Este es uno de los tantos pasajes que tiene la Ciudad de Buenos Aires de fines del siglo XIX. Es un edificio y una galería comercial que cuenta con locales de fotocopiadora, kiosco, peluquería y barbería, espacio para envío de avisos clasificados, imprenta y óptica entre otros. En los distintos pisos hay, mayoritariamente, estudios de abogados. Todos están anunciados en una pizarra circundada por un antiguo vitreaux. El pasaje comunica la Avenida de Mayo con la calle Hipólito Yrigoyen a la altura del Cabildo. En el subsuelo hay una cafetería y despacho de comida. No mucha gente sabe que, desde el pasaje, se puede acceder a la línea de subte A, la primera de la ciudad. Una de las cosas que más me gustan son las vidrieras de los comercios con sus vidrios ovalados enmarcadas en bronce. Y algunos locales tienen bellas pinturas sobre las puertas de ingreso. Una curiosidad: en la peluquería que está sobre la Avenida de Mayo se cortaba el pelo el Cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco.