Moliere

Vine a almorzar a este resto que está bien. La ambientación está bien y como en la mayoría de los lugares le falta mantenimiento. Pedí para almorzar una suprema panné con papas españolas 140 $, acompañado de un agua con gas 37 $ y algo poco común es que «no cobra el valor del cubierto» y el consumo mínimo con tarjeta de crédito es de 170 $

Este bar y restaurante queda en el mismo edificio que el teatro Moliere. En la planta baja del edificio tenes el restaurante y la boleteria del teatro que están comunicados entre sí.
Con tu entrada del teatro te hacen descuento en el restaurante.
La decoración es bastante sencilla y acorde a la zona donde se encuentra ubicado.
La comida es buena aunque principalmente las comidas sencillas como milanesas, papas y otras minutas. La hacen en el momento.
No deslumbra pero no desentona.
Es un buen lugar para comer y tomar algo sencillo

the place for a relaxing hot afternoon in Recoleta or apéritif before dinner. Not many people around 4pm-​6pm but still ok atmosphere and wide selection of Argentinian beers (lager, stout, bock).

Vinimos varias veces aca y esta es la primera vez que nos atienden rapido. El lugar tiene un estilo urbano interesante, caracterizado por su patio que da a la calle, ideal para los dias que se vienen.
La comida es standard, sencilla pero ideal para acompañar una buena cerveza. Recomendamos la patagonia küné ya que no hay artesanales.
Es bueno que vengan a conocer el lugar, pero un dia tranquilo, la atencion mejora considerablemente…

Últimamente se puso muy de moda en este barrio, donde las opciones no abundan.
Para mí, es complemente estándar: sirve para salir del paso, para algo rápido y sin pretensiones.
El pedido más popular es la jarra de cerveza, la que claramente está pensada para gente no acostumbra a beber bien: la jarra hace que en poco tiempo la temperatura de la cerveza se eleve rápidamente y sea bastante intomable. Pero para una CocaCola y unas papas australianas (papas fritas con cheddar y panceta), zafa bien.
La decoración del lugar es medio depre, al igual que la atención. La música está a un buen volumen, y a pesar de que se llena no es ruidoso, así que se puede charlar tranquilamente.
Me gusta para hacer tiempo, mirando la gente pasar por la vereda, pero no comería aquí, mucho menos transformarlo en un punto de encuentro.

Le iba a poner 2 estrellas, pero llegó la cuenta y dije bueno así está bien.
Moliere está de moda entre los jóvenes de recoleta y los conurba zona norte que ahora viven en la ciudad entonces se llena, la gente espera mesa por largos ratos desde muy temprano y me cuesta bastante entender porque.
Asumo que es por su dos por uno en las jarras de cerveza y los buenos precios, pero aun así es un poco extraño. El local es normal. Ladrillo a la vista y algunos cuadros en las paredes. Una pequeña escalera lleva s un sector que es solo para cenar a partir de las 20. Ahí no te dejan sentarte si solo vas a tomar algo y no hay dos por uno.
Además, hay mesas en la vereda que son las que están buenas y las que todos quieren.
Tienen cosas para picar. Pedimos tabas y papas: POR DIOS CAMBIEN EL ACEITE. Eran bastante terroríficas, sobre todo las papas. Las pedimos clásicas, pero tienen versiones con queso, panceta y etcs.
Esa comida y dos jarras de cerveza eran 200pesos en oct 2014. Así que si, el precio es muy bueno. Lo realmente bueno es que podes ir pidiendo todas las jarras que quieras antes de las 9 (las pagas digamos) y guardarte las de regalo del 2×1 para después de las 9.
Tienen muy buena atención y buenos baños. Eso más el precio es lo único más o menos destacable. Lo demás es más que promedio así que sigo sin entender mucho la lista de espera, pero tengo amigas habitués y creo que para el verano en la ciudad el 2×1 en la vereda va a estar bien así que seguirán viendo mis check ins.

Un clásico café de Buenos Aires. Un poco elevado en sus precios para mí gusto, me acerqué a él para hacer tiempo un mediodía de semana.
En primer lugar, fue bastante incómodo que me cambiaran tres veces de ubicación. Primero porque la mesa estaba reservada, luego porque como no iba a almorzar no podía ubicarme arriba (?) y finalmente me permitieron quedarme en una mesa individual abajo, al lado de la primera mesa. Ahí noté la falta de entrenamiento de las mozas.
Una vez ubicada, pedí una lágrima y un tostado árabe. Debo decir que ambos fueron muy buenos (sobre todo el tostado), pero tardaron casi veinte minutos en traérmelos.
Sí me imagino que es un lugar interesante para ver partidos, porque tiene múltiples televisores con HD.
Finalmente, esa combinación de productos salió 80 $, un poco elevado para mi gusto, pero no muy alejado de los precios de la zona.
Conclusión: los productos son buenos, pero no lo recomiendo si uno tiene un tiempo reducido, porque puede el servicio no adecuarse a nuestros plazos.

La primera vez que comí acá, hace unos 2 o 3 años fue de casualidad.
Había pasado por la puerta, me gustó el aspecto del lugar, y me aventuré.
Hace poco tiempo volví, para comprobar que el lugar sigue igual de lindo y la comida igual de rica.
Por dentro es todo de ladrillo y tiene mesas en dos niveles, y además mesas en la parte de afuera.
Comí un lomo a la pimienta absolutamente exquisito!
Es ideal para ir comer en pareja, o con amigos, y además es de lo más lindo que hay por la zona (donde en verdad no hay tantos restaurantes!).
Sin dudas lo remiendo, y volvería.
Acá con entrada, dos platos y dos bebidas cenamos por unos $ 400.

Es un lugar muy bueno para mirar partidos de futbol ya que tienen varias pantallas grandes.
El lugar es grande y tiene un espacio muy amplio para sentarse afuera. La atención es correcta.
Probé la promo del americano y brownie. El café estaba muy rico y el brownie super delicioso!!!

Bueno para juntarse con amigos tipo after office. Riquísimas las papas con cheddar. Ir con un rato de anticipación si son grupos grandes porque suele haber demora. Buena luz y bueno para charlar.

Buen menú ejecutivo para el mediodía ($ 121 en marzo 2015). Incluye entrada, primer plato, postre y café.
De igual manera los precios son buenos por la calidad y cantidad de cada plato. Las pastas son excelentes y tienen variedad de salsas para acompañarlas.
Recomiendo reservar porque suele llenarse en horario de almuerzo laboral. Lo pueden hacer por mail, en la web oficial o por teléfono.
Tienen algunas mesas afuera, a la entrada del local. Es tranquilo y tiene 2 televisores.

Estoy haciendo tour cafetero por baires, me pedì primero el cafè moliere el cual estaba terrible, nada agradable. Doy aplausos al mozo que me vio la cara y se me acerco y ofrecio cambiarmelo por otro de mi elecciòn.
Recomendaciòn: el cafè podrìa venir acompañado con una galletita casera (no una empaquetada) serìa buen detalle.
Por otro lado pedimos la cerveza, la cual estaba muy bien de frio.
Esta vez no comimos, pero volveremos!!!

Voy eventualmente a Moliere. Es una buena opción para tomar algo y /​o comer algunas buenas minutas. El lugar tiene onda en la decoración, el ambiente en la parte de adentro es muy de la gente del barrio, mas bien grande. En la parte delantera y en la galeria hay grupos de gente mas joven y en general, se pone más alegre pasada la hora de la cena.
La comida es buena, hecha en el mometo. Los mozos dejan un poco que desear, o se pasan de ansiosos o de desganados.
Recomiendo mucho las papas australianas y las milanesas.

Lo que más me copa de este bar/​restaurant es el diseño interior. La distribución de los espacios me parece de una originalidad superior. Estudiando con ojo analítico la arquitectura descubrís la forma que teníà la antigua casa donde se hizo este local: tiraron abajo las paredes, montaron estructuras de acero para sostener el techo y todo está lleno de escaleritas y desniveles.
No puedo hablar de la comida ya que siempre he ido a tomar cerbeza con algún amigo, pero con respecto a esto tengo que decir que tienen buena atención, nada de otro mundo y le ambiente es cálido e íntimo. Tiene un espacio abierto a la calle donde sentarse un día de verano o primavera es sumamente agradable.

Desde hace tiempo me vienen recomendando Moliere pero por un motivo u otro siempre venía postergando la visita. Hasta que hace unas semanas fui con unas amigas un jueves a la noche, después de cenar, a tomar unas cervezas. La verdad es que me gustó mucho el lugar, la onda, la gente.
Se trata de un bar bastante grande, bien iluminado y con una galería en la entrada donde también hay mesitas (es la parte más linda para mí, porque estás al aire libre pero no en la vereda donde te pasa la gente caminando por al lado).
El local está muy lindo: tiene paredes de ladrillo a la vista, muchísimos cuadritos en blanco y negro y manteles cuadrillé en rojo y blanco (que dan una sensación media country). Se llena de gente de veintitantos años (grupos de amigos sobre todo, no vi muchas parejas y mucho menos familias).
La carta no es del todo completa pero tiene bastantes opciones, tanto para comer como para tomar. Los precios varían, pero son accesibles; no es nada de otro mundo. La cerveza viene en jarra y no es cara. Les recomiendo que prueben las papas fritas australianas, que vienen con queso cheddar, panceta y verdeo. Son buenísimas.
La atención quizás no fue de lo mejor. La chica que nos atendió estaba un poco desganada, pero quizás la sobrepasó la cantidad de gente. No se. Por todo lo demás, pulgar para arriba para Moliere.

Un lugar sencillo con decoración casual y divertida que abre sus puertas para almorzar, cenar y es mas concurrido para ir a tomar unos tragos después de la cena en el patio de adelante que da a la calle.
El servicio es malo, mozos con poco entrenamiento y poca voluntad para atender a los clientes. Los platos son simples y no muy abundantes. Las ensaladas dejan mucho que desear, sin embargo las pastas son buenas. Los precios no son bajos, teniendo en cuenta la calidad de la comida.
Para disfrutar el lugar hay que ir de tarde-​noche, a relajarse y tomar una cerveza bien fría con amigos en verano. A esta hora la concurrencia es animada y juvenil.