón superior, el «boliche». El lugar es un cuarto bastante grande todo rodeado de espejos, poca luz y caños. Adonde decenas de señoritas en ropa interior se pavonean esperando que uno les compre un trago (minimo 300 pesos) y de ahí irse acompañado. Sinceramente, bastante nefasto.
Los cumpleaños que fui, cenamos, vimos el show, subimos un segundo para conocer y nos fuimos al toque porque no era lo nuestro. Aparte que un trago te puede costar arriba de 100 pesos. Solo por el hecho de estar en compañía de las chicas.

Me parece que Cocodrilo vive más de la fama que adquirió en los últimos años que de la calidad concreta que tiene hoy. Seguramente Coco es el cabaret menos cabaret de la ciudad porque es frecuentado por mucha gente que no va a requerir los servicios de ninguna escort sino a divertirse, bailar y mirar la fauna del lugar. Van también muchas mujeres.
En el subsuelo se arman las cenas de cumpleaños o despedidas de solteros en las que sirven pizza y champán y por supuesto hay strippers (masculinos y femeninas). Ahí siempre está el legendario Omar, el dueño, que también es una de las atracciones del lugar.
Arriba es la pista para bailar, con la barra, las fotos de famosos y las chicas que bailan en el caño con poca ropa. Ahí están por supuesto las escorts y los clientes, y después estamos los «civiles». Yo fui un par de veces: a un cumpleaños y otra vez porque me invitó una amiga que es amiga de Omar.
Es divertido para sacarse la curiosidad, pero el problema está en los precios de las bebidas, que si tienen precio «cabaret». Una lata de cerveza puede estar $ 50. Realmente una locura si lo único que quiere hacer uno es bailar y beber. Y por supuesto, acá el «levante» no corre. Así no tiene mucho sentido ir a Cocodrilo, salvo que sea para una despedida de solteros o para conocer el lugar.

Siempre tuve ganas de ir a cocodrilo y el año pasado me invitaron a un cumpleaños. La movida era cena show y me estallé de risa.
Cuando llegamos nos ubicaron en una mesa larga que da a unos sillones y cada espacio tiene el nombre de algún famoso. A mi me toco el de Alejandro Fantino. Trajeron pizzas con cerveza y arrancó el show.
Eran todos cumpleaños o despedidas de soltero y el mismísimo dueño, Omar Suarez, era la voz animadora. En un escenario diminuto distintas chicas hicieron su performance en el caño. Una cosa increíble las piruetas que se mandaron en ese tablón de dos por dos. Después cada grupo recibió su momento especial. En el techo hay unos pasamanos a lo largo del local y las bailarinas van haciendo streap tease agarrándose de eso para caminar por encima de todas las mesas.
Obvio que cuando terminó nos mandamos para arriba a ver que onda el boliche que tanto le gusta al Diego. Caños por todas partes y sillones reservados, entre chicas con lencerías fantasiosas que se maquillaban o tomaban un trago esperando que se arme la noche.