San Gennaro

Fuimos el Domingo, pasamos tipo 18hs. Nos atendieron muy bien, la comida excelente y el lugar de 10. Volvemos!!!

Pasé por San Gennaro una noche de camino a casa para comprar algo rico para cenar después de una jornada larga de trabajo.
San Gennaro está ubicado en una bonita esquina del Bajo Belgrano sobre la calle Sucre. Tiene una decoración relajada que intenta asemejar a una cantina italiana, con lo que no esperes encontrar minimalismo, a riesgo de que quizá parezca un poco desordenado (en el buen sentido tano)
Era una noche de mucho calor y el aire acondicionado dentro del local no lograba generar una buena temperatura, un factor a mejorar sin duda. La rotisería está ubicada a la derecha de la entrada, donde domina un mostrador con muchas cosas listas para llevar. Se llevan el protagonismo las tartas, ensaladas/​guarniciones y las tortas.
Me decidí por una porción de tarta de brócoli y una guarnición de una ensalada de calabazas y almendras. Ambas cosas estaba muy bien debo decirlo. El único punto que me molestó, es el precio. $ 180 por una tarta y una bandeja chica de guarnición me parece un exceso, más comparado con lugares como Oporto por ejemplo a precios más razonables.
Voy a volver a probar el restaurante una vez que la temperatura baje un poco

Solía tener la mejor burger de capital apenas abrió. Pero que pasó? La cagó! Y ya lo confirme las ultimas 3 veces que la pedi. Al principio la hacian con carne picada de primera, sabrosa y jugosa, nada de grasa. Ahora hacen un rejunte de restos de tapa de asado con bife de chorizo y no se q mas, hasta nervios tienen! Espero que recapaciten! El sandwich de bondiola sigue siendo sublime! Aflojenle con la barbacoa dulce nomás

Preferido del bajo Belgrano. Todo a las brasas con guarniciones mágicas. La hamburguesa del día siempre está muy bien, el tiramisú es glorioso y las ensaladas son sabrosas de verdad. Es de esos que de noche van muy bien y de día también, manteniendo la misma esencia.
Además los vinos a la vista tientan sí o sí, lo cual pone moño a la experiencia.
Siempre quiero volver. Eso sí: paciencia porque está completo siempre y hay que esperar un rato. Una vez sentados, fluye.

Bodegón encantador y chiquito escondido en Núñez. El lugar es pequeño pero cuidado y hermoso, tiene un patio y mesas afuera para los días lindos. El menú consiste en carnes braseadas o a la parrilla (muy ricas!) con guarnición, tartas, sopas o ensaladas. Vinimos al mediodía y se llenó de gente. Las mozas son divinas y la atención es rápida y atenta. ¿Por qué le bajo un punto? Porque nunca me preguntaron el punto de la carne y porque el plato vino con un dip que no estaba en la descripción (no tuvieron en cuenta que yo podría haber sido alérgica, cosa que soy). Sacando eso, que son pavadas, excelente.

La comida es increíble, todo lo que probé en este lugar es riquísimo: hamburguesa, milanesa, bondiola de cerdo, hasta el pan casero que te traen al principio. El vacío lo hacen a las brasas durante varias horas y es muy tierno: super recomendado. Las guarniciones son ricas, especialmente el mil hojas de papas o batatas. Hay variedad de vinos para elegir.
El lugar es muy cálido, con mesas de madera y decorado estilo bodegón pero con el toque de glamour que implica el barrio de Belgrano. También tiene un sector de almacén, donde se puede comprar comida para llevar.
Es caro pero lo vale.
Me gustaría que mejoraran el servicio y la atención.
Punto flojísimo: solo efectivo.

No todo lo que brilla es oro nos recomendó el Mosso pedir vacío braseado cocido seis horas y se suponía que eran hilos de vacío que se deshaciría al pincharlo por su cocción tan lenta. Además q vino frío y duro nada tenia de tierno y la tapa quemada las papas que acompañaba era crocante pero frías. Mi esposo pidió el cerdo era unun par de rodajas de bondiola de grasa y también frío grueso y duro. Lo unico Lindo la decoracion y la Esquinita copada
La comida un desastre ! Ahora Si pedis un sandwich de fiambre me imagino que no pueda tener fallas pero un restaurant debe destacarse por su buena cocina, una verdadera desilusión ! Pura fama nomassss, Deben mejorar mucho la cocina. La atencion buena muy amables

Un lugar perfecto para almuerzo o cena de fin de semana. La propuesta es diferente, buenisima la carta, y los acompañamientos para los platos pueden ser unas clasicas papas, o cualquiera de las ensaladas que se muestran en la heladera, una mas rica que la otra.
El ambiente es como un almacen, muy lindo.
La hamburguesa es increible, casera y con un pan espectacular
Soy del barrio y suele ser siempre una de mis opciones para ir a comer. Super recomendado

Carta pequeña pero sabrosa. Muy buena la calidad de todos los platos. La atención es correcta y la ambientación muy buena. Ideal para ir en pareja o con grupo pequeño de amigos.

Me dijeron que la hamburguesa de San Gennaro estaba muy buena y tuve que ir. Está en una esquina de Núñez, mezcla de rotisería, fiambrería, vinería y restaurant. Sí, juro que todo esto, pero la onda está buena.
Fuimos un viernes a la noche, tipo 21, y conseguimos mesa –también había lugar en unas mini barras junto a la puerta de entrada-​, pero al toque se llenó y se armó fila de espera.
Pedí, como tenía en mente, la hamburguesa del día («burger del día»…): carne vacuna, tomate y pepino con una mayonesa de ajo que me pareció lo mejor. Fui con expectativas altísimas y la verdad que estaba rica, sí, pero hay mil mejores. Y poco original la versión del día, una rodaja de tomate y unos pepinos, qué se yo, nada que no se nos ocurra en casa. Lo que estaba realmente genial era la guarnición: hinojos braseados y gratinados, una delicia.
El otro plato que pedimos fueron unas ribs con salsa barbacoa, que era más salsa de tomate que barbacoa, hm. Otra vez, las papas que venían como guarnición fueron un pulgar arriba.
El lugar tiene su ambiente especial, los precios están super bien teniendo en cuenta la zona y da para ir en pareja o con amigos –hay una mesa grande al fondo, con TV grande, que no entendí bien por qué ponerla-​. El tema es que también tiene un metegol en el patio interno (pegado al salón) y se hace ruidoso por los niños que corretean por ahí.