Este lugar amedrenta a muchos porque siempre está vacío, pero si alguna vez fuiste a buscar una pizza que pediste vas a ver que las producen como línea de montaje japonesa, es impresionante. La pizza es media masa, liviana, sabrosa, nada del otro mundo. Definitivamente no es el tipo de pisa grasosa de Av. Corrientes, tranqui con eso. Lo que realmente vale la pena de este lugar son las humitas y los tamales. Grandes y sabrosos. Pero caros, ojo. Y por más grandes que sean, con uno por persona no hacés nada.
Rosana T.
Rating des Ortes: 5 Buenos Aires, Argentina
Pasamos muchas veces por el lugar y, a pesar que se ve muy lindo, siempre lo vimos vacío. Se ve que trabajan mucho con pedidos a domicilio. El lugar es simple, pocas mesas con amplio espacio. Tientan las torres de humita en chala en la barra. Creo que entramos por eso! :) Comimos tamales y humita en chala de entrada. EXCELENTES. Grandes. Condimentados. Muy sabrosos. Teníamos hambre así que también pedimos un calzón parmesano. La masa deliciosa y con buen relleno. Las porciones son abundantes. La atención muy cordial y dedicada. La señora que nos trajo el calzón pareciera la dueña. Como una mamá que trae la comida a la mesa. No hay panera… La espera se hace larga sin algo para picotear… Volvería. Y hasta pienso que algún día paso y me llevo a casa unas humitas. Lo recomiendo!
Juan Manuel M.
Rating des Ortes: 5 Buenos Aires, Argentina
Empezó como una simple casa de pizzas y empanadas sobre la calle Julián Álvarez en el barrio de Palermo. Con un isotipo bastante reconocible y acorde a su nombre, Taragüí se destaca sobre el resto de los locales del rubro. El éxito ayudó a que se mudaran a un local más grande con opción de comer en el lugar, ya que antes era exclusivamente delivery. Tienen una oferta bastante grande de gustos de empanadas y pizza, pero sin duda su fuerte es la primera opción. Todo elaborado de la manera más artesanal. Dentro de su variedad de empanadas, la de jamón y queso gana por goleada. No es una elección muy novedosa ni creativa, pero a veces vale la pena aferrarse a los gustos más comunes, y en eso Taragüí no falla. Explota de jamón y queso y tiene un sabor increíble. El resto de los gustos son muy ricos, pero yo siempre pido lo mismo. Ahora está a la vuelta de su antiguo local, asique a los de la zona no nos afectó demasiado. El lugar para ir a comer es muy limpio y está bien puesto. Es una perfecta mezcla entre madera rústica e iluminación moderna. Aunque no voy seguido a comer allí, utilizo su delivery bastante seguido. El staff es súper amable y la demora casi ni se siente, y si un día hay más de media hora, vale la pena cada minuto de espera. Punto para Taragüí: se puede pedir online con precios actualizados. Cool.