Los Inmortales

Los Inmortales, su nombre combina perfecto con el sentimiento que sus sensaciones serán eternas e inolvidables para quienes las vivan.
Si bien a comparación de otras pizzerías, a las cuales los Unilocalers estamos acostumbrados, como ser aquellas que hay pizza al paso y por porciones, acá el sistema es diferente. Es mucho más «restó», este lugar es elegante, con manteles, poco ruido.
Las pizzas vienen en tres tamaños, grande, chica e individual. La variedad es para todos los gustos. Siempre me acuerdo de la muzzarella que comí una vez, el aceitito de la muzza era épico. También hay calzones, platos elaborados y un menú ejecutivo bastante interesante.
Fui al local de Recoleta, frente a una plaza rodeada de flores, una sensación maravillosa.
Cobran servicio de mesa $ 18 y trae una canasta de pan de ensueño. Debo decir, que las empanadas de carne son las más ricas que comí en un lugar de estas características!!!
Larga vida a Los Inmortales!

De las mejores pizzas que comimos en Buenos Aires. Ambiente más tranquilo que la central en Corrientes, amablemente atendidos y de forma rápida. Me pedí una pizza personal tradicional, mucha muzzarela (como toda buena pizza porteña), aceitunas frescas, tomate natural y salsa de tomate. Todo en su punto justo, excelente sabor y muy buen tamaño. Al menos a mi, me parecieron mejor que las de Güerrin.

Pesima atención, se demoraron una hora en traer los platos, avisaron que no habia cosas media hora despues de pedir. Champiñones en conserva, PESIMO

Los Inmortales me hace acordar a mi niñez.
Siempre era un programa especial el ir a comer pizza. No solo por la pizza que para mi es fascinante sino porque también significaba poder andar un poco a la noche, ver gente que salía del teatro, grandes, chicos.
Me encantaba llegar y que nos recibieran con el pan de pizza recién salido del horno. Recuerdo llenarlo de manteca mientras pensábamos que pizza comer y que tomar.
No puedo hablar del resto de la carta porque para mi lo único que se puede comer en Los Inmortales es pizza o empanadas.

Me encanta esta sucursal, a pesar de ser más chica que el resto, ya que se encuentra justo en frene de la plaza Vicente López. Comer en las mesas de la vereda durante el verano o la primavera se torna muy agradable, ya que es una zona tranquila y con bastante verde.
En cuanto a la comida, me fascinan las pizzas de este lugar. Crocantes y llenas de queso, además suelen tener promociones o combos de cervezas con pizzas o picadas, el lugar es ideal para ir con amigos a un almuerzo o cena informal. Otra opción interesante son los desayunos o meriendas, ya que tienen servicio de cafetería durante todo el día.
En cuanto al salón, es muy tradicional, los muebles son antiguos; se ve son los mismos desde que abrió la sucursal hace 10 años, el ambiente está decorado con miles de fotos blanco y negro, dándole al restaurante un aire «inmortal». Me encanta porque cada vez como en el salón me siento que estoy en otra época.
Los precios son bastante accesibles, sobre todo si vas durante semana cuando tienen más promociones. En cuanto a la atención y servicio es muy buena.
Caso no puedas visitar el local, tienen servicio delivery.

Lo más interesante de este restaurante me parece que es la decoración de las paredes: cuadros de lo representativo de la ciudad en su época de esplendor, parece un museo: desde fotos de la 9 de julio en 1940 hasta Les Luthiers en sus comienzos.
Fui dos veces: la primera pedí una milanesa napolitana y me encantó. Era muy grande, generosa con la salsa y la carne era tierna y delgada. Para mi sorpresa no fue tan caro como esperaba (el prestigio del local te sugiere algo distinto). La segunda vez pedí un plato de ravioles con salsa blanca que estaban también exquisitos. Sin embargo, este no era tan grande como la milanesa y salía algo caro. De todas formas, la calidad de la comida vale el precio, que no es tanto.
Tienen una oferta muy grande de platos y siempre está lleno, de hecho de noche es aconsejable ir antes de las 21 hs.
El ambiente es amable, se puede conversar tranquilo a pesar del leve bullicio, y la atención es muy esmerada. Es muy frecuentado por adultos, y menos por jóvenes, seguramente por la tradición que tiene: hay algunos que pareciera que cenan aquí día por medio, y es eso seguramente la clave de la calidad de la comida y el buen trato que reciben los clientes.