No falla, el matambre tiernizado a la pizza, milanesa napolitana, las pastas, etc. Es el clásico del barrio cuando al mediodía no temes ganas de cocinar y queres comer algo rico. Recomendable para el verano, se puede comer en la vereda y tenes una vista muy linda de la tranquilidad del barrio(aunque estés sobre besito y a una cuadra del shopping) Es relativamente caro, pero las porciones son generosas. El point es pedir delivery o pasarlo a buscar.
Lucila B.
Rating des Ortes: 3 Buenos Aires, Argentina
La realidad es que el lugar lo conocía de pasada pero nunca había entrado, pero la necesidad me llevo a conocerlo. Teniamos que hacer tiempo con unos amigos y decidimos ir a tomar algo, nos pareció genial el lugar, es muy amplio lo que hacia que no tengamos que hablar a los gritos ni mucho menos. Era tarde noche y estaba bastante vacío lo que seguramente sumo, sin embargo por las dimensiones se ve que es bastante cómodo en cuanto a distribución y además debajo de las mesas cuenta con aislación acústica. La atención bien, un mozo a la vieja usanza con cara de pocos amigos pero de esos que no anotan el pedido y lo traen a la perfección. Chusmetiamos la carta y hubo platos que nos atrajeron así que tarea pendiente ir a cenar. Por lo pronto si de cerveza con maní se trata para matar el tiempo. aprueba!
Max C.
Rating des Ortes: 3 Buenos Aires, Argentina
Concuerdo con lo comentado en otras reviews: es un restaurante«típico», con todo lo que ello conlleva. Uno puede ir por primera vez y aún quedarse con la sensación de haber pasado por ahí con anterioridad, y no por su clima ameno(que al menos las veces que fui yo no lo encontré), sino porque no hay nada que lo destaque sobre otros, excepto quizás sus precios que son algo elevados comparado a otras –mejores– opciones. Solo recomendable si se está de paso y es necesaria alguna reunión rápida, aunque aún así es muy probable que haya alternativas mejores.
Facundo S.
Rating des Ortes: 4 Buenos Aires, Argentina
Uno de los restaurantes más típicos de Devoto. Esta esquina hermosa abrió sus puertas en los 90s, época en la que presumía un Chevolet Impala amarillo huevo en su puerta. Al día de hoy se consolidó como una gran propuesta para sentarte a comer unas costillitas de cerdo a caballo para después tirarte de cabeza en la carta de postres. Ojo es bastante caro pero como comodín podés pedir a domicilio y te sale mucho más barato. La milanesa napolitana es una de las grandes gambetas del delivery. Un dato no menor de Impala: fabrican su propia marca de helado que venden ahí mismo y zafa bastante bien.