Tolón

Es una barcito decente, el ambiente safa, no es caro pero no se destaca mucho. Bien ubicado como para encontrarse con alguien, nada del otro mundo.

Tolón está ubicado en una de las esquinas más populares de la ciudad: Santa Fe y Coronel Diaz. Unos cuantos años tuvo la idea de poner justo ahí un horrible kiosko, en vez de aprovechar esa bella intersección para explotar al máximo su bar. La cuestión es que el kiosquito de Laureano y los Krayones (crecer en los 90’s tiene sus consecuencias) voló y le encontraron una vuelta interesante poniendo una especie de salón para fumadores con mesas. El local está ambientado como el tradicional café de Buenos Aires y resulta bastante amplio.
El café no es nada del otro mundo, es rico y punto. El tostado y el jugo de naranja van muy bien, aunque todo es un toque caro. La atención es bastante irregular y depende mucho del mozo que te toque. Recuerdo todavíà la última vez que fui, ya que tardaron una bocha en atenderme, un poco más en traer el pedido y bastante para cobrar. Un embole y el negocio no estaba lleno.

Muchas veces he venido a Tolon; en sus épocas de esplendor, en época que pusieron el kiosquito en la esquina (horrible) y hoy nuevamente, que con alegría encuentro que han sacado el kiosco expandiendo nuevamente el bar.
Desde sus ventanales se pueden ver las avenidas Coronel Días y Santa Fe. La vereda con sus mesita es bien amplia. Su decoración tradicional es muy agradable. Hay música suave.
Los mozos son muy correctos y atienden muy bien.
El wifi es abierto.
Con el café nos trajeron unas galletitas con su nombre, que nos gustaron mucho.
Desde Plaza Italia hasta Coronel Días es el único café que encontramos abierto un sábado a las 0,30 Increíble!

Ante todo, lo importante: por suerte sacaron ese kiosco horrible y modernoso que estaba adelante de todo y que nada tenía que ver con este café tradicional. Ahora hay, en su lugar, un salón para fumadores.
El lugar está en una esquina muy cómoda y de fácil acceso, así que suelo usarlo como espacio de encuentro para reuniones de trabajo. Es bastante amplio, tiene lugar afuera –igual no recomiendo porque se suele llenar de palomas y hay muuucho ruido– y te atienden bastante bien y rápido.
Como café no destaca demasiado. Tiende a ser caro y, particularmente, no soy muy fan de cómo sirven el café con leche: te traen la leche aparte (te la sirve el mozo) y no es espumosa como me gusta.

Siempre muy bien atendido, el bar impecable. Inmejorable ubicación. Adentro conserva la atmósfera de café tradicional.

«Solo el Avispón Verde y yo podemos hacer esto» dijo el mozo después de hacer un arte al servir la leche en el tazón de café; arte que demostraba tanto su maestría con el jarrito de metal como los años que lleva haciéndolo. Qué tiene que ver el Avispón Verde, vaya uno a saber.
Tolón es uno de los cafés más tradicionales del barrio de Palermo, en la esquina de Coronel Díaz y Santa Fe. El kiosco que pusieron en la esquina muestra que la época de esplendor pasó, aunque el folclore se conserva: mozos de antaño, clientes tradicionales, enorme salón y sillas estilo thonet.
En un ambiente con poca luz natural y una madera lustrada oscura, el ambiente puede ponerse interesante en las mesas del fondo después de las 8 de la noche. Las paredes están decoradas con posavasos de diferentes cervezas y, para los fanáticos beatle, sobre el cajero hay una foto enmarcada y autografiada por Ringo Starr.
La atención es impecable, las mesas de afuera son muy aprovechables –atención con las palomas, pueden ponerse un poco pesadas-​, los precios son acordes a Coronel Díaz y Santa Fe y algunos clientes, dignos de un cuento de Fontanarrosa.

Bar tradicional de Palermo, medio caído en desgracia, pero sobrevive. En la entrada de la esquina se hizo un kiosco, como en el café La Paz.
Aun así adentro sigue teniendo esa decoración tradicional, con mucha madera y olor a café. Cumple todas sus funciones de café — bar excelente, picadas o tostados muy buenos. No es la especialidad pero sorprende la Copa Tolón.

Entrar a Tolón es como viajar en el tiempo. Me acuerdo de verlo desde que hace muchos años visité la zona por primera vez. Sus mozos memoriosos y ya entrados te atienden con un respeto que muestra que están en este negocio desde hace mucho.
Recientemente cerraron la parte de la esquina que da sobre avenida Santa Fe para instalar un Kiosco, una gran pérdida. Pero en la parte sobreviviente se pueden seguir saboreando tostados, cafés con leche o si el hambre es mucha, algún sándwich o hamburguesa.
A la tarde es muy común ver a la gente disfrutando una picadita con cerveza en la vereda, despertando la envidia de los que regresan al hogar después del trabajo. Este bar trabaja las 24 hs., así que si el insomnio te sorprende acá podés encontrar un lugar para esperar al sueño.